martes, 29 de enero de 2013

Punta Fina


La judicialización de la justicia 


Suena raro el título, ¿verdad? Parece pleonasmo, pero trataré de explicarme: En el pasado muy reciente, digamos los últimos 12 años, el aparato policiaco del gobierno fue utilizado para persecuciones. 

José Ureña / primercirculo@hotmail.com



Como la lista de casos es muy grande, para no aburrir al lector refiramos tres citados en su oportunidad en este espacio:
1.- En 2006 el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a gobernador de Jalisco, Arturo Zamora, llevaba una delantera impresionante de seis puntos para derrotar al panista Emilio González.
Pero semana y media antes de las elecciones, de repente la Procuraduría General de la República (PGR) intervino su notaría pública y otras propiedades suyas so pretexto de actuaciones por estar Zamora presuntamente involucrado con el crimen organizado y prestar servicios de escrituración a conocidos capos del narcotráfico.
El escándalo fue mayúsculo y el resultado mejor para el Partido Acción Nacional (PAN) y el gobierno saliente de Vicente Fox: con ese desprestigio inducido Zamora fue derrotado y ganó González.
2.- Julio de 2007.
El priista Jorge Hank Rohn había alcanzado en algunas encuestas al panista Guadalupe Osuna y ponía en riesgo la cuarta administración de Acción Nacional en Baja California.
Unas semanas antes fueron detenidos sus escoltas por agentes de la PGR acusados de crímenes y portación ilegal de armas de uso exclusivo del Ejército.
Resultado: Hank Rohn fue derrotado y Osuna es gobernador de Baja California.
Y 3.- Muy cerca de las elecciones de 2012, algunos testigos protegidos involucraron a tres ex gobernadores de Tamaulipas —Manuel Cavazos, Tomás Yarrington y Eugenio  Hernández— de relaciones cercanísimas con el crimen organizado y de servir específicamente a Los Zetas, el grupo delincuencial formado por renegados militares de élite.
La entonces procuradora Marisela Morales hizo los señalamientos públicos, declaró fundados los cargos, consignó el caso e intervino propiedades de Yarrington.
Desde el punto de vista legal Yarrington es un prófugo de la justicia.
Esta vez no hubo resultados favorables al PAN: su candidata Josefina Vázquez Mota fue derrotada en toda la línea por el priista Enrique Peña Nieto y enviada al tercer lugar, atrás del ex perredista Andrés López.

EXTRAÑO INICIO DE MURILLO
Los senadores asistentes el fin de semana pasado a la reunión plenaria del Grupo Parlamentario del PRI en el Senado de la República, cuentan la siguiente historia:
Varios de ellos quisieron tocar el tema de los perseguidos por el PAN, Felipe Calderón y Marisela Morales ante el procurador Jesús Murillo Karam.
Lejos de tomar el guante y comenzar a lanzar golpes en la sombra, Murillo Karam los contuvo en seco:
—Si quieren darme una medalla, pueden hacerlo. Soy el procurador que ha liberado más gente de la que ha consignado.
El procurador no entró en detalles y cuando se los pidieron se remitió a una frase:
—Muchos, pero sobre todo arraigados.
Con ese antecedente habló de las reformas penales necesarias, de un nuevo entramado a procesar, de revisar tanto el amparo como el arraigo a fin de no cometer injusticias…
De muchas cosas antes de sentenciar:
—Yo no voy a caer en la presentación escenográfica, histriónica, con mi labor. En lugar de presentar detenidos me dedicaré a presentar pruebas. Así dejo el expediente abierto para nuevas indagatorias, para fundamentar los cargos mejor y no caer en injusticias.
Según los asistentes al encuentro privado, Murillo no lo dijo, pero se interpretó como alusión directa al lamentable papel de la PGR y su Agencia Federal de Investigación (AFI) cuando montó aquel espectáculo donde se detuvo a la banda de Los Zodiaco y entre ellos a la secuestradora francesa Florence Cassez, cuya libertad todos conocemos.
Dicho de otra manera: esa práctica se acabó.
Algún senador le preguntó:
—¿Cómo nos puede garantizar ese cambio en la aplicación de la justicia?
Le habría contestado Murillo:
-Mire, senador: tengo 64 años, es mi último cargo público y mi única ambición debe ser hacer y terminar bien mi trabajo. Si no lo consigo, habré fracasado en mi compromiso.

SIN EXHIBIR PANISTAS
En lenguaje absolutamente informativo, el espectáculo para las galerías ya se terminó.
Nada de detener a un capo y decir:
—Hemos capturado a Fulano de Tal, jefe de la plaza de tal o cual grupo criminal en tal estado o región.
Dicen los senadores asistentes:
—El procurador nos dijo: “El presidente Enrique Peña Nieto quiere hacer un gobierno serio y nos ordenó actuar con seriedad y responsabilidad”.
Parte de esa responsabilidad es no dar por concluida la indagatoria en torno a varios militares de alto rango, entre ellos el ex subsecretario de la Defensa Nacional Tomás Ángeles Dauahare.
Es obligación legal del Ministerio Público terminar la investigación, ofrecer conclusiones y luego decir al juez:
—Tengo tales y tales elementos.
O:
—No tengo más elementos y tampoco puedo sustentar los que te di.
Pero el proceso está iniciado y se verá en qué termina.
Porque si se quiere cambiar la percepción, no se pueden abandonar los casos de repente.
Y así como no se politizará más la justicia, tampoco se judicializará la política.
Dos actividades específicas con rutas diferentes.
Me informo de esta orden presidencial justo cuando los panistas hablan de persecución y amagan con abandonar el Pacto por México porque a juicio de sus principales cuadros —Gustavo Madero, Ernesto Cordero, Luisa María Calderón, Roberto Gil— se trata de desprestigiar al PAN y a quienes tuvieron altas responsabilidades en las dos administraciones pasadas.
Ese sería el fin real, político, del escándalo surgido en el caso de los permisos para casinos.
Pero el conflicto se destapó por ellos mismos, acusaciones entre ellos, con fraudes entre ellos o líos amorosos de los grandes empresarios del juego y las apuestas.
Aquí cabe la frase del secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong:
—La investigación sigue y prometimos dar a conocer cómo están esos negocios. Si hay algo qué castigar, perseguir o señalar siquiera, ya veremos.
Pero se trata de evitar la ruta de la confrontación y del escándalo.  

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