martes, 4 de diciembre de 2012

El objetivo: que Schlumberger no tenga conflictos


Pemex ya pronosticaba el problema que presenta el lugar; señalaba entre los riesgos asociados al proyecto, “los sociales y/o políticos (afectaciones y bloqueos de pozos)”, y también ambientales 


Roberto Barboza Sosa / rbarbozasosa@hotmail.com



El 19 de octubre de 2011, cuando inició esta historia, la empresa Administradora en Proyectos de Campos (APC) decidió hacerse a un lado y no enviar a su representante a firmar el Contrato Integral para Exploración y Producción de campos maduros con Petróleos Mexicanos para el área Carrizo, ni depositó la fianza necesaria, por lo que fue sustituida por Dowell Schlumberger de México SA.
Desde entonces, ese negocio perjudicará a Pemex económicamente, ya que de 5.03 dólares por barril, con que ganó la licitación la mexicana APC, tendría que considerar casi el doble, 9.40 dólares por barril, tarifa propuesta por la compañía transnacional petrolera.
En el campo Carrizo, con 13 kilómetros cuadrados, fueron perforados 43 pozos actualmente sin producción y fuera de operación. Se tienen 43 pozos perforados, de los cuales 30 están cerrados y 13 taponados.
Según el diagnóstico presentado por el propio Pemex, el área tiene una superficie delimitada de 13.10 kilómetros cuadrados, formado por siete paquetes de arenas de aceite negro con una profundidad promedio que varía entre 500 a dos mil metros, y se caracteriza por tener aceite pesado de 18 a 22°API y aceite extra pesado de 7 a 12°API.
Las formaciones productoras fueron descubiertas con el pozo Carrizo en 1962, perforado a una profundidad total de mil 780 metros. Se probaron varias arenas de la sección cortada, algunas de ellas con aceite extra pesado. El pozo fue terminado en el intervalo 1,464 - 1,477 metros, y se obtuvo una producción inicial de 213 barriles de petróleo diario (bpd) de aceite, de 27 grados API.
Entre 1965 y 1977, se perforaron 43 pozos con objetivo en los paquetes arenosos más profundos, por debajo de mil metros, los cuales fueron fluyentes en intervalos de la secuencia sedimentaria del Plioceno (arenas 8 a 18), aunque en algunos pozos, en la secuencia superior (arenas 1 a 6) del Plioceno (Neógeno), se observó la presencia de aceite extra pesado, que no se explotó.
La producción de hidrocarburos se encuentra en arenas de edad Terciario y Plio-Pleistoceno. Las reservas existentes son de aceite pesado y extra pesado. Actualmente, la producción obtenida es de aceite pesado, pero hay varias arenas con impregnación de aceite extra pesado, aún no probadas, con potencial comercial.
En la columna geológica terciaria del área Carrizo se determinaron siete horizontes de lutita y siete paquetes arenosos. Las arenas 1, 4 y 6 almacenan aceite pesado y las arenas 8, 12, 16 y 18, aceite fluyente. De las arenas 1 a la 16, la edad es Plio-Pleistoceno. La arena 18 es Plioceno medio.

EL ENTORNO
 Entre las condiciones socio-ambientales del área donde se localiza el campo Carrizo, hay un ambiente alterado debido a la sustitución de la vegetación original por actividades productivas, llevadas a cabo durante los últimos años. Predomina vegetación secundaria de pastizales y cultivos agrícolas para autoconsumo.
La actividad productiva predominante en la zona es de tipo industrial-pecuario, razón por la cual el suelo presenta, en forma generalizada, cierto grado de degradación físico-biótica, con pocas comunidades representativas de la flora y fauna nativas, debido principalmente al desplazamiento y destrucción del hábitat natural por diversas actividades del hombre.
“El estricto cumplimiento de las recomendaciones, tales como: medidas de mitigación, apego a la legislación vigente, medidas de seguridad, protección y conservación del medio ambiente, programas de mantenimiento, política de cero descargas y aplicación de programas de desarrollo sustentable hacia las comunidades, mediante una gestión anticipada y negociación justa y satisfactoria, garantizará la ejecución de las actividades operativas programadas, reduciendo así los riesgos de conflictos socio-políticos, haciendo factible el desarrollo del proyecto”.

YA SE VEÍA VENIR EL CONFLICTO
Por otra parte, la reactivación del campo Carrizo tendrá un impacto socioeconómico positivo, ya que la economía local se beneficiará debido a la contratación de servicios y de personal no calificado.
No obstante, Pemex ya pronosticaba el problema que presenta el lugar, pues señalaba que entre los riesgos asociados al proyecto, “podemos mencionar los sociales y/o políticos (afectaciones y bloqueos de pozos)”, y también ambientales, pues “el avance de los contactos agua-aceite (impactan en las localizaciones a perforar, al modificar las profundidades totales programadas, teniendo que reubicar o incluso cancelar algunas futuras localizaciones)”.

