Saldos de la alternancia
El 1 de diciembre se cierra un ciclo de 12 años de la alternancia en el poder en México. La verdad que no hay que escarbar mucho, ni hacer un recuento mayúsculo para deducir cómo dejan el país los panistas.
Fernando Hernández Gómez / fdohernandezg@hotmail.com
Una revisión de la prensa capitalina del lunes 13 y martes 14 de agosto —dos días únicamente— muestra que el país que gobernó el PAN dos sexenios se debate entre el desempleo, pobreza, desigualdades e inseguridad pública.
El empleo es uno de los indicadores de bienestar de un país, y en México más de la mitad de la población económicamente activa no sabe lo que es tener un ingreso fijo, ni disfrutar de la seguridad social.
En poco más de tres meses termina el sexenio de Felipe Calderón, y 21 millones de personas están hundidas en la informalidad (14 millones 261 mil), la subocupación (cuatro millones 484 mil) y el desempleo (dos millones 300 mil), contra 15 millones que cuentan con un empleo formal y remunerado.
Hay datos que hablan de la precarización del empleo. Veamos unos datos: la más reciente encuesta de ocupación y empleo del INEGI indica que en el segundo trimestre del año se incrementaron a 37 por ciento los desempleados con estudios profesionales.
Casi 10 por ciento de la población se ha visto en necesidad de trabajar horas extra o buscar un nuevo empleo ante la insuficiencia del salario que percibe. Y es que según el reporte del INEGI, 32 millones 453 mil 300 personas perciben de cero a dos salarios mínimos.
Los datos del INEGI señalan que en el último año, 830 mil personas se sumaron a trabajar en condiciones precarias: sin salarios fijos, seguridad social, prestaciones laborales ni acceso a servicios de salud de calidad.
Esto favoreció a que la tasa de informales alcanzara su cifra récord de 14.2 millones, lo que representa el 29.3 por ciento de la población ocupada, según cita el diario La Crónica el lunes 13.
La educación refleja el grado de desarrollo de un pueblo, y en México para el rector de la UNAM, José Narro, es una vergüenza que el Estado incumpla al no garantizar el acceso a la enseñanza a 70 por ciento de los jóvenes mayores de 15 años.
Narro urgió a que convierta este rubro en “prioridad nacional”, con el fin de evitar el rezago educativo del país con respeto al rango internacional y porque “sin más opciones educativas para nuestros jóvenes se hipoteca el futuro de la nación”. (La Crónica, 14/ago/12)
El rector de la UNAM consideró inadmisible que en México todavía existan 5.4 millones de analfabetas, de las cuales 500 mil son jóvenes entre 15 y 29 años.
Hay también 10 millones de mexicanos que iniciaron la primaria y no la terminaron, y en secundaria iniciaron 16.5 millones y tampoco concluyeron el ciclo.
Aún con la cobertura total de educación primaria, cada año 50 mil dejan sin concluir sus primeros seis años de escuela, indicó el subsecretario de Educación Básica de la SEP, Francisco Ciscomani. (La Razón, 14/ago/12)
Y fíjese que de los cinco millones de analfabetas en México, el INEA atiende sólo al 27 por ciento, esto es, 800 mil personas a nivel primaria y 400 mil de secundaria.
No puede hablarse de bienestar social o económico cuando un tercio de los mexicanos no vive en casa propia, o reside en una habitación que dista mucho de considerársele ‘vivienda digna’.
En México, 35 millones 752 mil 705 personas viven en condiciones de rezago habitacional, lo que equivalente a la población del DF, Estado de México, Veracruz y Oaxaca juntos, según el estudio ‘Rezago habitacional, demanda de vivienda 2012 y bono demográfico’.
Según el documento, dos millones 216 mil personas viven en hacinamiento; cuatro millones 504 mil, en casas hechas con materiales en deterioro o de desecho; con paredes de lámina, cartón, carrizo, embarro o bajareque y con techos de lámina de cartón, palma o paja.
En viviendas construidas con materiales regulares, es decir, con paredes del lámina metálica o de asbesto, madera o adobe y techos de lámina metálica, tejamanil o teja, habitan otros 28 millones 673 mil personas.
Se plantea que sería necesario construir nueve millones 37 mil 690 viviendas para atender este rezago en los próximos años, lo que representa una tercera parte de las viviendas del país. (El Universal, 14/ago/12)
La cifra no coincide con las que posee el Infonavit. Pero el número que aporta esta institución habla del gran rezago de vivienda en el país.
Y es que a 40 años de su creación, el Infonavit sólo ha entregado siete millones de créditos, cantidad que no ha alcanzado a resarcir la demanda habitacional que existe en México.
Su director, Víctor Manuel Borrás, precisó que el rezago habitacional es de 14 millones de viviendas, de las cuales 22 por ciento equivale a derechohabientes del Instituto. (El Economista, 15/ago/12)
Más de allá de las carencias y desigualdades sociales, lo que más preocupa a los mexicanos es la inseguridad pública que se ha agudizado los dos últimos regímenes presidenciales. A diario —el día que usted guste— hay atentados, ejecuciones y otros hechos violentos en diversos sitios del país.
Después de analizar el perfil de violencia que han adoptado grupos del crimen organizado en distintas zonas del país, el gobierno federal estableció una ‘alerta roja’ en por lo menos nueve entidades, para impedir que crezcan y se reproduzcan hechos como los ocurridos la semana anterior. (24 Horas, 14/ago/12)
De acuerdo a la revisión que hicieron fuerzas de seguridad, las organizaciones criminales están atravesando una intensa confrontación y no descartan que con acciones en las que utilicen extrema violencia pretendan someter a autoridades.
El análisis precisa que en algunos estados, desde el mes pasado, comenzó la reubicación personal de instituciones como la PGR, SSP federal y de dependencias estatales, lo que también provocará reajustes en las operaciones de los grupos criminales.
La intención, según una fuente del gobierno federal —reporta el diario—, es impedir que con esas actividades violentas se busque desestabilizar el proceso que se iniciará en breve, de transición al nuevo gobierno.
Este es el país que heredarán los panistas al concluir su ciclo en el poder federal. No importa tanto que el PRI regrese a Los Pinos, sino cómo se abatirán estos indicadores, pues quien asumirá la Presidencia el 1 de diciembre no trae varita mágica, ni es la octava maravilla.
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