lunes, 5 de noviembre de 2012

POLICRONÍA SEMANAL


Solidaridad social: tema urgente y postergado.


A poco tiempo que se celebre la famosa y anual recaudación del programa “TELETÓN” —idea de poderosas empresas para atraer la ayuda social a favor de quienes conviven con capacidades especiales—, vale la pena hacer un paréntesis importante en la temática de este espacio para la sana reflexión de lo que significa la convivencia humana...

Rosa Elvia Bracamontes / rosaelviab@hotmail.com


Sabemos que la naturaleza humana involucra a todos para subsistir. No en vano las primeras tribus humanas desempeñaban sendos roles para lograr su supervivencia en medios agrestes donde la madre naturaleza era dueña y señora del destino de sus inquilinos.
Esta práctica de roles solidarios se ha perdido con mucho a raíz de que el humano se ha acostumbrado a que entes jurídicos (Estado, en México) asuman la responsabilidad de sobrellevar su suerte y destinos.
Sin embargo, somos conscientes de que el gobierno es medio inútil a la hora de aplicar políticas de ayuda social. Algo sucede que no obstante la enorme carga presupuestal y humana que conforman sus instituciones, la pobreza, la educación, la salud y cualquier cantidad de aspectos que debieran estar satisfechos andan por la calle de la amargura.
Y podríamos mantenernos en la eterna letanía del “no es mi culpa, es de otro” y subsistir en estos esquemas que permea en una extraña relación víctima-victimario. Sin embargo, los tabasqueños hemos convivido con una serie de eventos que nos debieran hacer sensibles a la desgracia humana.
No está muy lejos el lamentable suceso donde la mayoría de las familias tabasqueñas perdieron sus bienes bajo las aguas en 2007 y fechas subsecuentes. Este evento originó la ayuda de otros estados del país, y la internacional, para sobrellevar tales pasajes de un modo más “terso”.
Si echamos un ojo a lo sucedido en el mundo, veremos que en este lapso, muchos países se han consternado por el tema de la pobreza extrema con su consecuente hambruna, las guerras y fenómenos naturales donde lo que menos importa son las pérdidas materiales.
Acá lo que duele a la comunidad internacional y todo aquel que tenga estómago sensible es saber las pérdidas humanas habidas y las que siguen sucediendo. Muchos cierran los puños en humana impotencia pero existen otros que abren sus manos y las unen a otros para brindar algo que se ha perdido conforme se ha desarrollado la civilización: la ayuda humanitaria.
Sabemos que una sola persona batallará para abonar por el desarrollo de los aspectos más dolidos de nuestra sociedad. Pero “la unión hace la fuerza” reza el dicho, y hoy en día existen organizaciones no gubernamentales que luchan a brazo partido por generar políticas públicas que colmen verdaderas necesidades.
Pero el número de las mismas es insuficiente. Los mexicanos no debemos estar a la espera que intensas campañas publicitarias nos involucren en proyectos como el famosamente televisado. Existen miles en  el anonimato esperando por nuestra ayuda con gente que sin afanes protagónicos, están metiendo la cuña a las necesidades sociales.
Vale la pena sumarnos al esfuerzo y así el día de mañana tengamos la certeza que esos “peros” sociales que hoy nos duelen, tal vez, sólo tal vez, sean tristes recuerdos. Menos quejas y más acción.  

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