Javier Martínez Jaramillo, quien se presenta
como vocero del Movimiento Antorchista en Tabasco, envió la siguiente carta a la redacción de esta revista, la cual se publica íntegra a continuación (únicamente se le corrigieron
los errores de acentuación):
Editores de Clip / Reporte Semanal:
Les pedimos muy atentamente, apelando al derecho de réplica, que publiquen en su revista la siguiente información, por considerarla de vital interés para sus lectores:
En la revista semanal Clip número 56, aparecida el 29 de agosto del presente en esta ciudad de Villahermosa, en la página 20, Fernando Hernández Gómez publica un artículo en el que habla de los sindicatos de Trabajadores del Petróleo de la República Mexicana y Nacional de Trabajadores de la Educación (STPRM y SNTE), los califica como “lo más nefasto del corporativismo mexicano” y le reprocha a PAN y PRI su protección a estos “nefastos liderazgos”.
Acto seguido arremete contra el Movimiento Antorchista, diciendo desde el principio que es una organización igual de nefasta, cuyos líderes “son de armas tomar” y sus militantes “carne de cañón”, para después remitirse a un reportaje publicado el 15 de agosto del año pasado en El Universal, repetir casi textualmente las afirmaciones de dicho reportaje, validándolas y, con esa “demostración”, descalificar el plantón que los antorchistas tabasqueños tenemos frente a las instalaciones de Sedesol desde el lunes 20 de agosto. Vuelve a citar otras fuentes y nos vuelve a insultar, diciendo que somos chantajistas, vividores y gangsters del activismo social.
Con la mejor intención, y con la duda, que espero que no sea ingenua, de que el autor comete por error involuntario, como algunos otros periodistas (son muchos los que lo hacen, pero no por error), de repetir las afirmaciones de otros comunicadores, dándolas por buenas y sin preocuparse por verificar su veracidad y fundamento, sin investigar sus fuentes y sus posibles intenciones y prejuicios políticos, cometiendo así una terrible injusticia al difamar a gente inocente que no tiene, además, los foros igual de públicos para defenderse de la infamia cometida. Partiendo de este supuesto y corriendo los riesgos que implican, debo contestar a Hernández Gómez, lo siguiente:
1. El prejuicio en la elaboración del artículo salta y nos golpea el rostro desde el principio. Un comunicador social no se puede dar el lujo de calificar a las personas u organizaciones de las que va a hablar, sin antes presentar los elementos de sus juicios. Por muy inexperto que se pueda ser en el periodismo todo comunicador sabe por lo menos esto. El escrúpulo, la duda y la preocupación por valorar la veracidad o autenticidad de las fuentes que uno cita es condición indispensable del periodismo serio, del verdadero periodismo: la investigación, la entrevista, verificar datos, consultar fuentes, etc. La falta de ese escrúpulo, por exclusión, es prueba suficiente (lamentablemente muy frecuente en el periodismo mexicano) de la falta de profesionalismo. Quien eso hace, no hace periodismo; ¿qué es lo que Hernández Gómez pretende hacer?, no lo sé, pero eso no es periodismo, eso no es ser un comunicador. El resultado real e inevitable, voluntario o no, es convertirse en golpeador, en agresor (si no pagado, gratuito) de personas inocentes que nada le deben, en beneficio de quienes se vean afectados por la lucha del agredido. Es hacerle el trabajo sucio a los poderosos que no quieren que Antorcha luche por la solución de demandas. Hernández Gómez es, además, el jefe de información de la publicación y su artículo deja muy mal a la revista Clip / Reporte Semanal.
2. El reportaje que cita no fue “publicado el 15 de agosto reciente”, sino en 2011, y tuvo el 18 de agosto de entonces una respuesta, que el articulista no menciona, dada en las mismas instalaciones del diario Universal por los habitantes y las viudas de Huitzilan de Serdán, quienes acudieron en grupo a dichas instalaciones a contestar la agresión del artículo. El Universal, atendiendo el derecho de réplica, publicó las declaraciones de los huitziltecos. Este es el vínculo que lleva a la nota: http://www.eluniversal.com.mx/nacion/188168.html. Hablamos de muertes, decenas de muertes en un poblado en el que mataban a la gente sin motivo y a los cadáveres se los comían los perros porque nadie podía levantar los cuerpos, so pena de sufrir la misma suerte, agobiado por la violencia mucho antes de conocer a Antorcha y que ha encontrado la relativa tranquilidad gracias a Antorcha, que llegó a organizarles para alcanzar la paz. En este contexto, la irresponsabilidad al infamar a los indígenas huitziltecos hoy antorchistas se vuelve perversa, incalificable, imperdonable. Por ello los huitziltecos, dignos, acudieron a El Universal a responder el reportaje de marras y el medio se vio obligado a publicar la réplica. Espero que no sea necesario que vengan a Villahermosa, pero de ser necesario vendrán a exigir el derecho de réplica. Se lo aseguro.