HISTORIAL DE PRODUCCIÓN
La producción del campo Carrizo se divide en cuatro periodos, diferenciados por la perforación y ejecución de reparaciones mayores a los pozos. De 1962 a 1965, se perforaron 23 pozos, de los cuales se incorporaron a producción sólo 12, para acumular una producción de aceite de 5.17 mil millones de barriles.
Este periodo continuó hasta 1969, con una fuerte declinación en la producción de aceite, por un alto incremento de la producción de agua y el flujo fraccional, que llegó a ser del 45%, en algunos meses. Este flujo se redujo a medida que se cerraban los pozos. La máxima producción en este periodo fue de mil 550 barriles de petróleo diario de aceite y 0.75 mil millones de pies cúbicos diarios de gas.
En un segundo periodo, se perforaron siete pozos y se cambió de intervalo para la mayoría. Por esta razón, a partir de 1971, la curva de aceite comenzó a incrementarse, así como la de los pozos activos.
En este periodo se alcanzó una producción máxima de 2,200 barriles de petróleo diario (bpd) de aceite y 2.75 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd) de gas. La producción de agua y el flujo fraccional se incrementaron de forma normal y alcanzaron niveles semejantes a los del periodo uno, cerca del 30 por ciento.
La producción de aceite comenzó una declinación acelerada a partir de 1973 hasta el final del periodo, mediados de 1976. En este lapso, la producción bajó de 2,000 bpd a 270 bpd, y el número de pozos activos bajó de 14 a cuatro.
En un tercer periodo, o de transición, las producciones de fluidos presentaron una tendencia errática. La de aceite declinó en forma gradual hasta 1982, momento en que se realizó un programa acelerado de reactivación de pozos y reparaciones, por lo que se llegó a tener 14 pozos activos. La producción alcanzó un máximo de 940 bpd de aceite y una menor producción de agua y gas. La producción entre 1988 y 1989 fue fluctuante, ya que se realizaron trabajos en los pozos.
En el cuarto periodo, en el campo Carrizo el promedio de pozos activos fue de 13. En general, se mostró una tendencia de mantenimiento de producción de aceite y una declinación creciente de la producción de agua, llegando a niveles de 63 por ciento de flujo fraccional. La producción máxima del periodo fue cercana a los 1,200 bpd de aceite, la cual comenzó a declinar drásticamente a mediados de 1997 por la entrada de agua, lo que ocasionó que se cerraran la mayoría de pozos.

EL CAMPO SE CERRÓ HACE 13 AÑOS
“El campo fue cerrado oficialmente en diciembre del 1999, y por último, durante los años 2000 y 2001 se realizaron pruebas tecnológicas en ocho pozos con el objetivo de reactivar el campo, por lo que durante poco tiempo en un lapso muy corto, los pozos fueron cerrados por falta de recursos presupuestales”, cita el estudio técnico correspondiente.
La infraestructura utilizada para incorporar la producción de aceite y gas proveniente del campo Carrizo consiste de cuatro cabezales foráneos, 30 líneas de descarga, una red de bombeo neumático y una batería de separación denominada batería Carrizo.
La producción de aceite recolectada en los tanques de almacenamiento era bombeada a un oleoducto de ocho pulgadas por 13 kilómetros hacia la batería Samaria II y el gas era comprimido a la succión de la unidad de recuperación de vapores de compresoras Samaria II, o bien venteado (quemado) a 100 metros de la batería.
“Actualmente, las instalaciones están fuera de operación y el campo se encuentra cerrado, por lo que no se tiene establecido un programa de mantenimiento”, explica Pemex.
Entre las observaciones que realiza la propia paraestatal, destaca que “no se ha realizado mantenimientos a los ductos e instalaciones del campo Carrizo”, y advertía que “se requiere antes de su reactivación para preservar a los asentamientos humanos existentes como al medio ambiente”.
El mantenimiento de los sistemas y equipos del campo consistió en la restauración y sustitución de partes a intervalos predeterminados mediante programas de mantenimiento predictivo en períodos cíclicos.
También se realizó mantenimiento correctivo a los equipos y elementos de los sistemas por fallas eventuales, que consistieron básicamente en el reacondicionamiento o sustitución de partes.
“Del año 2000 a la fecha, los equipos y sistemas se encuentran fuera de operación, por lo que desde entonces no se ha dado mantenimiento y se han desmantelado los sistemas y partes de sus equipos”.

HAY POTENCIAL PARA EXPLOTAR
En cuanto al potencial del área y sus reservas de hidrocarburos y producción acumulada, Pemex señala que el volumen original de aceite del campo Carrizo es de 308 millones de barriles (mmb). Las reserva remanente certificada 3P, al 1 de enero del 2010, era de de 49.80 mmb de aceite, y 5.80 miles de millones de pies cúbicos (mmmpc) de gas. La producción acumulada a esa misma fecha es de 14.86 mmb de aceite y 9.60 mmmpc de gas.
“Por las características de las arenas que tienen aceite extra pesado, aún no explotado, y las reservas remanentes, existe una gran área de oportunidad con potencial de desarrollo importante”, abunda.  

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