El politólogo Mauricio Merino Huerta les señala que su papel no es gastarse el presupuesto para regalar todo tipo de cosas, sino que debe tener un propósito medible, seguimiento y cumplimiento puntual
Roberto Barboza Sosa / rbarbozasosa@hotmail.com
Evitar la presentación de planes municipales de desarrollo “confusos y complejos”, sino que sean lo más simple posible y a los que la gente pueda dar seguimiento, recomienda a los 17 futuros alcaldes quien fuera coordinador del Comité de Planeación para el Desarrollo de Tabasco (Copladet) de 1983-1987, Mauricio Merino Huerta, y sobre todo les pide contar con “un buen sistema de rendición de cuentas”.
En entrevista con Clip / Reporte Semanal, el ex integrante del gabinete de Enrique González Pedrero (1983-1988) subraya la importancia de que en los próximos ayuntamientos exista rendición de cuentas de cara a la sociedad, pues es su dinero y porque los alcaldes obviamente están para servir a la gente.
“Entonces —dice—, planeación, monitoreo y evaluación, así como consecuencias. Este es el paquete que con esos tres componentes que hoy por hoy forma un buen sistema de planeación en cualquier lugar del mundo”.
No sólo es gastarse el presupuesto para regalar todo tipo de cosas, sino que todo debe tener un propósito medible, seguimiento y cumplimiento puntual de cada etapa, y sanciones como cambiar el programa o al funcionario responsable, si fracasa.
En charla efectuada en el restaurante del hotel donde se hospedó durante su visita a esta capital, Merino Huerta considera que si la gente no sabe a dónde va el presupuesto, ignora cómo se gasta y no sabe qué resultados se obtienen con esos recursos, pues ese alcalde carece de rendición de cuentas.
El también doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, España, quien participó en el seminario de capacitación para los 16 alcaldes electos del PRD y PRI —no se presentó el ex priista Humberto de los Santos Bertruy más que al evento inaugural—, reitera que “sin rendición de cuentas todo lo demás no sirve”.
Recuerda que en esa conferencia magistral ofrecida a los próximos ediles tabasqueños y organizada por el gobernador electo, Arturo Núñez Jiménez, “les recomendé no hagan planes confusos y complejos, hagan planes simples. Planes de compromisos políticos. La gente entiende para dónde van ustedes”.
“Les recomendé mucho, aparte de las cuestiones técnicas de las que hablamos, que no existe un buen sistema de planeación si no hay un buen sistema de rendición de cuentas”, dice quien fuera responsable de la creación de los Centros Integradores del estado.
EMPEZAR CON LA TRANSPARENCIA
Incluso les aconsejó a los ediles electos revisar sistemas electrónicos que ya están desarrollados, a través de los cuales la población puede, desde cualquier lugar del mundo, abrir las cuentas, salarios, gastos, facturas, contratos, avances de obra, dotación de servicios, entrega de víveres, bienes, desayunos escolares, medicinas.
Todo eso se puede realizar con un seguimiento en línea; al día, se puede medir y puede estar a la vista de toda la sociedad. Eso ya existe, ya se realiza en otros lugares del mundo y no hay ninguna razón para no efectuarlo en Tabasco. “Eso fue lo que les dije”, apunta el politólogo por la ENEP-Acatlán de la UNAM.
Explica que en este caso no se trata de la Ley de Transparencia, sino que es una acción integral y avanzada, donde de la mano de la sociedad se dé seguimiento paso a paso al programa de que se trate y medir si se cumplen los objetivos para el que se creó.
Si se desvían recursos, que se castigue; si no se aplica bien el programa, cambiar al funcionario, y si no se obtienen buenos resultados, pues cambiar de programa. “Esto es lo que podría llamarse las consecuencias”, explica.
PLANEACIÓN EN TODO
Mauricio Merino Huerta, con raíces familiares de Tabasco por su abuelo (“me siento medio tabasqueño”), fue consejero electoral del IFE de 1996 a 2003, le tocó las elecciones de 1997, 2000 y 2003; es defensor de la audiencia en Canal 11, y miembro del Consejo de Acceso a la Información del Banco Interamericano de Desarrollo.
Dice que si se le invitara, no aceptaría por ningún motivo un cargo estatal, pero sí contribuiría con Tabasco en todo lo que pueda porque “quiero mucho a esta tierra”.
El miembro de la Academia Mexicana de Ciencias y profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) abunda en el tema que los gobernantes deben tener siempre presente en las políticas públicas: la planeación, monitoreo y evaluación, así como consecuencias.
También deben estar presentes los programas de gestión, que es el conjunto de actividades, componentes y objetivos que persiguen un fin. Por ejemplo, los candidatos a alcaldes que prometieron regalar kilos de carne.
“Hay un procedimiento para comprar la carne, un procedimiento para entregar los vales, un procedimiento para seleccionar a los que van a obtener los vales, un procedimiento para verificar que quien entrega los vales no se los lleve a su casa”.
Es decir, procedimientos de gestión concretos que llevan que el vale llegue a quien debe recibirlo y pueda canjearlo. Eso es la gestión. Entonces tiene que haber indicadores que permitan saber que los vales llegan a donde tienen que llegar.
