lunes, 27 de agosto de 2012

Policronía Semanal


Narcotráfico, un tema para pensar


La lucha contra el narcotráfico emprendida por el gobierno federal en los últimos dos sexenios ha consistido en una serie de eventos cuyo éxito esporádico ha dependido, en su mayoría, de la intervención de agencias internacionales que hacen un verdadero trabajo de inteligencia. 

Rosa Elvia Bracamontes / rosaelviab@hotmail.com


En México escaseamos de “talentos” que conozcan e involucren el modo de operar de las bandas delincuenciales más arraigadas en nuestro entorno y la forma en que transitan por el país en su marcha hacia los Estados Unidos, el consumidor más importante de cuanto estupefaciente y enervante se conozca en el mercado.
Es decir, ajenos a nuestro país nos tienen que venir a hacer la plana porque aquí se tiene miedo o el encargado de hacerla tiene tan metidas las manos en esos menesteres que le tiembla para desarticular algo de lo que forma parte.
Los mexicanos ansiamos contar con calles desprovistas de delincuentes de dicho orden; anhelamos que transcurra el tiempo y que las muertes de nuestros conciudadanos obedezcan a cualquier cosa, menos a ese devastador “daño colateral” del que han abusado para justificar de tan mínima manera, los miles de caídos en medio de una guerra estéril.
Todos sabemos que quitar una cabeza de cualquier célula delictiva no representa más que el esfuerzo inmediato de cien más que se forman para que, de entre ellos, se designe a su reemplazo; ahí nada se desperdicia. 
Así que el anuncio con bombo y platillo de las capturas que se ha logrado en la lucha contra el crimen organizado, sin desvincular con efectividad las redes delictivas diseminadas por el país, huele a cebo rancio.
Somos un país que convive con el narcotráfico y visto que somos incapaces de organizarnos como sociedad civil y el Estado, como un ente jurídico que debe tener estrategias solidas y de inteligencia en cualquier nivel que se aplica.
Tenemos que reconocer que muchos de los que apostaron por el regreso al gobierno federal al sistema priista, fue por el reconocimiento público al orden que dicho instituto político mantuvo durante sus ejercicios en este rubro tan sensible. 
Muchos cuestionan las formas, pues dan por sentado, y no es del todo infundado, que este control se basaba en convenios furtivos que delimitaban las reglas de operación de las bandas criminales, con el compromiso que a la sociedad civil NO INVOLUCRADA, se le permitiera vivir EN PAZ.
Tenemos esto o la alternativa que por fin se legalice el narcotráfico; tema que hace respingar a una gran parte del país, ante el terror que genera la imposibilidad de este ejercicio con RESPONSABILIDAD. Cuando lo cierto es que el consumo no está prohibido y regular el rubro desahogaría muchísima presión negativa a nuestra sociedad.
Finalmente, jamás erradicaremos de nuestro esquema social la ambición desmedida de los que detentan el poder y ven en esta actividad ilícita el respaldo ideal para seguir conquistando sus aspiraciones políticas, tan de la mano del crimen organizado.
No mientras  no le apostemos a la educación y a crear condiciones de desarrollo social, propicias para que de modo gradual la semilla de la conciencia y responsabilidad germine entre los mexicanos, que a decir verdad se antojan sólo sueños guajiros.  

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