Juan José Peralta Fócil *
El inicio del segundo período ordinario de sesiones del tercer año de ejercicio legislativo se da en circunstancias particulares para nuestra legislatura.
Se da en el marco de una alternancia política respaldada por el voto de cientos de miles de ciudadanos que, mayoritariamente, mandataron el relevo en la gubernatura del estado, en quince de diecisiete ayuntamientos y en 19 de los 21 distritos electorales uninominales de Tabasco. El cambio, pues, fue la idea central de los ciudadanos tabasqueños.
También en el ámbito federal los tabasqueños que acudieron a las urnas el pasado 1 de julio optaron por sufragar de manera contundente en favor de nuestro candidato a la Presidencia de la República, el licenciado Andrés Manuel López Obrador, así como por los seis candidatos a diputados federales y por la fórmula al Senado de la República, que compitieron enarbolando la plataforma de la coalición Movimiento Progresista.
Es decir, los electores ordenaron se diera la alternancia no sólo en el Poder Ejecutivo, sino también en esta representación popular y en casi la totalidad de las administraciones municipales. El poder Judicial no es la excepción. El voto ciudadano permea a los tres poderes del estado.
El impulsor de esa decisión histórica de los electores de Tabasco fue el anhelo de alcanzar un cambio verdadero, y con él un futuro promisorio para nuestro estado. Sin duda el efecto López Obrador y Núñez Jiménez influyeron, pero también por defecto, la percepción social negativa hacia la administración pública en su conjunto. Por decirlo en términos coloquiales, el pueblo dijo: “Queremos todo nuevo”.
Esa nueva realidad política ubica a las instituciones públicas en una circunstancia distinta a la tradicional, contexto en el que el Congreso de Tabasco es actor de primer orden.
Por ello, la fracción parlamentaria del Partido de la Revolución Democrática está en la mística de trabajo de que los meses venideros deben ser de un trabajo fecundo en bien de los tabasqueños, y no de una parálisis de los trabajos legislativos. Lo recalco: un NO rotundo a la parálisis legislativa.
Materia de trabajo hay, y de sobra: existen 90 puntos de acuerdo pendientes de ser analizados, y 186 iniciativas de ley a la espera de ser dictaminadas en comisiones. Esto es un acumulado de los casi 3 años de ejercicio legislativo. Es decir, el rezago que tenemos es del orden del 26 por ciento en puntos de acuerdo y del 50 por ciento en iniciativas de ley que duermen el “sueño de los justos”.
Los diputados del PRD, en todo lo que sean temas de coyuntura que redunden en beneficio de los tabasqueños, estaremos en la disposición de revisar lo que sea necesario, de avanzar y de llegar a acuerdos. Coyuntura es todo aquello que por ley y por circunstancia política tiene que ser estudiado en este último período de sesiones legislativas.
No obstante, nos oponemos de manera firme que cuando estamos a 104 días de que asuma el mando un gobierno emanado de una corriente política distinta a la que había gobernado la entidad en más de ocho décadas, se pretendan abordar temas estructurales con un impacto decisivo en la vida política, económica, social y cultural de Tabasco.
Seamos claros: dicen los estudiosos de las ciencias políticas que el manejo de la política implica tomar en cuenta dos requisitos básicos: TIEMPO Y CIRCUNSTANCIAS.
La alternancia es el tiempo de Tabasco y su propia circunstancia. El poder público en Tabasco, los 3 poderes y los ayuntamientos, no deben actuar por fuera de esa realidad.
Si por el pueblo fuera, quisieran que las nuevas autoridades electas ya estuvieran en funciones. Claro, todo tiene su tiempo.
Mejor, compañeros legisladores, perredistas incluidos, es guiarse por el refrán popular de que “no hay que hacer cosas buenas que parezcan malas”.
En ese sentido, reiteramos: estamos en contra de legislar asuntos que no han sido materia de debate en esta legislatura, tales como la iniciativa de reforma al Poder Judicial que pretende, aprovechando la ocasión, incrustar la figura de la inamovilidad judicial en Tabasco. Lo decía hace un momento, el voto por la alternancia llega también al Poder Judicial. Pretender la inamovilidad judicial en estos días no es sólo atentar contra la historia, sino a algo más básico: el sentido común. Y me atengo al sabio juicio popular: “EL BUEN JUEZ, POR LA CASA EMPIEZA”.
Hacemos un llamado respetuoso a esta legislatura para que se empiecen a crear las condiciones que permitan que la alternancia política se dé en los mejores términos para Tabasco. Aportemos nuestro mejor esfuerzo en ese sentido.
En lo que a esta Legislatura atañe, si bien no somos quien para autocalificar nuestro trabajo, es deseable que nos aboquemos a trabajar en lo pendiente y de esa forma, con madurez y por prudencia, coadyuvemos al tránsito sin sobresaltos de la alternancia política en Tabasco.
Ya se pasó el tiempo de las reformas integrales. No podemos convertir a esta Cámara en una vulcanizadora legislativa que pretenda parchar leyes al vapor y fuera de la realidad política de Tabasco.
Se comenta en el medio social y político que un buen servidor público es aquel que entiende sus tiempos y circunstancias, acepta sus márgenes de maniobra. Una cosa es la legalidad de un mandato y otra es la legitimidad de la toma de decisiones después de un proceso electoral donde el decreto popular mandató la alternancia política. Lo que no se hizo en 66 meses de gobierno y en 30 meses de legislatura para presentar iniciativas de ley, es condenable que se pretenda hacer en los 103 días que median de esta fecha al 31 de diciembre de 2012.
Pongamos los pies sobre la tierra. Respetemos el sabio juicio del pueblo.
* Coordinador parlamentario del Partido de la Revolución Democrática (PRD)
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