3. Cita a nuestro compañero Omar Carreón Abud, cuando dice que “nadie hasta hoy nos ha documentado un hecho irregular” e increpa: “Pero en el DF, la Secretaría de Seguridad Pública les documentó entre 2010 y 2011, 394 acciones entre marchas, plantones y bloqueos, similares a las que la semana pasada iniciaron en la Delegación de Sedesol en Tabasco”. Déjeme aclararle que esos hechos “irregulares” no lo son; son derechos consagrados por nuestra Carta Magna, la Ley que rige a todas las demás. Hacer “marchas, plantones y bloqueos, similares a las que la semana pasada iniciaron en la Delegación de Sedesol en Tabasco” los antorchistas, no es cometer un delito.
Sí lo comete, en cambio, quien ataca estos derechos consagrados por la Constitución o, lo que es lo mismo, quien ataca a la misma Constitución, condenando tales acciones y pidiendo públicamente castigo para los que hacen “marchas y plantones”. Con esas afirmaciones, pues, los que atacan a la manifestación pública no sólo enseñan las orejas, sino también las garras.
4. El autor del artículo que cita Hernández Gómez se basa en declaraciones de personas que no son imparciales. Los “activistas y académicos”, que presenta como autoridades, tales como José Enrique González Ruiz, no son sino viejos rivales de nuestra organización, escudados en títulos y membretes huecos y con fama pública y documentada de malogrados líderes con aceptados vínculos hacia grupos políticos de poder. En el caso de Ricardo Alemán, periodista de El Universal y Excélsior, cuyos vínculos no son tan evidentes, no hace de todos modos, sino repetir las viejas mentiras y los viejos ataques propinados a nuestra organización desde las esferas más negras del poder, ataques que, a fuerza de repetirse una y otra vez, quieren que se conviertan en verdad. Aquí ocurre, ejemplificó alguna vez uno de mis buenos maestros, como con los perros de rancho: Ladra el primero, por alguna razón; a este le sigue otro que también ladra, y luego otro, y otro, etc. Al final, sólo el primero supo porque ladraba. No me voy a preocupar por demostrar que no tenemos padrinos tales como Raúl Salinas, que no somos vividores de la política, ni chantajistas, ni gangsters, ni fascistas. No lo tenemos que demostrar, porque es imposible de demostrar. Para la lógica, para el método científico y hasta para la jurisprudencia las negaciones no se pueden demostrar. Por ello precisamente la carga de la prueba es para el que afirma: el que acusa debe demostrar su acusación. Ninguno de nuestros denostadores, hasta la fecha, ha demostrado jamás sus afirmaciones. Tampoco lo hace Hernández Gómez.
5. Ya demostramos que los 200 apoyos para mejoramiento a la vivienda ya fueron autorizados y que es la Delegación estatal la que los ha retenido arbitrariamente. En días pasados, pedimos la intervención del Lic. Heriberto Félix Guerra, secretario de Desarrollo Social, quien a través del Lic. Carlos Macouzet Zamacona, director de Promoción y Operación de Fonhapo, nos expidió la respuesta mediante el oficio No. D.P.O:/ 001540/2012 fechado el 30 de agosto del año en curso que dice así: “Al respecto, me permito informarle que nos hemos comunicado a la Delegación Federal de la Sedesol en el estado de Tabasco, quien funge como instancia ejecutora, para que agilicen la ejecución del programa, a efecto de que se logren materializar los apoyos para las familias beneficiarias, de forma que puedan contar con sus acciones de vivienda en el menor tiempo posible”. Tello no ha querido mostrar (debería entregar copia) los documentos que “justifican” su negativa a entregar los apoyos. Si los tuviera… ¿quién miente? Evidentemente ella o Fonhapo, pero en ningún caso los beneficiarios. Por lo demás, que los antorchistas, o lo que es lo mismo, que la gente humilde del pueblo trabajador de Tabasco, llevemos años en el padrón de beneficiarios le podría parecer algo condenable solamente a alguien con dificultad fisiológica de entendimiento o a un enemigo de una más justa distribución de la riqueza, del “deseo que se destierre el escenario donde muchos tengan poco y pocos tengan mucho”. Antorcha está consiguiendo recursos extras, frescos, para las familias trabajadoras de Tabasco, que no consigue Tello Maglioni, ni los González Ruiz, Ricardo Alemán o Hernández Gómez y eso no nos avergüenza; nos enorgullece.
El Movimiento Antorchista es una organización social independiente, nacida de las tendencias más consecuentes de la izquierda con el fin de crear una organización realmente fiel a los intereses de los más necesitados del país. Para ello es condición indispensable su total independencia de los poderes políticos y económicos. Somos tal vez la única organización realmente independiente, sin padrinos ni protectores poderosos sino realmente popular, lo que se puede verificar, sin prejuicios, viendo la historia de nuestras luchas, la demandas que enarbolamos, el crecimiento de nuestra filiación, pues el pueblo que nos conoce decide quedarse con nosotros, y nuestra independencia económica pues hemos creado nuestras propias finanzas que nos permiten, a diferencia de todos los membretes y personeros, mercenarios de la política y de la pluma pegados a la ubre de los que manejan el dinero, desairar, por repugnantes, las dádivas que ofrecen los poderosos a cambio de favores.
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