“Hay que pedirle autorización para contratar personal”, señala Lucy Tovar, una víctima del contubernio entre el dirigente del Sicobatab y autoridades de ese subsistema educativo
Fernando Hernández G. / fdohernandezg@hotmail.com
Por la forma en que se ha perpetuado en el poder sindical es una especie de ‘Elbito’ a la tabasqueña, pero ahora le dieron la dimensión exacta: José Ramón Díaz Uribe es el ‘dueño’ del Colegio de Bachilleres de Tabasco, pues por encima del director general de ese subsistema educativo, Normando Javier Granados Maldonado, y quienes le han antecedido, es quien manda y decide todo lo que allí se hace.
Esto era un secreto a voces. Hasta el 23 de octubre, cuando una valiente mujer, Lucy Tovar —quien un mes atrás fue despedida junto con otras 25 trabajadoras—, se decidió a hacer públicas las tropelías que Díaz Uribe comete en esa institución, solapado por las autoridades educativas de todos los niveles en Tabasco.
Con el contubernio o beneplácito del secretario general del Sindicato de Trabajadores del Colegio de Bachilleres de Tabasco (Sicobatab) todo se puede hacer dentro del Cobatab.
Quienes han osado desobedecerlo o actuar por su cuenta, son presionados, chantajeados y forzados a renunciar. De ello pueden dar cuenta los dos anteriores directores del Cobatab: Jorge Abdó Francis y María de los Ángeles Ocaña Rodríguez.
Normando Granados —involucrado en el escándalo de los bonos millonarios que se repartieron entre funcionarios del subsistema Cecyte, del que fue director jurídico antes que lo premiaran con la titularidad del Cobatab— ha sabido plegarse y entenderse a la perfección con Díaz Uribe, a grado tal que lo han dejado meter en nómina a gente de su confianza.
Todos los demás funcionarios fueron designados directamente o ‘palomeados’ por el cacique.
UNA NOTICIA MALA Y UNA BUENA
Lucy Tovar fue empleada de confianza. Era la responsable del área de escuelas particulares incorporadas al subsistema Cobatab hasta el 28 de septiembre cuando el titular de la Unidad de Asuntos Jurídicos, Alberto Sánchez, la citó en su oficina.
En presencia del director de Recursos Financieros, Hugo Castillo y el secretario técnico, Aníbal López Montiel, el abogado del Cobatab le dijo que le tenía dos noticias: una buena y una mala.
“La ‘mala’ era que se estaba haciendo un recorte de personal y entre el recorte de personal estaba yo, y la ‘buena’ era que no querían que me fuera por el trabajo que venía yo desempeñando en el área de ‘particulares’ y que me iban a apoyar, dándome una categoría mucho más baja y con menor sueldo”, narra la licenciada en administración de empresas con maestría en administración pública.
Para conservar el trabajo en el que llevaba dos años y nueve meses —ella ingresó a la institución cuando era titular Jorge Abdó—, le refirieron que sus percepciones salariales se iban a reducir entre 25 y 30 por ciento, si deseaba conservar el trabajo.
“Me preguntaron qué opinaba. Obviamente la pregunta que me lanzaban para mí fue sorprendente, porque no tenía conocimiento de ese famoso ‘recorte’. Ellos me dijeron, además, que mi plaza no era válida y debido a eso, por lo de los cambios que se vienen dando ahorita, ellos tienen que entregar buena administración”, expone la ex funcionaria.
Abunda: “Y después de haberme dicho todo este preámbulo, de que mi plaza no estaba en trámite y bla bla bla, al final me dicen que había una lista que fue elaborada por el líder sindical y es una lista que está palomeada, y entre esa estaba yo”.
“Y POBRE DE AQUEL QUE NO LO HAGA”
—¿Él es el verdadero director o el dueño del Cobatab, o qué cosa es? —le inquiere Jesús Sibilla, en la entrevista que le hizo en Telerreportaje el 23 de octubre.
“Pues así parece realmente —responde Lucy Tovar—, porque estamos hablando que yo era una categoría de confianza, ni siquiera del sindicato y se da todo esto, y al final el apoderado legal, Alberto Sánchez, me comenta que mi caso es especial y que yo subiera a hablar con el director general”.
—¿Por qué era especial?
“Supuestamente porque yo entré en la administración de Jorge Abdó y que, como el doctor metió gente o me metió a mí prácticamente, él no pidió autorización al sindicato para poder meter al personal de confianza, cosa que…”.
—¿O sea que hay que pedirle autorización al sindicato…?
“Exactamente, hay que pedirle autorización. Y pobre de aquel que no lo haga… Entonces, la lista (de despidos) estaba dada, estaba palomeada. Desde mi llegada nunca se me quiso.
“A lo mejor no soy monedita de oro para caerle bien a nadie, pero considero que desempeñé y desarrollé un buen trabajo en el área de particulares, que se encarga de incorporar a todos los colegios particulares del estado.
“Entonces subo y hablo con el director general y al llegar me dice que la decisión la tenía yo. Definitivamente; en que si me iba o me quedaba, pero me bajaban de categoría y obviamente repercutía en el sueldo”, relata.
En la conversación que tuvo con el director general del Cobatab ella defendió su empleo; le argumentó incluso que había tomado un diplomado y que estaba certificada para realizar ese cargo administrativo.
“A Normando parece que no le interesó eso. Él me dijo que había una lista, e inclusive me la mostró, y me dijo: ‘Hay una lista, aquí está. Es una minuta que está firmada por el secretario de Gobierno; el gobernador está enterado’ ”, expone.
“UN SOLO DUEÑO, AMO Y SEÑOR”
Desde la perspectiva de Lucy Tovar, esto se da porque la anterior directora, María de los Ángeles Ocaña, cuestionó que personal comisionado al sindicato estaba en tareas distintas a las sindicales. “¿Qué hacen por otros lugares?”, preguntó en su momento la maestra Gely Ocaña.
Unos andaban como candidatos a diputados locales por el PRI o en otro tipo de actividades distintas a las labores sindicales, indica. Eso fue lo que irritó a Díaz Uribe, quien aprovechó el cambio de director en el Cobatab para exigir se sacara “a cierto personal de confianza”.
“El nuevo director me comentó que la lista estaba y él no podía hacer nada y que lo único que había que hacer era seguir cumpliendo con esa lista, tal como estaba palomeada”, menciona.
—¿O sea: el secretario general del Sindicato del Cobatab pide esas ‘cabezas’? —inquiere Jesús Sibilla.
“Así es. Pide la salida de cierta lista que hacen, y él va palomeando quién sale”, indica.
Prosigue: “A lo que yo le dije al señor director Normando Granados, que era una pena y una lástima que la educación estuviera en manos de un solo dueño, señor y amo, como lo era el líder sindical, José Ramón Díaz Uribe, y que más pena me daba que él acatara instrucciones, siendo él el patrón, porque como patrón le corresponde proteger al personal de confianza, porque los sindicatos fueron creados para no afectar los intereses propios de los mismos”.
Comenta que Granados “me refutó que (Díaz Uribe) no era ni ‘señor’, ni ‘amo’ de Cobatab, y yo le comenté que sí, que sí lo era porque prácticamente acataba instrucciones”.
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