martes, 16 de octubre de 2012

Punta Fina


Civilidad en riesgo 



Los enojos de un perdedor no son raros. La condición humana empuja a reacciones a veces de alto riesgo y por ello no sorprende la virulencia del señor López por sus dos fracasos. Si sus antaño huestes dóciles no lo siguieron a movilizaciones en 2012 para no cometer el ridículo de 2006 y perder votos, es asunto interno de las izquierdas. 

José Ureña / primercirculo@hotmail.com



Pero el país está enconado y en riesgo.
A esta lamentable realidad parece agregarse otra: el buen trato, la civilidad largamente tejida para trascender, empieza a marchitarse entre Felipe Calderón y Enrique Peña.
Por culpa del primero, debiera decirse.
Desde este espacio se ha hablado de agandalles del presidente saliente, quien ha limitado los derechos de su sucesor en campos de trascendencia.
Primero envió dos iniciativas llamadas preferentes, una para modificar las relaciones obrero-patronales y otra para cerrar las arcas a políticos empeñados en ponerlas a disposición de sus partidos y caprichos.
Dos propuestas legislativas a las cuales el presidente en turno tiene derecho una vez cada Legislatura, cada tres años, y Peña podrá usar hasta 2015.
Dicho en argot diferente, Calderón ha quitado a su relevo en Los Pinos la posibilidad de iniciar con dos proyectos necesarios para echar a andar un sexenio con dinamismo y sello propios.
Naturalmente eso no ha gustado.

Y LOS MISILES FUERON GUARDADOS
Enrique Peña tendrá sus razones, pero no ha querido ir al choque.Contuvo a sus colaboradores, y aun a los coordinadores parlamentarios priistas Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones, para evitar críticas a esta actitud de su antecesor.
Nada extraño, dicen en su entorno, porque en la campaña no utilizó golpes contra sus adversarios panista y perredista, Josefina Vázquez y Andrés López, pese a mil y unas invenciones para tumbarlo en la contienda.
Un dato:
Cuando emergió de la Ibero la bien orquestada campaña de desprestigio contra el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y su candidato, identificado luego como movimiento @YoSoy132, muchos consejeros se acercaron con manzanas de tentación.
Le propusieron, por ejemplo, sacar al aire una declaración donde Marcelo Ebrard descalificaba a López como opción de gobierno.
—El (Andrés) está hecho para la protesta, yo para el gobierno —dijo en León, Guanajuato, semanas antes de decidir la postulación de izquierdas a través de tres encuestas de casas cuestionadas y cuestionables.
—No —contestó Peña.
Otro ejemplo:
Los consejeros lo avituallaron de expedientes sobre inseguridad y muertos para exhibir en los debates públicos el fracaso de los panistas.
—No —volvió a rechazar—, no hay que profundizar el dolor de los mexicanos.
La civilidad había sido la tónica con Calderón pero…

CALDERÓN LA HACE Y PEÑA LA PAGA
Tras enterarse por los medios sobre las dos iniciativas preferentes, Enrique Peña se propuso impulsarlas.
Con las reformas a la Ley de Federal de Contabilidad Gubernamental no había problema porque hay coincidencia de prácticamente todas las fuerzas políticas del país y así seguirá hasta su aprobación.
Con la reforma laboral, en cambio, hay muchos inconvenientes.
En primer lugar, fue o parece dictada por el sector empresarial del país, como todo el sexenio la quiso el ex secretario de Trabajo Javier Lozano y jamás se atrevió a presentarla.
Peña decidió tomar la oportunidad bajo un pragmatismo incuestionable: primar lo posible sobre lo deseable.
Pero vinieron los problemas: lo votado por Acción Nacional (PAN) en la Cámara de Diputados fue cuestionado en masa por la directiva de Gustavo Madero y la bancada de Ernesto Cordero para criticar por opacos al PRI y a sus gremios aliados, de manera sobresaliente las confederaciones de Trabajadores de México (CTM) y Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC).
Blancos especiales son, por supuesto, paradigmas de cuentas oscuras como los sindicatos Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), representados por, vea usted nada más, Elba Esther Gordillo y Carlos Romero Deschamps.
La estrategia del gobierno y del PAN dio resultado y hoy PRI y dirigentes sindicales han alcanzado desprestigios sin precedente.
Un peñista ser hizo dos preguntas y dos respuestas para ilustrar el daño:
—¿Quién mandó la iniciativa?
—Felipe Calderón.
—¿Y quién carga ahora con el deterioro político?
—Enrique Peña.
Por eso la reversa.
A estas alturas ya ni siquiera es segura la reforma laboral, no se diga de amplio calado como la necesita el país y muchos la quieren.
El mismo destino del congelamiento o rechazo pueden tener las tres ternas enviadas por Calderón para suplir a los ministros Guillermo Ortiz Mayagoitia y Salvador Aguirre Anguiano.
Calderón se va con ellos el 1 de diciembre, pero quiere dejar marcada la Corte con candidatos suyos.
Todo esto, pero sobre todo la campaña anti PRI, tiene muy molesto a Peña y su equipo.
Y de cómo empieza a ver al país en documentos y cifras oficiales ocultas, mejor ni hablamos.
Calderón ha madrugado con muchas cosas, pero puede resultarle contraproducente: si Peña ha dado la orden de no criticar ni agredir al gabinete saliente, las condiciones pueden cambiar.
Pero no lo hará antes de llegar a Los Pinos.  

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