lunes, 4 de marzo de 2013

Confeso e inmutable, homicida de Cristóbal Javier


Samuel L. Soto Giles / gi_les@hotmail.com


Iván sobresale en altura. Los dos elementos policiacos con botas y casco de campaña le llegan a la oreja. El joven que aparenta 20 años mantiene la mirada. No se inmuta. Pareciera que se toma la fotografía para el recuerdo de una fiesta. Tiene la playera suelta. Su rostro cuadrado, anguloso, lo hace ver fuerte, decidido. Sus brazos largos, corriosos, van hacia atrás. Las manos están esposadas. 
Minutos antes de la presentación de quien se ha declarado “asesino confeso”, el procurador Fernando Valenzuela Pernas —en compañía del secretario de Seguridad Pública, Audomaro Martínez Zapata— dio el informe escueto casi a las tres de la tarde del 28 de febrero:
“Gracias al trabajo de inteligencia conjunta de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), fue detenido a las 13 horas de este jueves 28 de febrero, en la calle Verde del fraccionamiento Pomoca, Nacajuca, Iván Enrique Ruiz García, quien se encuentra confeso del homicidio de Cristóbal Javier Angulo, expresidente municipal de Paraíso”, informó y se retiró.
Todo fue rápido. A la una de la tarde detienen a Iván, se declara culpable. Después de 45 minutos citan para la presentación a los medios de comunicación. Por la tarde, la oficina de prensa del gobierno estatal boletinó: Detiene PGJ al asesino de Cristóbal Javier Angulo.
El cuerpo del ex alcalde de Paraíso fue encontrado calcinado dentro de su vehículo, cerca de la laguna La Petaca, sobre un camino vecinal del poblado Miramar de Pablo L. Sidar, Centro, el pasado 16 de enero.
Al caer la tarde de ese día, los vecinos avisaron que el vehículo Accord, placas WRB-7087 de Tabasco, se estaba incendiando. En su interior se encontró el cadáver de una persona calcinada. La hebilla del cinturón y un botón de la marca del pantalón fueron los indicios para suponer que la víctima podría ser el ex alcalde de Paraíso, aficionado al beisbol.
El procurador Valenzuela Pernas dijo que el chofer reconoció a la hebilla porque acompañó a Cristóbal Javier Angulo cuando compró el cinturón.
Los médicos legistas determinaron el jueves 17 que la causa de la muerte fue por un “hematoma subdural cerebeloso” que le produjo traumatismo directo de cráneo. El cuerpo presentó huellas de un fuerte golpe en la cabeza. Luego de haber sido asesinado, lo dejaron en uno de los asientos traseros del carro y le prendieron fuego hasta consumirse.
Ese día “se embaló una muestra ósea para prepararla al examen del ADN”, con las reservas que implica la parte técnica porque desafortunadamente el alto grado de carbonización no permitió obtener tejido vivo.
La misma tarde, el cadáver fue trasladado por sus hijos Antonio Jehová, Cristian, Rafael y Gloria Estefani a Paraíso para su velorio. El viernes fue sepultado en el Panteón Central de la cabecera municipal.
A la semana siguiente, la PGJ informó que el estudio del ADN confirmó que el cadáver sí correspondía a quien en vida llevara el nombre de Cristóbal Javier Ángulo.  

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