martes, 29 de enero de 2013

DESCARTES


* Sobre el muerto, las coronas 

* Que culpables no evadan cárcel



Transcurridos los primeros 30 días del gobierno que encabeza Arturo Núñez Jiménez, plazo establecido por la norma para concluir el proceso de entrega-recepción, es de esperarse que ya se cuente con suficientes elementos para proceder legal y administrativamente contra los ex servidores públicos que hayan participado en el desfalco al erario de los tabasqueños.


Ernesto Sanabria A. / netosanabria@hotmail.com



Fue el propio gobernador quien aseguró el pasado 19 que hasta esa fecha ya había encontrado “huellas del saqueo” que sufrió el estado en el anterior régimen. Inclusive señaló que tenía elementos para construir los casos que sustentarían las demandas.
Por si hubiese alguna duda en el sentido de que las innumerables acusaciones de corrupción contra ex funcionarios no fuesen más que producto del imaginario colectivo, Núñez Jiménez certificó que “hay elementos (para entablar demandas), lo grave sería que no los hubiese no obstante que todo Tabasco sabe que ha habido un saqueo; a veces (este tema) se reduce en la conversación cotidiana al dicho de la gente de que se les acusa de pillos, no de tontos, y que no dejaron huella. Éstos sí dejaron huella y vamos a proceder”.
Días antes, en su toma de protesta, el titular del Ejecutivo fue enfático en señalar que la ley lo obliga a sancionar a quien haya vulnerado el Estado de Derecho en perjuicio del pueblo de Tabasco y por tanto no encubrirá a nadie haciéndose cómplice “de quien haya hecho privados en su beneficio los recursos públicos de los tabasqueños”.
Y como no hay fecha que no se cumpla, ni plazo que no se venza, bajo tal lógica los ciudadanos esperan que a partir de esta semana comiencen a ser pescados los “peces gordos” del régimen granierista e inclusive el propio Químico, en caso de comprobarse que fue el “Padrino” de la mafia de cuello blanco que perpetró el robo más descarado al patrimonio estatal.
Si bien es cierto que el Poder Ejecutivo cuenta legalmente con otros treinta días naturales para tramitar a través de la Contraloría las querellas correspondientes contra los ex servidores públicos que le hincaron el diente al presupuesto, el pueblo ya no quiere prolongar la espera. Necesita, pide, exige acciones que respalden las palabras vertidas por la autoridad.
¿Tendremos los tabasqueños la dicha de solazarnos con la imagen de uno que otro ex secretario esposado cual vulgar delincuente? ¿Serán ciertas las promesas de que no disfrutarán sus rentas mal habidas? Inevitable la pregunta que todo Tabasco se hace: ¿Será llamado a cuentas el ex gobernador Andrés Rafael Granier Melo, cuyo delito menor habría sido “agarrarle la pata a la vaca”?

MÉTODO
Las anteriores interrogantes liberan como cascadas muchas más, pero predomina una en particular que encierra el temor de los ciudadanos a ser engañados otra vez: Los pillos granieristas que sean privados de su libertad ¿cumplirán condenas tan largas como su corrupción o serán liberados luego de un tiempo relativamente corto?
Su escepticismo se basa en amargas experiencias del pasado, recuérdense por ejemplo los casos de los ex alcaldes  Saúl Jiménez Méndez (Jonuta), Antonio Román Álvarez (Tacotalpa) y Antonio Priego Jiménez (Jalapa), por citar tres de muchos más, quienes tras permanecer poco tiempo en la cárcel recuperaron su libertad; y recientemente en el contexto nacional con la liberación de la enfermera francesa Florence Cassez, pese a ser identificada plenamente por sus víctimas como integrante de la banda de secuestradores Los Zodiaco.
O casos emblemáticos como los de los ex presidentes municipales Lourdes Bolívar Gorra (Emiliano Zapata), Rodolfo Sánchez de la Cruz (Cárdenas), José Luis Varela Álvarez (Centla) y Julio César Pérez Oropeza (Macuspana), en que les reprobaron sus cuentas públicas y evadieron la cárcel huyendo o devolviendo parte de lo robado.

DISCURSO
El circo mediático que se ha montado en torno a este tema ha despertado a las masas y éstas piden sangre para saciar su sed de justicia.
Y como buen político, Arturo Núñez sabe que ‘vox populi’ es ‘vox dei’.  

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