APRENDER Y CORREGIR
Lo otro son los resultados. Para decir, por ejemplo, que mejoró la nutrición de los niños, uno habla del monitoreo de la actividad, otro la evaluación del resultado en donde se revela después de qué período podemos saber si los niños mejoraron sus nutrientes. Se tiene que hacer un grupo de control de niños, efectuar su seguimiento en determinado periodo. Ver si funcionó. Si no funcionó, pues se tiene que revisar el tema. Se tiene que evaluar y producir aprendizaje para corregir. Aprender y corregir son dos verbos que van juntos.
Explica que se revisa qué pasó, dónde falló y se corrige: la gestión estuvo bien, se entregaron los vales, todo funcionó, pero no se obtuvieron resultados; entonces, sólo hay que cambiar el programa sin meter a la cárcel a nadie, ni correr a nadie porque efectuaron bien su trabajo pero el resultado no se obtuvo.
“Sólo hay que cambiar de política en este caso. Eso no es difícil de realizar. Eso es lo que un gobierno tiene que llevar a cabo. Y ese es un sistema de planeación, para eso sirve”, apunta.
“Los recursos se multiplican pues no se emplean en tonterías. Si no evalúas nunca el dinero —indica— se va como agua en cañería. México ha gastado mucho dinero en tonterías. Tabasco también ha gastado mucho dinero en programas que no han dado resultados”.
Prosigue: “Se crean programas de subsidios para aumentar la productividad agrícola, que en realidad se convierten en becas, dinero que la gente utiliza para comer, no para incrementar la productividad”.
“O sistemas de construcción de obras públicas —expresa— que salen carísimos por no existir un buen mecanismo de control de gestión de la obra pública”.
PLANEAR Y RENDIR CUENTAS
Merino Huerta sostiene que planeación ya no es realizar planes como se efectuaban antes. Planear significa controlar la gestión del gobierno y rendir cuentas a la sociedad. Insiste, es planeación, evaluación y monitoreo, y consecuencias. Pero de cara a la rendición de cuentas con la sociedad.
“Es más que transparencia. Eso es una condición sin la cual no puede existir rendición de cuentas. Si no tienes transparencia no hay rendición de cuentas. Es una condición necesaria, pero insuficiente para la rendición de cuentas”, expone.
“Ahora hay transparencia pero adentro todo sigue igual. Para que exista rendición de cuentas tiene que existir orden”, subraya.
Recomienda ver páginas electrónicas de otros países, donde por ejemplo se puede ver el gasto efectuado un día después o acciones en todos los órdenes, en contratos, servicios, licencia de construcción, autorización de uso de suelo. Todo porque hay orden.
A un funcionario equis le dan un presupuesto para realizar actividades, de todas maneras se tienen que registrar pues no puede emitir cheques a su nombre sin señalar en qué se va a utilizar. Se tiene que poner una póliza, para qué se usará y a qué cuenta debe cargarse en la contabilidad pública, cuál es el objetivo.
“Esa cuenta y gasto tiene que estar alineado con el resultado que se espera. Eso se pone en un sistema de cómputo. Está el cheque, la actividad, el propósito y se monitorea. No es gran ciencia, lo que falta es voluntad. Lo que falta es llevarlo a cabo, no les gusta”, observa.
Afirma que a los gobiernos mexicanos les cuesta mucho la rendición de cuentas. “Antes nos decían que no se podía, que no había tecnología suficiente, pero ya la hay. Antes decían que lo que importaba eran los resultados, sí pero también la gestión”.
Asegura que en otros países les sale bien porque lo hacen simple y fácil, no se complican con procedimientos, leyes, oficinas y un ente con membrete.
Es sólo de que el propio funcionario público capture la información a la hora de que pide el cheque para gastar, y se va en línea de internet para que la sociedad lo sepa. “Es supersencillo, pero obviamente faltan ganas de llevarlo a la práctica, técnicamente no es complicado”, apunta.
El investigador y catedrático de la División Académica de Administración Pública del CIDE considera necesario los ordenamientos jurídicos y también hacen falta compromisos públicos, políticos, explícitamente relacionados contra la corrupción.
“Cuando se planea algo que de entrada se sabe que no se puede cumplir, eso también es un acto de corrupción. La corrupción no se cancela persiguiendo corruptos; sí, está bien, si hay corruptos agarras a cuatro, los metes a la cárcel, pero la corrupción sigue intacta. La corrupción se combate cambiando el sistema que la genera, no sólo metiendo a la cárcel a corruptos, pero por sí mismo no sirve de nada”, puntualiza.
Ejemplifica que si un gobernador o alcalde vio que su colaborador no obtuvo el resultado del programa; ¿por qué si hizo lo que le pidió?, entonces hay que cambiar la política del programa.
“O no se obtuvo el resultado, no hizo lo que se le pidió y todo le salió mal, entonces cesa al funcionario. No sirve, hay que poner a un profesional.
La gente votó porque quería fuera su alcalde, pero el alcalde está comprometido con el profesionalismo de su tarea y por ello tiene que cambiar al que no sirve”, remarca.
También, si todos los puestos se vuelven pura captura partidaria y reparto por cercanía y amistad, ahí no sirve nada.
Merino Huerta rechaza que los alcaldes necesariamente tengan que ser profesionistas, pues la democracia está allí para que elijan al que deseen, sean o no gente con estudios, hayan pasado por una universidad o no, incluso jamás hayan ido a la escuela.
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