martes, 5 de febrero de 2013

Navegante I: riqueza a Pemex, afectación a chontales


Poblaciones indígenas empiezan a sentir la contaminación de sus comunidades; exigen a la paraestatal les garantice el derecho a vivir en un ámbito sano, digno y seguro 

Alejandro Esquivel C. / alesquivelc@hotmail.com


Aunque se dice que el pozo Navegante I —considerado el mayor descubrimiento de petróleo en tierra en los últimos 10 años— traerá consigo riqueza, lo cierto es que dicho yacimiento, desde su anuncio por el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa a finales del año pasado, ha generado más problemas que beneficios.
Localizado a 20 kilómetros de Villahermosa, Tabasco, en el llamado corazón de la zona indígena chontal, esa veta de ‘oro negro’ que se extiende por toda la zona de los pueblos yokot’anes, descendientes directos de los mayas, ha empezado a amenazar a los habitantes de su espacio de influencia, por todo lo que conlleva la sucia industria petrolera, cuya actividad sismológica ha provocado daños que no han sido resarcidos.
Poblaciones eminentemente indígenas como Mazateupa, Tapotzingo, Tucta, Guaytalpa, Tecoluta, San José Pajonal, San Simón, San Marcos, San Isidro y Olcuatitán, entre otras, empiezan a sentir la contaminación de sus lugares de origen y hacen un llamado enérgico para que les garanticen el derecho a vivir en un ámbito sano, digno y seguro.
Ya empiezan los visos de inconformidades de pobladores que buscan preservar sus usos y costumbres, tradiciones y lengua, y salvaguardar su integridad y orgullo indígenas, pues la situación que apenas inicia involucra a hombres y mujeres que tienen sus orígenes mucho antes de la memoria de La Conquista.
Y es que la evaluación del potencial petrolero del pozo Navegante I —ubicado en la provincia geológica de las Cuencas del Sureste, en un campo de 87 kilómetros cuadrados— permite estimar una reserva de hasta 500 millones de barriles de petróleo crudo, por lo que Petróleos Mexicanos apuntó que su filial Pemex-Exploración y Producción (PEP) procederá a la perforación de dos localizaciones delimitadoras, lo que trae consigo, por experiencia ya vista, problemas de toda índole para las comunidades aledañas. Lo peor, su extinción.

YOKOT’ANES, EN RIESGO
En un manifiesto, habitantes de las comunidades indígenas yokot’anes de Nacajuca aseveran que se sienten amenazados, pues su grupo indígena puede desaparecer y explican que como cultura ancestral han coexistido con un medio ambiente pantanoso y de humedales sin destruirlo, caso contrario de la paraestatal, que sólo ha llevado muerte, desolación, enfermedades y pobreza.
Denunciaron la actitud irresponsable e intromisoria de Pemex en territorio Yokot’an sin el consentimiento libre, previo e informado de los pueblos y comunidades indígenas, tal como lo indican las disposiciones internacionales del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Declaración de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre los derechos de los pueblos indígenas.
Los inconformes denuncian a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas por no consultarles sobre los planes y programas de prospección, exploración, explotación y conducción de hidrocarburos que Pemex proyecta efectuar en territorio Yokot’an, como lo indica el artículo 2 de la ley de dicha comisión, así como lo señalado en el artículo 3, fracción VI, de la misma.
Dicho ordenamiento señala claramente que debe consultarse a los pueblos y comunidades indígenas cada vez que el Ejecutivo federal promueva reformas jurídicas y actos administrativos, programas de desarrollo o proyectos que impacten significativamente sus condiciones de vida y su entorno.
Y es que no se están respetando las formas de desarrollo con identidad, autonomía y respeto a su entorno social, cultural y natural, por lo que exigen un alto a las actitudes intromisorias y corruptas de Pemex, pues sólo tiende a romper la cohesión social, fragmentando en todo momento sus formas de organización social y contaminando su medio ambiente.
Asimismo, exigen respeto al medio ambiente, al Convenio 169 de la OIT y a la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, no represión, justicia social y que la titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, delegación Tabasco, Deysi Marcín Hidalgo, comparezca ante el Congreso local, los tribunales y las asambleas comunitarias por no haber cumplido su palabra ni haber respetado la ley, y se le castigue por evadir su responsabilidad.

