Desde 2010 aguarda un proyecto de nuevo hospital que contemplaba 250 camas, con cirugía de corta estancia y otras mejoras de infraestructura y equipo
Roberto Barboza Sosa / rbarbozasosa@hotmail.com
Otro reto en el ISSET es contar con la infraestructura adecuada para atender la proporción de pacientes, subraya la jefa del Departamento de Salud Familiar de dicha institución.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda que se debe tener una cama-hospital por cada mil habitantes, en este caso por derechohabientes.
Si existen 300 mil derechohabientes en el ISSET, lo recomendable sería tener 300 camas-hospital.
Chile tiene 13 camas por cada mil. México tiene 0.6 camas por cada mil habitantes; es decir ni una, o una para cada dos mil. Es por ello la saturación en todos los hospitales del país.
El hospital del ISSET tiene 100 camas, que se dividen en las 86, más las no censables, una por tres mil derechohabientes. Es decir, una capacidad instalada para atender a un tercio de la población que recibe sus servicios.
La institución contaba con el proyecto para la construcción de un nuevo hospital; sin embargo, ello dependió de recursos económicos. Y será la próxima administración estatal y los legisladores federales si deciden buscar que se presupuesten los recursos para hacer realidad un nuevo hospital para el ISSET.
El proyecto que estaba casi listo en 2010 contemplaba una capacidad de 250 camas, más las no censables, para poder llegar al número requerido, con cirugía de corta estancia, entre otras mejoras de infraestructura y equipo.
Se requieren espacios más amplios y cumplir los requerimientos de la OMS, reconoce la funcionaria del Instituto.
La edificación del nuevo nosocomio estaba basada en los nuevos modelos de hospitales de México, con las necesidades locales, resalta.
ENFERMEDADES CATASTRÓFICAS
Al ISSET le tocó atender el caso de un muchacho que tuvo una gripe muy fuerte y está documentado que después pudo padecer una enfermedad neurológica.
Sobre todo, la influenza provoca una enfermedad que paraliza de los pies a la cabeza.
Entonces, el joven tuvo una gripe que no se puedo comprobar si fue o no influenza; tuvo un síndrome de Fisher donde estaba paralizado y se le tuvo que aplicar una inmunoglobulina que sirve para atacar virus.
Fue subrogado y el costo fue de un millón y medio de pesos de inmunoglobulina. Este es un material extraído de humanos y por ello es tan caro. Son ámpulas de 250 mililitros. Y son cerca de dos gramos por kilogramo de peso diarias. Y fueron tres cargas que tuvieron ese costo económico.
Pero el muchacho tiene 20 años. Es una vida por delante. Ya ahorita está en la escuela. Estuvo como dos meses hospitalizado y luego se le envió al Instituto Nacional de Nutrición, donde vieron que era una esclerosis.
También sigue su tratamiento con un medicamento Fingolimod que cuesta 38 mil pesos, que será por dos años. Tiene que ir cada mes a la Ciudad de México.
Todos los costos son pagados por el ISSET. Allí, todos los empleados al servicio del estado aportaron para atender este caso.
Igual, a un médico derechohabiente se le atendió con inmunoglobulina.
Son del tipo de enfermedades catastróficas, porque si la familia carece de derechohabiencia tienen que vender la casa y propiedades. Es decir, provocan una catástrofe en la familia, económica y de salud.
Pero estos son casos que se presenta uno en diez millones en el mundo, y le tocó al ISSET.
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