martes, 12 de marzo de 2013

Nueva especie amenaza a los fruticultores de Tabasco


El marsupial australiano se ha puesto de moda como mascota entre jóvenes de familias pudientes 

Alejandro Esquivel C. / alesquivelc@hotmail.com


Por si no fuera suficiente con las plagas de ardilla y pez diablo que tienen en serios aprietos a los sectores coprero y pesquero locales, una nueva especie amenaza al campo tabasqueño; se trata del Sugar Glider o Petauro del Azúcar, marsupial australiano que a últimas fechas se ha puesto de moda como mascota entre los jóvenes de familias acomodadas y que a la postre podría causar serios estragos en los productores de frutas locales.
Hay que recordar que, de ser una especie utilizada para limpiar acuarios y peceras, el pez diablo se convirtió en fauna invasora en ríos de Tabasco y ya comenzó a afectar la producción de diversos alimentos. Se trata de una especie que comienza a desplazar a las nativas y causar daños a la biodiversidad.
De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), las especies invasoras son de las mayores amenazas para la biodiversidad. Se trata de fauna o flora que es introducida, de manera intencional o accidental, a zonas de las cuales no son nativas, sino que son exóticas, y provocan desequilibrios ecológicos entre las poblaciones silvestres, cambios en la estructura y composición de las comunidades así como en su funcionamiento.
Y aunque apenas empiezan a ser ‘populares’ entre los muchachos, los Sugar Glider —tan prolífica como las ardillas y cuya alimentación se basa en las frutas— se vende sin control alguno y sin esterilizar, ante la ignorancia de las autoridades de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), que hasta ahora no han previsto los daños que podría causar al agro tabasqueño.
A pesar de lo que se pudiese pensar, estos simpáticos animales no son difíciles de criar, pues alcanzan la madurez sexual entre los siete meses y el año de edad, y el periodo de reproducción es la primavera y principios de verano, aunque en los hogares pueden criar a lo largo de todo el año (hasta tres camadas anuales).
La gestación, como en todos los marsupiales, es muy corta; en concreto, unos 16 días, y las hembras de petauro tienen cuatro mamas, con lo que teóricamente podrían amamantar a cuatro crías. Sin embargo, lo normal es que el número de cachorros por parto sea de dos; es decir, seis en un año.
Permanecen en el nido durante otros 30 ó 40 días, y son independientes con dos meses y medio o tres de vida.

TAN PELIGROSA COMO PEZ DIABLO
Para don Arturo Arreola, productor de papaya de Cunduacán, “la noticia es nueva; no lo sabía, pero me puse a investigar y además de que son muy prolíficos, una de las frutas preferidas de esos animalitos es la papaya. Aunque esta moda apenas está empezando, más adelante podríamos tener problemas con la producción, si la especie se sale de control, como pasa con el pez diablo, que se ha convertido en un dolor de cabeza para los pescadores”, advierte.
Para la Ecóloga Claudia Córdova, lo que sucede con el Sugar Glider es lo que ha pasado con otras especies que han sido introducidas a un ecosistema que no es el suyo, “y obvio que ello podría generar desajustes en el entorno; en principio, afectar la producción frutal en Tabasco”.
El biólogo Arturo Manasés Silván señala que como mascota, este animal se adapta muy bien al ser humano y desarrolla fuertes lazos con sus dueños. El Sugar Glider —explica— puede vivir hasta 12 años, con la alimentación, dedicación y compañía adecuadas.

PODRÍAN CAUSAR DESAJUSTE AMBIENTAL
Lo que sucede es lo de siempre: en las aduanas, con dinero, permiten pasar cargamentos de lo que sea. Otro problema es la falta de control de la Profepa en establecimientos comerciales, como las tiendas de mascotas, donde a veces existen especímenes que no deben venderse por no contar con estudios del impacto que causarían, comenta el profesionista.
Otro problema, dijo, es para el propio animalito, pues un petauro salvaje adulto (capturado en la naturaleza) nunca va a adaptarse al trato con las personas. Es un animal sacado de su medio natural, sometido a un importante estrés, separado de su grupo o familia y sin los suficientes cuidados, podría escaparse y decidir vivir nuevamente libre. Claro que hay posibilidades reales de un desajuste para el medio ambiente estatal.
Para Alberto N., empleado de una tienda de mascotas en Tabasco 2000, quien solicitó el anonimato, ninguna autoridad se preocupa por tener un control de los animales que se venden en establecimientos o en carreteras. “He sabido que inspectores de Profepa se conforman con aceptar una ‘mochada’ económica o en especie —un animal— y se hacen de la vista gorda”.
Además, señala que en lo que lleva trabajando en esa tienda, al menos 15 muchachos ‘fresa’ han acudido a comprar mascotas de ese tipo. “A quien lo pide esterilizado, se le informa que como es una nueva especie, el costo puede duplicarse ya que ese procedimiento no se hace aquí, por lo cual prefieren llevárselo aunque sepan que van a reproducirse”, comenta.

PRODUCTORES LO VEN COMO RIESGO
Para el productor de plátano Nicanor Cano, esa especie de marsupial sí podría poner a ese sector en problemas, “porque hasta ahorita parece algo inofensivo, pero no sabemos en qué momento podría salirse de control, empezar a reproducirse en la naturaleza y ‘atacar’ las plantaciones de banano”.
Además, dice, desarraigaron de su hábitat a ese marsupial y podría provocar un desastre ecológico a nivel local, como sucede actualmente con el pez diablo, especie voraz que ha provocado serios estragos entre los pescadores estatales, o la plaga de ardillas que tiene en serios aprietos a los copreros, señala el platanero.
No obstante, para nadie es un secreto que la competencia entre los jóvenes de familias acomodadas por demostrar quién posee la mascota más exótica sigue en aumento, aunque lo peor es que las consecuencias que ello podría generar en el ecosistema local aún no han sido valoradas por las autoridades nacionales o locales en la materia, ni por la población.  

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