martes, 18 de septiembre de 2012

POLICRONÍA SEMANAL


AMLO, contrapeso a la mexicana


Hablar de Andrés Manuel López Obrador crea reacciones extremas entre los mexicanos. Unos lo siguen con la idolatría propia de un mesías y esa gran mayoría que optó por otro candidato a nivel nacional, simple y llanamente no tolera oír su nombre.

Rosa Elvia Bracamontes / rosaelviab@hotmail.com


En honor a la verdad, dicho actor político figura ya en la historia nacional como uno de los más astutos que ha sabido resurgir cual Ave Fénix de entre las cenizas, de sus descalabros electorales, generando olas a su paso, pero sin lugar a dudas siendo uno de los que más venden y seguirán vendiendo en los medios de comunicación.
Una trayectoria nada despreciable y reconocible del “amachamiento” como decimos en chocolandia, en sostener una postura frontal y decidida por abolir al sistema imperante, suma adeptos a sus causas y creó una excelente oportunidad para las izquierdas nacionales, camino a la Presidencia de la República.
Analizar a estos tiempos los factores de una derrota compartida ya no es negocio. Lo hecho, hecho está y muchos han empleado tinta y papel en sendos análisis políticos de lo que ya fue. Acá lo que interesa es avizorar de modo objetivo lo que debe pasar, en beneficio de nuestra sociedad.
Él se hace escuchar. Sus discursos pausados y contundentes marcan profundamente la conciencia del pueblo que se involucra con el futuro del país. Ese que está harto de los usos y costumbres que han impedido nuestro sano desarrollo y hasta el más necio encuentra algo de sentido a sus ideas. Esto debe cambiar. Sí o sí.
Su paso político no tiene desperdicio. Nunca como ahora México tiene futuro; las prácticas autoritarias de antaño sucedían repetidamente, ante la pasividad de una sociedad controlada mediante el analfabetismo o las clásicas que nos inculcan en los libros de texto de la SEP, donde la historia del país se manipula al antojo, amén de acciones represivas que ya no caben. 
La educación cívica que inculca el amor a la patria a nuestra niñez y juventud, había quedado en el cajón de los olvidos y se necesita alguien capaz de ir contra la corriente de forma decidida para que lo que yacía inerte recobre vida. Alguien que ponga los puntos sobre las “íes” para despertar al monstruo de las mil cabezas y la alarma del reloj ya suena.
Tener a López Obrador vivo y con voz en la vida pública nacional garantiza que el sistema medite muy bien sus estrategias y optimice su trabajo, pues el hartazgo social vigila muy cerca de la mano del caudillo tabasqueño.
Dresser ya lo dijo una vez: se le necesita como contrapeso en el país. Un elemento rector de las decisiones no sólo del Ejecutivo del Estado, sino también aquéllas solapadas desde el Poder Legislativo y con las cuales dan al traste al interés público.
La apuesta social fue en la búsqueda de la paz social y la experiencia del priismo para tal fin, complementaria por supuesto de consolidar las condiciones que en un sexenio son viables para garantizar las bases del desarrollo social tan merecido.
Una tarea nada tersa, que enfrentará las inercias de ciudadanos acostumbrados a manejar las rutas más fáciles, dentro de ellas, la corrupción. Siendo claro que también debemos cambiar.
Recursos materiales y humanos hay, pero amerita voluntad política. AMLO es un valioso boleto para acceder a lo justo y necesario, pero requiere mucho seso y presión el asunto. Es necesario.  

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