jueves, 22 de noviembre de 2012

Ars poética



Teodosio García Ruiz 
1 de octubre de 2011 


 Después de dos reuniones en que el escritor organizaba el “Club de lectores Himalaya” que realizaría en su domicilio del Kilómetro 15 y de platicar, entre el parloteo de la lluvia tardecina, sobre el motivo de la poesía, entregó este texto con tres poemas de su libro inédito “Bocetos del Golfo”. Del título, dijo: déjalo así. 


Samuel L. Soto Giles



¿Poesía y no otra cosa? Condición natural del yo, capacidad para expresar de un modo singular el conjunto de imágenes, conceptos, representaciones que se activaron o se formaron en mí, por la manifestación físico-química de los órganos en combinación con hormonas y células emocionadas, sentimentales y enamoradas. Pero también por la interacción con el medio cultural y social donde me involucré sin yo quererlo, y describí, anoté y cuestioné, en la medida de lo posible, lo social y lo político de mis inquietudes.
Todo corazón, pasión y entrega, cada texto ha sido un vehículo de expresión, un instrumento de comunicación con mis semejantes, razón por la cual algunos me entienden y otros no. Y es comprensible, si reconocemos la diversidad cultural en un entorno local como Tabasco, donde lo emotivo es en alto porcentaje la manifestación del individuo y lo racional es consecuencia menor de la madurez y los estudios académicos.
Emotivo, como los órganos internos del universo, así reacciono y comunico a mis semejantes la peculiar percepción del mundo, construyo otro y comunico un tercero. En ese lapso, el lector decodifica otro y reelabora un quinto. Todo ese proceso poético es como la masticación de un fruto dulce en la boca de un tiranosaurio que no sabe un carajo del cultivo y la estética del follaje pero disfruta del dulce comunicativo de la pulpa cosechada. Así entiendo el poema y sólo he sido hasta ahora pequeño productor.  

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Hablemos simplemente


Hablemos simplemente de lo que sea
Porque en una silla de caoba antigua como antiguos los postigos de la casa
Una brizna de soledad nos detiene en seco

Un hombre del Golfo nunca está solo
Su manía marina de estar en las aguas
Se acompasa en el bamboleo del cuerpo
Como si en tierra el mar también es mar donde la gana le dé

Dejo eso de cualquier cosa
A mí llega un caracol de luz y me palpa el talón
Qué más Aquiles quisiera ser
Pero soy de una ternura grata cuando recojo el molusco para una sopa

Bien
Saco una mesa
Una garrafa de gaseosa
El caldo hecho en la mañana de viento norte
Debo el almuerzo a mi destino de insufrible individuo que ya no soy

Hablo solo
Digamos que hablo solo y almuerzo

El mar
Este Golfo de México de arrugado papel de olas
Susurra siempre en mi sueño que de todas las estrellas del universo
De todas ellas y con relativa humildad de mi ser lo reconozco
Yo brillo más

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Hora absurda


Soy de Pailevot
Luz anciana perdida del tiempo en la noche
Concepto de un lugar donde los jureles como judíos jodidos del tiempo
Buscan la tierra prometida y mueren con las tripas al universo

Soy de Pailevot
Territorio de los arcanos azules
O donde el árbol blanco festina su fronda de frutos submarinos

¡Ah! me doy cuenta en esta hora absurda
Que la eléctrica piel de un cocodrilo se mueve en el fango
Mientras enciendo el cigarro enésimo que ahuyenta de mis pulmones el aburrido mosquito el destino

No generalizo frente al mar
Los historiadores dicen que es malo
Sin embargo en el aleteo de las gaviotas extravío mis pupilas de tarde en tarde o como hoy ahorita que es casi noche casi vida casi muerte

Hubo un tiempo como hoy
Siempre hay un tiempo como hoy
Una tempestad del alma sin naufragios ni sobrevivientes
Pero un madero en las olas tuvo el sentimiento de su náufrago
Digamos nada más que la nostalgia de un paquebote o una lancha sin motor fuera de borda
El contrabando de tabaco y alcohol que en otros tiempos fue vanguardia
Hoy es la cocaína y el ejército nacional o internacional o universal quien en la vanguardia musitan sus ganancias
Hablo del madero
A la deriva como la vida de los hombres que nacen y se embeben a la muerte
Este madero por más que el mar lo quiera
Navega con furor al continente

