martes, 4 de diciembre de 2012

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Un cacahuate 



Como si fuese un asunto menor o si le importaran un cacahuate los tabasqueños, el gobierno estatal procedió a la contratación del mayor endeudamiento de la historia de la entidad sin informar a la opinión pública de forma oportuna y detallada de la acción realizada; vamos, ni el Congreso local fue enterado.


Fernando Hernández Gómez / fdohernandezg@hotmail.com



El penúltimo día de noviembre, cuando todo mundo andaba poseído por la expectación de cómo integraría su gabinete el nuevo Presidente de México, Enrique Peña Nieto, el gobernador Andrés Granier Melo vio oportunidad de soltarle a los medios que ya estaba contratado el empréstito por cuatro mil 130 millones de pesos.
“Sí, ya está contratado”, le dijo al osado reportero que se atrevió a abordarlo; sin embargo, éste no consiguió más datos, pues el todavía mandatario estatal no precisó si fueron una o más las líneas de créditos contratadas; ni quiso decir con qué banca se contrajo la nueva deuda; tampoco habló de las tasas de interés.
La respuesta no hace más que confirmar el manejo patrimonialista que del dinero del pueblo y de la información que debe ser pública, se ha hecho desde el inicio del régimen de Granier Melo.
Se calla, se oculta, se informa a cuentagotas, porque se tiene la idea que el gobierno y sus recursos presupuestales son propiedad personal de quien detenta la titularidad del Ejecutivo.
El voto popular del 1 de julio reivindicó la potestad de Tabasco y su destino como un bien colectivo; sin embargo, el gobernador y su círculo cercano se han empeñado en tratar de hacer y deshacer hasta el último instante de su gestión.
Dio pena escuchar a la presidenta de la Junta de Coordinación Política del Congreso local, Marcela de Jesús González —unas cuantas horas antes que el gobernador confirmara que el empréstito ya se había consumado–, decir que el Ejecutivo “tiene hasta 90 días para podernos informar”, y agregaba que “nosotros no tenemos todavía información de con qué banco o a qué tasa”.
En cambio, la diputada panista Solange María Soler ha mostrado, en el poco tiempo que tiene de legisladora (está supliendo a Juan Francisco Cáceres), tener muchas más tablas y arrojo que la jefa de la bancada tricolor.
Al enterarse que el crédito ya fue autorizado por la institución bancaria seleccionada —se menciona Grupo Interacciones—, Solange Soler demandó con carácter de urgente que el secretario de Finanzas, José Sáiz Pineda, acuda al Congreso local a informar de lo hecho.
Y acusó que la fracción priista, al autorizar la contratación del endeudamiento, extendió un cheque en blanco a Sáiz, porque “no se estableció ningún tope de tasa de interés, ni una condición mínima que nos garantice a los tabasqueños que el empréstito o los empréstitos que se contraten, se van a hacer con las mejores condiciones del mercado”.
Con un Poder Legislativo sometido y despreciado, los tabasqueños seguirán valiendo cacahuate para los hombres del poder, que se creen –aún– dueños absolutos de este terruño al que han mal gobernado y saqueado.

CON LOS PELOS EN LA MANO
Luego que el gobernador electo le había reprochado públicamente que trataba de darle ‘atole con el dedo’ en el tema de los pasivos del gobierno estatal, el aún mandatario replicó que no entraría ‘en dimes y diretes’, y hasta se atrevió a exigir respeto, pues “yo respeto absolutamente al licenciado Arturo Núñez y a su equipo de trabajo”.
En su contra-réplica, Núñez sostuvo: “Lo que hice es una declaración sobre los hechos que me constan, sobre la información que he recibido. Yo no entro tampoco en ‘dimes y diretes’. Yo cuando declaro es porque tengo los pelos en la mano para poder hacerlo”.
Y le reviró a Granier: “Yo creo que el pueblo de Tabasco merece respeto y que todos los tabasqueños merecemos respeto; merecemos recibir la información más transparente de algo que tiene que ser escrupulosamente transparente, como es el manejo de las finanzas públicas”. Ya no hubo recontra-réplica.
Por si había el beneficio de la duda en el trato previo a la transmisión del mando estatal, éste se acabó. Ahora el gobernador electo no les cree. Y se los esputa: “Una vez que nos hagamos cargo de las funciones, podremos verificar que lo que hayamos recibido corresponde plenamente a lo que es”.
Tan se reventó ese delgado hilo que sostenía lo que se consideraba una transición tersa, que Núñez ya no ve caso volver a reunirse con el gobernador saliente. La prueba es que la semana anterior le canceló una cita concertada.

“OPACO IGUAL A ILEGÍTIMO”
Ese día que se publicó que el crédito ya se había contratado (29 de noviembre), un integrante de la dirigencia estatal del aún partido en el poder, el PRI, Mario Llergo Latorniere, abordó —en su colaboración en la sección Por la Libre, del programa radiofónico Telerreportaje— el tema de la transparencia que, admitió, “es incómodo” para los gobiernos de todo el mundo, que preferirían trabajar sin la mirada molesta de los ciudadanos.
El secretario de Organización del CDE priista —que fue uno de los principales operadores en la infructuosa campaña por la gubernatura de Jesús Alí de la Torre—, planteó que conocer los manejos financieros y económicos de sus gobernantes es un derecho permanente de los ciudadanos, “pues los actos guardados muchas veces son la razón del enriquecimiento ilícito”.
“Si antes la legitimidad gubernamental la daba casi única y exclusivamente el voto, hoy se requiere, además de ganar en las urnas, mantener las puertas y ventanas gubernamentales abiertas, a fin que los ciudadanos puedan escudriñar el quehacer de los servidores públicos para mantener la confianza”, planteó Llergo.
Y sentenció: “un gobierno opaco deviene en ilegítimo, por más votos que hayan obtenido en las urnas”.
Aunque no puso nombre y apellidos, era entendible quién era el destinatario de su alocución, pues habló de que la alternancia política en Tabasco se daba “en medio de una efervescencia política que ha generado controversias y fricciones en materia de transparencia y rendición de cuentas”.

“LA NADA HONROSA DISTINCIÓN”
Un día después —en Por la Libre—, otro connotado priista, Guillermo Narváez Osorio, le haría un severo reproche al gobernador y al partido del emanó. Seis años después de aquella holgada victoria sobre el PRD, le recordó, “hoy la situación política, social y económica del estado es totalmente distinta”, pues hay “una administración priista cuestionada a la cual el ciudadano le retiró el bono de confianza y popularidad que le había otorgado” en las urnas.
“El gobernador Granier tendrá el 1° de enero la nada honrosa distinción de entregar la gubernatura, por vez primera en la historia del estado, a un gobernador que no pertenece a su partido”, enjuició Narváez Osorio.
El ex presidente del Poder Judicial estatal advirtió que se percibe en estos días un ambiente de “gran tensión política” derivado de una serie de iniciativas enviadas por el Ejecutivo al Legislativo, “sin tomar en cuenta al gobernador electo, como marca la cortesía y urbanidad política”. Pero la gota que derramó el vaso —remató— “fue la solicitud y aprobación del endeudamiento por cantidades que a todos escandalizó”.
No cabe duda que, como bien apunta Narváez, “a esta novela aún le quedan algunos capítulos por escribir”. ¿Viene lo mejor o lo peor?  

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