¿Cirugía mayor? ¿Cómo?
Es posible que en el PRI ya hayan dimensionado la magnitud del daño que les representó haber perdido su hegemonía en Tabasco. El primer saldo fue que su clase política fue echada de la nómina gubernamental. Pero lo que todavía no se ha cuantificado es el perjuicio causado a la entidad por el régimen encabezado por el último priista que vivió en la Quinta Grijalva: Andrés Granier Melo, a quien no sólo se acusa del desorden administrativo y mal gobierno, sino de un saqueo indiscriminado de las arcas estatales.
Fernando Hernández Gómez / fdohernandezg@hotmail.com
“Todavía no tenemos idea de la magnitud del daño causado con nuestra complacencia, con nuestro silencio, con nuestra indiferencia”, expresó el lunes 7 de enero Gustavo Rosario Torres, quien hace justamente seis años acompañó a Granier Melo en el inicio de su gestión, ocupando la titularidad de la Procuraduría General de Justicia estatal, cargo en el que permanecería tan sólo año y medio. Hacia el fin del funesto sexenio, este hábil político se pasó al bando contrario y ahora se cuenta entre los allegados al gobernador Arturo Núñez Jiménez.
Al rendir protesta como nuevo titular del Ejecutivo de Tabasco, Núñez Jiménez se aventuró a estimar que el boquete financiero heredado de Granier alcanzaba 10 mil 135 millones 200 mil pesos, sin considerar 850 millones más que la CFE reporta como adeudos relacionados con el denominado Acuerdo compensatorio por Tabasco.
A medida que el nuevo mandatario tabasqueño de filiación perredista saca sus cuentas de la situación financiera, crecen sus dudas acerca de los pasivos que le dejó el último régimen priista.
“El problema financiero que afronta Tabasco es por mucho más grave de lo que la anterior administración informó oficialmente”, declaró Núñez doce días después de su asunción. Tan grave están las cosas —admitió—, que la Federación tuvo que adelantar recursos al estado con cargo a sus participaciones fiscales para garantizar la prestación de servicios básicos a la población y el pago de salarios a los trabajadores de gobierno.
Sin dinero en caja ni en bancos, Núñez todavía no se atreve a adelantar cifras del tamaño del endeudamiento ni del desastre financiero que habrá de afrontar, de entrada, con 14.4 por ciento de las participaciones fiscales que el estado recibe de la Federación.
“Como lo sospechábamos: la deuda es mucho mayor de lo que se nos dijo oficialmente. No quiero adelantar cifras hasta que hayamos concluido la revisión completa y sepamos el tamaño del problema financiero, pero es mucho más que 10 mil millones de pesos”, expuso el gobernador al asistir a la asamblea de la agrupación ‘José María Pino Suárez’, que él fundó.
Se habla de ajustes al presupuesto estatal aprobado a fines del año anterior, de recorte de la plantilla laboral, de un programa de austeridad que aún no se da a conocer; empero, todavía no se sabe bien cuáles serán las medidas o el plan de acción para hacer frente a esta crisis financiera.
Todo se resume —por ahora— en buenas intenciones, como las que expresó el fin de semana el mandatario, cuando señaló: “Tabasco los necesita a todos. La cirugía mayor que necesita la entidad no es obra de un solo hombre, sino de un equipo de cirujanos muy grande, donde cada quien debe hacer su parte para que el estado salga adelante”.
Tampoco Rosario Torres, quien hasta ahora no figura en el equipo de colaboradores de Núñez, mencionó el lunes 7, en su colaboración del programa radiofónico Telerreportaje, de lo que habrá de hacerse para salir del bache. Únicamente habló del costo. “Las consecuencias de los excesos se tendrán que pagar con mucho sudor y restricciones”, auguró. Empero, afirmó, “Tabasco no se va acabar por mucho que se haya dañado su economía, se hayan quebrantado las finanzas de sus gobiernos o los valores de su sociedad”.
“UN SIMPLE CRAYÓN”
Acostumbrada a los agasajos que gratuitamente se le brindan con cargo al erario, la comunidad tabasqueña en el Distrito Federal acudió a la fiesta de despedida que se le organizó a Andrés Granier.
Antes que concluyera su gestión como gobernador, la representación del gobierno estatal en la capital del país invitó a un desayuno en la Casa de Cultura de Tabasco ubicada en Berlín 33, de la colonia Juárez de la Ciudad de México.
A Granier Melo se le vio muy feliz a escasos días que feneciera su aciago mandato, despreocupado por la parálisis que en ese momento envolvía a la capital tabasqueña, sitiada por burócratas, transportistas y hasta empresarios que reclamaban de su gobierno pago de salarios, prestaciones y facturas sin saldar.