Decía soy de Pailevot
Territorio de comunes palmeras y cangrejos
Palmas desmelenadas insanas y jureles muertos a millas de costa marina en la playa

¿Qué hago aquí cuando una sola estrella decora la noche de mis ojos?
¿Qué absurda emoción doméstica cuando la música llega desde el pueblo y el zum zum de los mosquitos alterna en los tambores de mi pecho?
¿Por qué a esta hora neutra se cuela en mi cabeza de soleado cráneo el deuterio carmesí el neutrón plomizo o el amarillo vaivén de algunas hojas inorgánicas?
Me sonrojo si pienso que pienso más allá de mis narices
Si mis huesudas manos alguna vez ataron cabos e izaron velas inoportunas a vientos advenedizos
Soy de Pailevot
Donde un río ya manso y cansado al mar sale temeroso de antiguas apetencias
Donde un sujeto como yo
A estas horas del nocturno partido entre el sueño y el mar que ronronea
Deposita sus escombros de piel en un butaque
Que es todo él escombro de sí mismo en esta hora dormida en sí misma

Hace fresco en el corazón y mi lámpara está encendida
Brilla todo el universo cuando ya cierro los ojos casi dormidos

Soy de Pailevot
Y usted dirá con cierta y tímida razón
¿Y eso a quién diablos le importa?

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Pescadería


La aleta estriada del pargo es hostil a la nube de mis ojos
No así la sonrisa del pulpo que ocre y cierto se estira en el hielo

¿Qué pensar de estos bichos de sangre fría cuando
Sin quererlo el destino de los hombres
Los arrinconamos en cajas de plástico detrás del cristal
Para que los críos
Muchachitos de paleta en mano
Peguen las narices humeantes ante el holocausto de la red?

El cangrejo moro es una escultura de papel maché
Ni lo diga la jaiba festiva en sus oropeles de azul y rojo
Ni el huachinango triste que sólo mira con un ojo de luz negra

El sonido ambiental de Ray Coniff bendice el aroma del supermercado
Al tiempo diacrónico de una lata de sardinas que estrepitosa llega al suelo y discúlpenme
Se golpean ahí dentro las aletas los bichos en salmuera

Disgrego
El arroz con sardina comida de dioses
Mi madre echábale cebollas moradas y chile jalapeño
Las tortillas gruesas hechas a mano en un comal untado de cal o de manteca
A veces sigo en el disgrego
Los cuchumites en su adolescencia de robalos
Rivalizaban con el caldo de camarón picante o el chilpachole de nobles jaibas
¡Ah! La Venta
Caldo cultural de tamaulipecos veracruzanos campechanos yucatecos
En la busca de pepitas de oro
Oro negro metaforice usted
Eran de obreras tertulias en cantinas y bares
Y entonces la barbacoa el ceviche la mojarra asada el pejelagarto ante histórico y hasta hoy después de la historia
También de Juchitán las juchitecas
Sus chiches al aire el queso salado y eso que mean de pie las malas lenguas oía yo
¡Ah! La Venta mi infancia toda mi corazón tierno

Salgo del disgrego a un estanque de luz
Si usted quiere dice alguien de uniforme
Pida las mojarras que quiere yo las escamo
Esa quiero dice la alumna mayor la más alta que barracuda bella parece
Yo un pulpo de ojos grandes dice un crío
Y también el tiburón de aquel lado
Mejor la ballenita del cristal se oye apenas de una tierna chiquilla
Si yo pudiera escogería digo en voz alta
Sí sí sí que hable el profe el coro dice
Quiero una sirena de ojos verdes y melena suelta
Bu bu bu dice el coro y no interrumpo
Escucho la sentencia de un padre de familia que me acompaña en la actividad
Yo tengo una de ojos negros y cola roja
Boquiabierto estoy
Dudo
Pateo
Mal digo
Concluyo el día escolar rumbo a las camionetas
Y la muestra de peces de litoral en el Golfo

Me pregunto hoy en la hamaca todavía
Ahíto de soledad y de ausencias
¿Una sirena?
Mientras limpio con aceite de coco mis escamas  

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