lunes, 5 de noviembre de 2012

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La mejor faena

Forjado en la política nacional donde ocupó cargos relevantes en el gobierno federal, en la titularidad del IFE —del que fue artífice de su ciudadanización—, y en la conducción de ambas cámaras del Congreso de la Unión, Arturo Núñez Jiménez no había conseguido un sueño acariciado desde sus años mozos: ser gobernador de Tabasco...

Fernando Hernández Gómez / fdohernandezg@hotmail.com



Ahora que por fin se convertirá en el ocupante sexenal del despacho principal del Palacio de Gobierno —a donde hace cuatro décadas ingresó por primera vez como secretario particular del gobernador Mario Trujillo García—, Núñez Jiménez resume en cinco palabras la razón por la que buscó afanosamente la gubernatura: “quiero hacer mi mejor faena”.
La palabra faena no es común en el léxico del tabasqueño. El significado más común que se le da en cualquier diccionario es el de hacer un trabajo mental o corporal. Si su intención iba por ahí, lo que quiso decir es que el de gobernador será el mejor trabajo que realice en toda su carrera política y de servidor público.
Pero la palabra tiene diversas acepciones. En el Diccionario de la Real Academia Española se le dan nueve. Tomamos dos: una que se refiere al término taurino —fue lo primero que se nos vino a la mente cuando la pronunció— y que define como la acción que efectúa el matador de toros con la muleta durante la lidia en la plaza, preliminar de la estocada.
Si a esto aludía el gobernador electo, tenemos que habrá de lidiar con problemas que obstruyen el desarrollo de su estado o con gente problemática que pudiera ser el verdadero problema, y ante estos retos u obstáculos lo veremos hacer su ‘mejor faena’.
La segunda acepción que seleccionamos es muy española: la acción y efecto de faenar (matar reses). ¿Cuáles serían esas reses que se dispone llevar al matadero el gobernador Núñez? ¿Con cuál de esos toros de lidia o ‘bueyes de mi compadre’, hará su ‘mejor faena’?
No creemos que el mandatario electo de Tabasco esté pensando en términos taurinos, sino en hacer su mejor papel en el servicio público, con resultados, respondiendo a las expectativas que los tabasqueños tienen en él y demostrando que tiene capacidad para sacar a la entidad del atolladero en que se encuentra.
Pero, ¿qué esperan los tabasqueños de Arturo Núñez? ¿Acaso querrán ver a partir del 1 de enero a un ‘torero’ lidiando con esos semovientes que hoy se sienten ‘vacas sagradas’?
Núñez, que desde su posición de opositor enfrentó resistencias y hasta el acoso de un régimen priista que quiso eliminarlo de la contienda política, ¿qué tanto hará valer ese dicho que dice: ‘los carniceros de hoy serán las reses de mañana’?
Pues ya veremos de qué talante y tamaño será la ‘mejor faena’ del próximo gobernador, ya ocupado en armar su equipo de colaboradores y en enviar señales para despistar a los futurólogos y a sus propios allegados con la integración de una veintena de comisiones que tienen la encomienda –sin distraerse– de concebir el documento que guiará los pasos de su administración: el Plan Estatal de Desarrollo 2013-2018.
No ha hecho —es lo que se sabe— ni una designación de lo que será su gabinete como jefe del Ejecutivo tabasqueño, pero ya plantea directrices y hace advertencias a quienes serán sus colaboradores más cercanos.
“En materia de manejo de recursos públicos: yo no reconoceré error humano; reconoceré el latrocinio y así procederé. Ahí no hay derecho a equivocarse. Para robarle a los tabasqueños no hay error humano”, sostuvo a fines de septiembre en una gira por Jalapa, sentencia que lapidó en Paraíso: “…y el que se roba el dinero del pueblo es un ladrón”. Pero el tema de la honestidad en el manejo de los dineros del pueblo fue un discurso que repitió todo octubre.
Arturo Núñez ha mostrado estas semanas posteriores a la elección que lo convirtió en el primer opositor que gana la gubernatura de Tabasco, que tiene la sartén por el mango, pero requerirá muchas ‘faenas’ para corregir el rumbo de un estado que en las postrimerías del último régimen priista va en picada, directo a la bancarrota.
A menos de dos meses de establecer su residencia en la Quinta Grijalva, Arturo Núñez sabe que no hay dependencia estatal sin millonarios adeudos con proveedores.
Si en discursos ha puesto en tela de duda cuál ha sido el destino final de los milmillonarios presupuestos anuales que ha ejercido la actual administración estatal, ahora aguarda que inicie el proceso de entrega-recepción porque lo primero de lo que querrá enterarse son los montos exactos de esos pasivos y el destino que se dio a esos recursos.
Todo lo que se sabe acerca de que las finanzas estatales están quebradas, son simples especulaciones o versiones de opositores al actual gobierno, como la que asegura que la Secretaría de Educación estatal tiene un déficit en sus arcas de 730 millones de pesos, que ahora requiere para solventar los pagos a trabajadores federalizados y subsidiados.
Y salta una pregunta: si hay un gran faltante en la Secretaría de Educación, ¿por qué emplearon a cientos de personas que trabajaron en la campaña de Jesús Alí de la Torre, a las que se otorgaron contratos con vencimiento en diciembre?
En la Secretaría de Salud las cosas están peor. Peor que antes y peor que en cualquier otra dependencia estatal. Allí los pasivos rondarían los mil millones de pesos. Y si no le llegan recursos frescos, podrían colapsarse los servicios en sus cuatro hospitales de especialidades.
No hay una posición oficial que desmienta esos rumores. Por ahí se hablaba que los pasivos del gobierno estatal ascendían a ocho mil millones de pesos. Empero, el diputado federal panista Juan Francisco Cáceres, sostiene que éstos siguen creciendo desmesuradamente.
En septiembre —sólo en un mes—, los pasivos del gobierno estatal aumentaron en mil 982 millones de pesos, plantea Cáceres. Y aclara que no se trata de deuda contraída con bancos, sino de pasivos a corto plazo, que en su suma ascienden a 10 mil 183 millones de pesos.
Un botón de muestra que corroboraría el dato que aporta el legislador panista, es la denuncia que hacen los constructores en voz de su presidente, José Ventura Priego, quien exige se cubran los adeudos con su gremio antes de que fenezca el actual gobierno.
Lo mismo pasa con Coparmex. El dirigente Daniel Vázquez Díaz ha solicitado una audiencia con el jefe del Ejecutivo estatal, para demandarle que antes de que deje el cargo se paguen los adeudos con los proveedores.
Se les quieren ir con todo y lía. Tal vez por eso que muchos están a la expectativa de cómo será la ‘mejor faena’ del nuevo gobernador, de quien se dice que no sólo deberá conformarse con cortar orejas y rabo, sino también cabezas.
Tal vez por eso el diputado local por el Partido Verde, Pascual Bellizia, presentó una iniciativa en el Congreso local para prohibir las corridas de toros en Tabasco.  

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