COMENZARON LOS PERJUICIOS
Pese a que se asegura que el pozo Navegante I traerá consigo beneficios para el país, los habitantes ubicados en la franja petrolera denunciaron los perjuicios que conlleva la obra, tales como la contaminación constante, daños en las vías carreteras y enfermedades provocadas por los químicos que se extienden en el lugar. 
A poco más de dos meses de haberse dado a conocer el descubrimiento de ese yacimiento petrolero, más del 50 por ciento de los casi dos mil habitantes aledaños a la zona se muestran inconformes, porque hasta el momento lejos de recibir beneficios se han visto perjudicados. 
De acuerdo a los pobladores que conforman las alrededor de 900 familias que viven cercanas al pozo, a principios de enero pasado una plantilla de trabajadores de Pemex realizó una quema de residuos químicos, acción que provocó afectaciones pulmonares a menores de edad principalmente.
“Hicieron un desfogue de desperdicios, los quemaron y nos llegó la contaminación. Estos son daños irreversibles porque causan enfermedades, lo que origina gasto extra; no tenemos trabajo y nos vienen a perjudicar con esto”, comenta Germán Gallegos Pérez, integrante del comité conformado para ser intermediarios entre los habitantes y personal de la paraestatal.
Aunado a las repercusiones en la salud, se suman las afectaciones que han registrado en la infraestructura de sus hogares las 115 familias más cercanas al lugar, ya que desde hace dos años —cuando inició la exploración del pozo— se han registrado fracturas y daños estructurales en las paredes.
Maribel Sarabia, otra de las habitantes, denuncia que las carreteras también empiezan a presentar baches debido al tránsito diario de vehículos pesados que pertenecen a la empresa petrolera y que han provocado la destrucción de sus únicas vías de comunicación, lo cual no ha sido reparado, por lo que “más que beneficios, nos han traído problemas y afectaciones”. 
Ello, sin contar los daños irreversibles a sus cultivos y animales de crianza, por lo que también exigen a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) efectúe peritajes objetivos y digan realmente el impacto ambiental que se está provocando en la zona.

SE LLEVA MILLONES, DEJA MISERIA
Comparado con los miles de millones de dólares que anualmente ‘extrae’ del subsuelo de municipios y comunidades de Tabasco, los ‘beneficios’ que Petróleos Mexicanos (Pemex) ha dejado en la entidad son una burla y denota la voracidad de la empresa más grande de México. Pura miseria.
El interés económico se antepone siempre a los ambientales; están de por medio los compromisos de Pemex con Estados Unidos y con la parte económica de tener más recursos, lo que viene es rehabilitar todos los pozos probables con gas y con hidrocarburo.
Mientras tanto, Pemex sigue teniendo en Tabasco una veta casi interminable de hidrocarburos, sin que hasta el momento haya recibido sanción alguna por derrames, mediante los que ocasiona un impacto irreversible a la flora y fauna, así como daños a pastizales y animales de traspatio.
En cifras redondas, Pemex extrae del subsuelo tabasqueño 536 mil barriles diarios de crudo (20 millones 293 mil 296 barriles al año), a un costo de 85 dólares por barril, lo cual quiere decir que la paraestatal genera ingresos por arriba de los mil 725 millones de dólares; ello, sin contabilizar lo que explota de gas natural, donde nuestra entidad es líder al aportar más de mil 363 millones de pies cúbicos diarios.
Según datos extraoficiales, de 2006 a la fecha el estado ha recibido poco más de mil 500 millones de pesos como apoyo al desarrollo social de los 14 municipios con presencia petrolera. Es decir, ni el uno por ciento de sus ganancias.
Lo único que la paraestatal entrega actualmente son apoyos al gobierno del estado en especie, como asfalto para construcción y recarpeteo de caminos que ellos mismos destruyen con sus unidades y tubería que utilizan para puentes que principalmente son utilizados por ellos, así como algunos que otros enseres de oficina de desecho.

¿UN IMPUESTO ESTATAL A PEMEX?
El presidente del Colegio de Economistas de Tabasco, Julio César Cabrales de la Cruz, califica como viable la creación de un impuesto estatal por la extracción de hidrocarburos que sea destinado a diversos programas de limpieza y reforestación en los 14 municipios con influencia petrolera.
Esta propuesta cada día está recibiendo más adeptos entre la población tabasqueña, a grado tal de que se espera sea retomada por algún partido representado en la Cámara de Diputados, a fin de darle cauce legal y concretar lo que se considera un acto de justicia al pueblo de Tabasco.  

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