La escuelita de Núñez en ¿su Congreso?
Dicen que el infierno está plagado de buenas intenciones. Como es de suponer, es el caso de la intención del gobernador electo Arturo Núñez, al convocar a los miembros que actuarán en la próxima legislatura, para capacitarse en materias útiles para su desempeño.
Rosa Elvia Bracamontes / rosaelviab@hotmail.com
Por su experiencia en el ámbito congresista, Núñez Jiménez es consciente de que con o sin oficio político, quienes no conocen de tales minucias, a lo sumo llegan a dormir con más comodidad en sus curules, atenidos a lo que les indiquen los asesores que, al estilo Liverpool, forman parte de sus vidas.
De tal suerte que ante la demanda social de instituciones eficientes y efectivas no hay duda que tras esta iniciativa impera la inquietud de brindar un servicio a la altura de las circunstancias.
Sin embargo, más de una ceja se alzó ante tal noticia, y es que aun mediando buena intención, nuestra Constitución es taxativa en establecer una sana separación de poderes, toda vez que el Poder Legislativo, en idea y a groso modo, sirve de control a la toma de decisiones y actuaciones del Poder Ejecutivo.
Es decir, no puede ni debe haber ningún tipo de actividad que se antoje o huela a subordinación del Congreso hacia el futuro primer mandatario.
Y si bien la mayoría de los legisladores que actuarán pertenecen a las izquierdas locales, sea como sea, la suma de los demás miembros parlamentarios en una actividad de tal naturaleza se repite, crea suspicacias y escepticismos a futuro.
Se debe tener mucho cuidado de no echar por los suelos la sanidad de las labores institucionales, y en este caso el discurso en la pasada contienda electoral fue brindar un gobierno diferente que ofrece la idea de que los viejos acuerdos en lo oscurito en perjuicio de los intereses del pueblo de Tabasco se han terminado.
El que esto se ejecute en lo clarito tampoco es correcto. Al final de cuentas son los partidos políticos los obligados a capacitar a sus postulados; no cabe el modo estilado, dando tela para que después pueda utilizarse en su contra; ¿qué caso tiene poner en entredicho la autonomía de los Poderes locales por algo tan nimio?
Seguro son tiempos de romper paradigmas. Es necesario. Pero debe hacerse de modo correcto, reglamentado, sin lesión a la calidad del servicio que se pretende brindar, como la intensa capacitación en quienes servirán al pueblo de Tabasco el próximo sexenio.
Las relaciones inter-institucionales son indispensables para el buen funcionamiento del Estado. Pero cada chango en su mecate, tan es así que cada poder tiene su propia casa y funcionalidad.
Esperamos una eficiente participación de los legisladores; sin duda. Hay la expectativa de que no tendremos más iniciativas de ocurrencias como la de las elecciones cuatrianuales municipales, con lo cual echan por la borda los argumentos que sirvieron para homologar las elecciones federal y local.
La “escuelita” de Núñez —llamada así por los medios— tal vez abone a la simplificación administrativa que pugne por el ahorro en el ejercicio de la función pública, acrecentando las máximas que la Constitución y la Ley de Servidores Públicos, entre otros, tiene para estas tierras; en tanto, la prudencia jamás sobrará.
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