lunes, 8 de octubre de 2012

Punta Fina


De Josefina al dedazo


Gustavo Madero y correligionarios ya encontraron el origen de todas sus desgracias. Si no ha sido por Josefina Vázquez Mota, su falta de personalidad y carencia de oferta y su imagen de enferma y derrotada, otra sería la circunstancia actual del Partido Acción Nacional (PAN).

José Ureña / primercirculo@hotmail.com


Quizá con otro candidato —Ernesto Cordero por ejemplo— el azul no se habría desdibujado en el tercer lugar de las casillas ni estaría ante las incertidumbres nacidas de la desgracia y el fracaso.
A esta conclusión llegan el señor Madero y sus asesores por dos vías:  —Una encuesta muy secreta donde la señora Vázquez Mota personifica todo lo malo de los mares y el sueño azul de prolongar la presencia del PAN en Los Pinos allende el segundo sexenio.
—Y la discusión recién iniciada en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y algunos miembros del Consejo Nacional panistas con miras a preparar una gran asamblea donde se dará el parto de los montes, la independencia del poder y la fuerza para lanzarse al océano en busca de muchas, constantes y sonadas victorias electorales.
Atraen los comicios locales, pero se les mira como vía para dos objetivos de alcance nacional: la recuperación de la primacía en el Congreso en 2015 y de Palacio Nacional en 2018.

LA ODIADA CHEPINA
Tal vez pueda acusarse a don Gustavo Madero de miopía o, en caso menor, de falta de autocrítica. 
Si Ernesto Cordero no fue el candidato presidencial de Acción Nacional en julio la culpa es suya: el presidente de la república le pidió guiar la precampaña y las intenciones militantes hacia ese fin pero no cumplió.
Por ello el 5 de febrero la señora Josefina Vázquez Mota superó con facilidad y holgura al descolorido señor Cordero y no nada más eso: se colocó en los cuernos de la luna y de las encuestas para lanzarse en pos del tercer sexenio panista.
Lo acontecido después es parte de la letanía de errores a cometer para no ganar una contienda cuando se es gobierno y se está en posibilidad de mantener la confianza de la ciudadanía.
Uno de esos errores, craso, fue el retiro estratégico del mismísimo señor Madero de la conducción del partido —y de la campaña— cuando decidió regresar a ocupar su escaño en el Senado de la República y abandonó la cruzada por el voto de su hoy criticada Vázquez Mota.
Ella siente el desprecio y no regresa al PAN —y tal vez no reaparezca pronto— porque sólo volvería al linchamiento, a las acusaciones de quienes le regatearon voluntad y trabajo cuando estaba no nada más en juego el triunfo de ella, sino la reivindicación de 12 años de gobiernos de extrema derechista.

EL DEDAZO DE NORMA
En ausencia de Josefina Vázquez Mota, y en espera de ver lejos a Felipe Calderón y su presión con todo el poder presidencial, Gustavo Madero ya perfila el futuro inmediato.
El calendario electoral avanza y no es posible esperar los resultados de la Asamblea Nacional donde se discutirán estatutos, se rediseñará el plan oposicionista a Enrique Peña Nieto y se valorará a la sociedad con otros juicios.
Vienen elecciones sumamente importantes y corresponderá a Madero ponerles pecho.
Y como él se irá hasta 2013, dejará encarriladas muchísimas candidaturas.
El próximo año destaca por votaciones estatales para renovar ayuntamientos y congresos, pero hay una joya a cuidar como diamante: Baja California. Ahí el PAN es gobierno desde 1989.
24 años de mandatos sucesivos: Ernesto Ruffo, Héctor Terán —y su sustituto Alejandro González a su muerte en el poder—, Eugenio Elordoy y Guadalupe Osuna. Madero trata de imponer una fórmula para todas las candidaturas: dedazo.  

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