Andrés Granier, gobernador aún, estaba muy entusiasmado por las muestras de afecto de sus paisanos radicados en el DF, y con risas festejaba, sin rubor alguno, los comentarios chuscos que escuchaba.
o había transcurrido una semana de aquel ágape, cuando en su tierra sus correligionarios ya estaban exigiendo al PRI que expulse de sus filas a Andrés Granier, ya ex gobernador. Quien lo hizo fue el secretario adjunto a la presidencia del CDE priista, Pedro Gutiérrez, al asegurar que el tricolor no será ‘tapadera’ de nadie y que si tienen que ir a la cárcel los ex funcionarios responsables de abusos y excesos, que se aplique la ley.
Este escenario de linchamiento a Granier era previsible. Me lo recordó hace poco el maestro Jenner de la Fuente Sánchez, cuando me dijo que el pueblo de Tabasco “entendió que para corregir el rumbo de nuestro estado sólo se necesitaba un simple crayón. A la distancia de aquel 1° de julio que va a ser inolvidable para todos los tabasqueños, han salido a relucir las verdaderas maniobras que el poder de un gobernante inútil, sin ética ni moral, sólo sirvió para hundir en la desgracia a nuestro estado”.
En el otrora partidazo se busca que la factura de la mal gestión granierista se la endosen los electores al tricolor. “El PRI no debe asumir consecuencias del indebido ejercicio de gobierno. Es responsabilidad de quienes postuló. Estatutos lo establecen”, apuntó el 4 de enero —en su cuenta de Twitter— el presidente de la Comisión Estatal de Procesos Internos del tricolor, Humberto Villegas Zapata.
LE COMIERON EL MANDADO
El lunes 14 estuvo en Tabasco, en su primera visita oficial como Presidente de México, Enrique Peña Nieto.
Tres días antes de la gira por estas tierras de quien fue su principal rival en la contienda electoral del 1 de julio —el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador—, el mexiquense no sólo vino a la presentación de un plan federal contra emergencias hidráulicas, sino a refrendar las relaciones cordiales que mantiene con el primer gobernador perredista de la entidad.
Y Núñez Jiménez festejó que apenas dos semanas después que rindió protesta como mandatario estatal, el priista que gobierna este país haya venido al estado a revalidar sus compromisos con los tabasqueños.
Aunque tal vez ello no agrade al principal impulsor de su candidatura al gobierno estatal, el ahora presidente del Consejo Nacional del Movimiento de Regeneración Nacional, quien ya le anda poniendo cascabeles al gobierno peñista.
En su reciente gira por la península yucateca, López Obrador demandó que se aplique un plan de austeridad en el gobierno federal.
El jueves 17 continuará su recorrido por el sureste, arrancando una nueva gira en Ciudad del Carmen, Campeche, de donde se trasladará a Paraíso. Y en Tabasco permanecerá hasta el sábado 19, pues también habrá de visitar su natal Macuspana, Comalcalco y Cárdenas.
“O ME QUIEREN O ME ODIAN”
El viernes 11, el comunicador Emmanuel Sibilla Oropesa le hizo una amplia entrevista a quien heredó en la cabina de XEVA los micrófonos que los hermanos Sibilla dejaron cuando emigraron con sus programas a la radiodifusora XEVT: Dolores Gutiérrez Zurita.
La conversación no fue para hablar de su trayectoria como comunicadora, que dejó hace una década para iniciar carrera política en el PRD como diputada federal, sino de su nueva faceta como vocera del gobierno estatal.
Lolita Gutiérrez admitió: “Tengo un carácter muy fuerte de negar. Dulce no soy; para nada”.
—¿Una mujer de carácter? —se le inquirió.
“Sí. Sí, soy de carácter; bastante fuerte. O me quieren o me odian, dicen por ahí, no sé”, contestó.
Y de su relación con el gobernador Núñez, quien lo sustituyó en el Senado, expresó:
“A veces probablemente no le guste a él lo que yo le digo; probablemente a mí no me gusten a veces las decisiones que él tome. Pero siempre nos hemos conducido con mucho respeto, primero como amigos, y segundo, ya como jefe él y yo como su colaboradora. Pero si trato siempre de expresar mi opinión sobre algunos temas que se han dado; me ha escuchado, siempre lo he escuchado y hasta el momento hemos llegado a acuerdos y hemos coincidido en la visión del estado de Tabasco. En el momento en que eso ya no ocurra, pues por lo menos yo tendré que tomar una decisión, porque a él lo eligieron para seis años”.
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