martes, 18 de septiembre de 2012

Punta Fina



Mexicana y el ave fénix



El proceso está en su etapa inicial, pero va bastante bien. El presidente electo Enrique Peña Nieto pidió un diagnóstico del sector aeronáutico nacional y, en la crisis, hay un hálito de esperanza para Mexicana de Aviación.

José Ureña / primercirculo@hotmail.com



Un decenio de malas decisiones podría llegar a su fin.
Juzgue usted si no: Año tras año han cerrado empresas, unas por mala administración, otras atacadas del ámbito oficial y algunas más por oscuros intereses.
Así desaparecieron Aerocalifornia, Aviacsa, Aladia, Alma, Novair, Aerolíneas Azteca y muchas más.
Tal vez ninguna de las mencionadas vuelva a subir de nuevo a los aires, pero Mexicana es otro volar.
Le explico. Peña Nieto ya se entrevistó con todos los gremios de tierra, sobrecargos, pilotos y demás representantes de los ocho mil 500 trabajadores de esa empresa quebrada con alevosía por Gastón Azcárraga y su Grupo Posadas.
Seguramente alguna esperanza les dio el futuro mandatario porque los dirigentes gremiales han salido contentos, con ilusiones y el compromiso de continuar las pláticas a fin de encontrar salidas decorosas tanto para ellos como para la aviación del país.
Se trata, les explicó, de tomar decisiones sensatas para no repetir la historia de rescate-saneamiento-venta-quiebra y otra vez rescate-saneamiento-venta-quiebra.

FUNCIONARIOS INCAPACES
Enrique Peña Nieto mostró interés por el caso de Mexicana de Aviación desde la campaña presidencial.
En cuanto pasó la elección, un político priista ha sido definitivo.
Jesús Ramírez Stabros, jefe del control político del Congreso de San Luis Potosí, dialogó extenso con Peña Nieto y le mostró una experiencia personal de los noventas.
Aeroméxico había caído en la insolvencia y era inminente su aterrizaje eterno.
Ramírez Stabros, a la sazón secretario de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), se la pasó meses en asambleas hasta presentar un proyecto de rescate. Comprometió los recursos de varios gremios de trabajadores de la empresa —de tierra, de aire, de suministros— y aportó los recursos necesarios para evitar la desaparición.
Lo hecho posteriormente es otra historia: El gobierno propició un monopolio a través de Cintra, administradora de Aeroméxico y Mexicana de Aviación, hasta la aparición de otra orden oficial de separar a ambos grupos para propiciar la competencia.
Cuando se consumó la división, el ex presidente Vicente Fox entregó Mexicana a Gastón Azcárraga, un improvisado de la aviación, y hoy los usuarios en su conjunto padecen las consecuencias.
Todo porque Aeroméxico detenta la mayor parte del mercado y ha encarecido los pasajes y la carga aérea a placer suyo.

DECISIONES INTEGRALES
Tal vez la solución esté muy cercana. En espera de ver qué hace Med Atlántica en las próximas semanas —su representante Christian Cadenas asegura tener los 300 millones de dólares solicitados por el juez—, el equipo de Enrique Peña Nieto avanza en los estudios actuariales y con un poco de voluntad sería posible volver a ver a Mexicana en los aires.
Alguna manera habrá, dicen quienes se han metido a las tripas de ese gran fraude de Gastón Azcárraga y los consiguientes traspiés de la administración calderonista para impedir el concurso mercantil.
Cuestionables han sido las actuaciones de distintas dependencias, pero de manera sobresaliente las secretarías de Comunicaciones y Transportes y del Trabajo y Previsión Social.
—Es un cochinero —me dijo un colaborador de Peña Nieto cuando le pregunté específicamente por la actuación de Javier Lozano, ex titular del Trabajo y actual senador de Acción Nacional.
No se pretende ver hacia atrás, sino hacia delante, y por ello se buscan inversionistas.
Oficialmente los pasivos de Mexicana rondan los 17 mil millones de pesos, pero se pueden renegociar deudas y reducir sensiblemente los pagos.
Esa inversión es importante, pero más lo es la recuperación de rutas, espacios en aeropuertos extranjeros y frenar la campaña impulsada desde las secretarías de Comunicaciones y de Turismo: abrir indiscriminadamente los cielos a compañías extranjeras. En esto se piensa sin utilizar recursos públicos.
A juzgar por el optimismo del grupo económico peñista, las cosas no van mal y podría ser una de las primeras acciones del próximo gobierno.
Sería la primera acción para reordenar un sector donde se ha privilegiado a unos cuantos: Aeroméxico, Interjet y Volaris.
¿Por fin veremos una política integral en aeronáutica?  

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