lunes, 27 de agosto de 2012

Punta Fina


Miopía y regateos 



Nada ha cambiado. Nuestra clase política es la misma, con las mismas actitudes y la misma falta de resultados. Trataré de desgranarle la idea. 

José Ureña / primercirculo@hotmail.com



 Desde tiempos antepasados hemos vivido la confrontación como nota única de las fuerzas partidistas, el gobernante en busca de marcos legales a su favor y las oposiciones, todas en partes, a derribar cualquier intento de cambio con cualquier argumento y cualquier estrategia.

Para ilustrar hurguemos en esa historia desde los tiempos de Ernesto Zedillo, quien quiso romper el mito del estatismo con la idea de abrir la industria petrolera al capital privado bajo el argumento de quitarle atavismos y dar larga y sana vida a Petróleos Mexicanos (Pemex).
De inmediato tuvo el apoyo de su bancada, la del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En San Lázaro, Cámara de origen, los priistas eran coordinados por el tabasqueño Arturo Núñez y se dieron a la tarea de crear consensos para abolir, con una reforma, cuanto el discurso oficial había construido desde la expropiación de Lázaro Cárdenas en 1938.
Si pudieron dar vida al Fondo Nacional de Protección al Ahorro Bancario (Fobaproa) con su costosa herencia de deudas públicas para pagar usura privada, ¿cómo no iban a borrar de un plumazo los cambios a Pemex?
Mal cálculo, porque no hubo eco.
Como era lógico, el periodismo no aceptó romper con el dogma estatista de los hidrocarburos y Porfirio Muñoz Ledo lideró la oposición.
La sorpresa fue Acción Nacional (PAN).
Partido de derechas, aliado del capital, parecía natural su respaldo.
Sin embargo, rechazó la idea zedillista.
Al frente del PAN estaba Felipe Calderón y desde el Comité Ejecutivo Nacional se frustró la principal reforma de tipo económico ideada por un economista llegado a la Presidencia de la República por una desgracia, el crimen de Luis Donaldo Colosio.

EL REGRESO DE LA HISTORIA
La presencia panista en Los Pinos cambió el papel de los actores.
Con Vicente Fox y Felipe Calderón son ellos quienes abogan por las reformas estructurales y son los priistas quienes han rechazado sistemáticamente la reforma energética.
Quiso el electorado quitar el mando federal a esos panistas y darlo a los priistas y, ¿qué cree usted?
Ambos muestran signos de mutación.
Aquí está la noticia:
Parece que regresamos a 1998.
Enrique Peña Nieto quería arribar a la residencia presidencial con  mucho caminos andado.
Aquí dimos cuenta, dos semanas atrás, de cambios ligeros como la Comisión Nacional Anticorrupción, el fortalecimiento del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), medidas para transparentar el gasto publicitario y otras de menor calado.
Más allá de elogios discursivos, no dejan de ser medidas administrativas.
No tienen la trascendencia social, económica y política de las reformas estructurales.
Las negociaciones para sacarlas iniciaron en cuanto pasaron las elecciones y en ellas, sorpréndase usted, han participado personajes del primer círculo de Andrés López.
El mejor síntoma de algo inevitable visto por ellos mismos: los recursos del tabasqueño serán rechazados uno a uno por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), para dar paso a la legitimidad del priista Peña Nieto.
Negocian, pero apoyan.
Por lo tanto, le damos el adelanto: ninguna de esas reformas no se dará en el primer período ordinario de la próxima Legislatura y esto atará de manos a la próxima administración federal.

SI ACASO PARA 2014
¿Le quedó claro?
2013 estará marcado por la astringencia económica, los coletazos de la crisis europea, los efectos de la sequía terrenal, la escasez de alimentos en los países graneros del mundo y la anemia de un aparato productivo nacional.
Malos signos para un gobierno cuyos deseos son iniciar fuerte, con acciones de impacto, muchas obras de infraestructura y generación de inversiones y empleos, amén de grandes cambios en los programas asistenciales y a la educación.
No será posible y el equipo de Enrique Peña Nieto ya fue instruido para fabricar un escenario alternativo.
Helo aquí:
La búsqueda de acuerdos seguirá con todas las oposiciones, pero el plazo se ha alargado para el período parlamentario febrero-mayo de 2013.
Es decir, si bien le va al nuevo gobierno, su instrumentación se reflejará hasta el presupuesto de 2014.
Así pagará el PRI su egoísmo con los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, dirán los panistas.
Sí les podremos replicar, pero así reeditan todos la historia de inacciones y confrontaciones a las cuales nos tienen acostumbrados.
Antes de concluir, una acotación:
No se trata aquí de invocar una reforma hacendaría para incrementar impuestos y ni siquiera en pos de la gradualidad en busca de un poco de justicia, sino de explicar la actitud política.
La calidad de las reformas es otra cosa.
Lo de siempre es la irresponsabilidad de nuestros políticos.  

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