martes, 27 de noviembre de 2012

Post-it


Dimes y diretes



Con el peor escenario jamás imaginado —un estado endrogado a más no poder, un aparato burocrático que no fue adelgazado lo suficiente, la infraestructura y equipos de las áreas de la administración pública parados, en mal estado o de plano convertidos en chatarra, las principales actividades productivas en crisis, y sin margen de maniobra para determinar nuevas prioridades en el presupuesto 2013—, Arturo Núñez Jiménez se prepara para asumir el poder como el primer gobernante surgido de filas de filas opositoras.


Fernando Hernández Gómez / fdohernandezg@hotmail.com



En los días posteriores a su victoria electoral del 1 de julio, Núñez Jiménez ha venido comprobado que el hartazgo que los ciudadanos tabasqueños expresaron en las urnas por 83 años de malos gobiernos —sobre todo el último—, se quedó corto ante la realidad de un Tabasco en bancarrota, saqueado y caótico que heredará de quien hace precisamente seis años llegó al poder con tantas o más expectativas que las generadas ahora por la alternancia del partido en el poder: Andrés Rafael Granier Melo.
El desastre financiero que recibirá del último de los gobernadores priistas tiene prácticamente en jaque al próximo mandatario. El problema lo tiene bien dimensionado. Arturo Núñez lo resume en tres puntos:
“Uno, tenemos 100 por ciento del presupuesto comprometido; no hay margen para que el nuevo gobierno introduzca un peso, según lo que va a presentar al Congreso del Estado; dos, está endeudado el estado en números redondos, si incluimos y damos por bueno el adeudo con la CFE, en algo así como 10 mil 900 millones de pesos, y tres: aún con el presupuesto comprometido al 100 por ciento, hay un déficit y habrá que ver cómo se consigue el dinero, si no será más deuda. Así de claro”, acotó.
Lo delicado será cómo conseguir tanto dinero que hará falta para que el nuevo gobierno no se paralice ni quede atado de manos ante tan graves carencias y urgencias. El gobernador electo y su equipo ponderan diversos caminos. El fin de semana dio un adelanto; va sobre el gasto corriente:
“Habrá un plan de austeridad, en lo que siempre hay un tejido adiposo del gobierno del Estado, como pueden ser los gastos innecesarios en los que hay márgenes para reducir, como: vehículos, teléfonos celulares, gasolina, secretarias auxiliares, así como áreas de comunicación de cada una de las Secretarías”, precisó.
Pero lo cosa va mucho allá, pues el problema es en extremo grave y afectará, inclusive, programas sociales y productivos comprometidos durante su campaña por la gubernatura. “Si es cierto que no hay margen de maniobra, como se me dijo, habrá retraso en todos los proyectos”, vaticinó.
Como si el panorama expuesto por Núñez no existiera, como si todo fuese un invento, el aún gobernador plantea otro escenario, un mundo distinto.
“Lo único que quiero decir es que vamos a entregar en tiempo y forma con toda la claridad. Yo lo único que quiero es respeto, y no quiero dimes y diretes. Respeto absolutamente al licenciado Arturo Núñez Jiménez y a su equipo de trabajo, y le voy a entregar el estado como se debe entregar”, le declaró Andrés Granier a reporteros apenas el fin de semana último.
Para el mandatario saliente no hay ni quebranto financiero en el gobierno, ni enfrentamiento alguno con quien será su sucesor.
A inicios de mes, cuando todavía no salían a flote los escandalosos datos del pasivo gubernamental ni del nuevo endeudamiento bancario que pretende contraer con bancos por cuatro mil 130 millones de pesos, Granier Melo era una suerte de paladín de la entidad, y lo presumía. 
“Nos tocaron muchos problemas, pero nunca bajé la guardia, nunca me sentí rebasado, porque siempre, amigos, siempre antepuse en lo que verdaderamente creo, y en lo que yo creo se llama Tabasco”, se autoensalzaba el 8 de noviembre.
Era la víspera de su sexto y último informe, y aseguraba que él no permitiría, hasta el último día de su gobierno, que a Tabasco “se lo lleve el diablo”.
El 23 de noviembre se vanagloriaba de que a pesar de las adversidades que le tocó afrontar como gobernador, supo llevar a Tabasco a buen puerto.
“Con mucho honor, con mucho orgullo decimos que ese es el Tabasco que se está entregando y es el Tabasco que a pesar de los muchos comentarios que se pueden hacer, levantar a Tabasco de la situación que ha vivido, no ha sido tarea fácil; ha sido tarea absolutamente de todos los que integran el equipo que me ha acompañado a lo largo de estos seis años”, afirmó.

Y NO SE DEJÓ AYUDAR
Dentro de un mes dejará el poder Andrés Granier y, además de los pasivos ya admitidos públicamente por su secretario de Finanzas, José Sáiz Pineda —por más de 10 mil millones de pesos—, le heredará a Arturo Núñez otra deuda de la que no existe registro en los libros blancos que prepara para el gobierno de Tabasco el despacho Protego Asesores, que dirige el ex secretario de Hacienda, Pedro Aspe Armella, que se especializa en ordenar finanzas y en reingeniería de adeudos.
Se trata de un pendientito con la CFE por más de 800 millones de pesos, que como parte del acuerdo compensatorio para subsidiar el consumo de energía eléctrica doméstica, debió cubrir el gobierno estatal, aunque el todavía gobernador se mantuvo en el macho que dicho monto lo iba a cubrir la Secretaría de Hacienda.
En su momento, Núñez ofreció interceder con sus buenos oficios ante los titulares de la SHCP y la Segob; sin embargo, Granier nunca aceptó e instruyó a su secretario de Gobierno, Rafael González Lastra, para que hiciera las negociaciones que resultaron infructuosas.
Lo más que llegó a hacer Andrés Granier fue entregarle un escrito a Felipe Calderón Hinojosa, en su última gira presidencial por el estado el 25 de agosto, recordándole el tema.
Un mes después, y a menos de una semana que los panistas dejen el poder, la solución nunca llegó y el pasivo con CFE será una papa caliente más en las manos del futuro gobernador.

SUBE COMO LA ESPUMA
Lo que se ha dicho acerca de la deuda que heredará el granierismo queda en el terreno de la especulación, pues no se ha dado una información amplia y detallada de este rubro por su secretario de Finanzas, un funcionario al que se ha protegido —para evitarle incomodidades con diputados locales o reporteros— en exceso todo el sexenio, incluso más que el mismo gobernador.
La diputada federal del Partido Movimiento Ciudadano, Nelly Vargas, traía sus propias cuentas. Según datos que atribuye a la Secretaría de Hacienda, la deuda de 2006 a la fecha es de casi 21 mil millones de pesos.
Lo desglosa así: en 2006 se tenía una deuda de 639.4 millones de pesos; en 2007, fue de cuatro mil 563 mil millones; 2008, dos mil 68 mil millones; 2009: mil 962 mil millones; 2010, dos mil 233 millones; 2011, dos mil 900 millones, y 2012, con el nuevo empréstito de cuatro mil 130 millones, la deuda del 2012 asciende a seis mil 477 millones de pesos.
¿Dónde está ese dinero? ¿Dónde están los 180 mil millones de pesos del presupuesto estatal del sexenio?, preguntan Nelly Vargas y su coordinador parlamentario, Ricardo Monreal. ¿Dónde? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario