POLICRONÍA SEMANAL

Tabasco, con zapatitos nuevos 

Tabasco, víctima de las inconsistencias humanas. Uno de los estados más prósperos en cuanto a riquezas naturales y de gente talentosa, hoy es manoseado por propios y extraños, en pasajes lamentables de recordar a futuro.

Rosa Elvia Bracamontes / rosaelviab@hotmail.com

Se trata que todo sistema debe contribuir a mejorar la calidad de vida de la gente; en nuestra tierra eso no aplicó hasta ahora, pues el beneficio lo han visto muy pocos y eso es un sentir que hoy levanta ámpula entre una gran mayoría de perjudicados.

Los errores institucionales cobran su factura; hoy más que nunca existe la necesidad de que quienes se posicionen en el Gobierno del Estado garanticen experiencia pero también una serie de valores humanos, que van desde el compromiso, la lealtad, la preparación y un camino serio y sólido. No cualquiera lo tiene.

No sólo se trata de ser político de ranchitos, donde se cree que con dar la mano y hacerse el buen escucha, amén de ser excelente acarreador de la perrada, es suficiente para aspirar a gobernar a varios milloncitos de chocos aguerridos y que cada vez son más exigentes.

Ya no son tiempos donde los mandatarios se dediquen a admitir de sus subalternos las sempiternas tarjetas informativas donde el ayudante de su ayudante le dice lo que es políticamente conveniente.

Los números siempre terminan distorsionados y es tiempo de tener a alguien que sea capaz de moverse de su comodidad para decirle a la gente: ¿qué te hace falta? ¿Está correcto lo que estamos trabajando para tu comunidad?

No hemos podido ver a un primer mandatario en giras de verificación de obras, sólo las agendan para su inauguración. Por eso ha pasado lo del PHIT. Ni a quien le interese ir a ver si los de la Conagua cumplen; total, con armar el teatrito costalero cada año se acaba la bronca y de aso, viene una lanita mas pa’cá.

En esta tesitura, es dable preguntar: ¿Cómo podemos aspirar a tener juventudes sanas y propositivas, si enfrente tienen la clara muestra que la sinvergüenza tiene sus premios? ¿Cómo poderle exigir a los muchachos que estudien, si les basta ver que cualquiera, con un poco de zalamería y usando espacios como el de los hermanos Sibilla se la pasa obsequiando cosas de otros, usando dinero de otros, para hacerse de un posicionamiento político?

En Tabasco cualquiera puede ser político, trascender y convertirse en neo millonario. Cualquiera que no conozca de escrúpulos, que no sepa de lealtades, que no sepa de valores y que tampoco sepa de vergüenzas.

Es tan fácil vestirse de glorias con dinero en la bolsa y además, allegarse adeptos y amigos. Con dinero baila el perro.

No hace mucho un hombre respetable hacía una semblanza de aquella época en donde los chocos teníamos palabra.

Una donde no era necesaria la suscripción de pagarés para que el que debía pagara. Para que el que prometía cumpliera. Hoy, ni con la firma estampada ante notario público se adquiere esa razón de ser.

Autoritarismos no caben. Hoy Tabasco necesita de gente comprometida que sepa hacer segundos y terceros de la capacidad y experiencia política de quien dirigirá las obras por los seis años que vienen.

Hoy Tabasco necesita que sus políticos dejen atrás rencillas personales, analicen bien qué es lo que necesita nuestra gente y sobre ello se apliquen con planes bien trazados.

La agenda del Poder Ejecutivo es crucial para cimentar el desarrollo de esta localidad, siempre de la mano de la ventaja legislativa con la que ahora cuenta y hay la confianza que Arturo Núñez sabrá elegir muy bien a quienes le reporten confianza y experiencia que no le carguen los dados ni le maquillen las cosas.

Estas tierras requieren de servidores públicos comprometidos y prestos a inmiscuirse con la problemática de los conciudadanos y sostengan una relación estrecha con las comunidades, a fin de cubrir sus necesidades.

Es sabido que la obra es titánica, pero el pueblo choco ya rugió y está presto a moverse en colaboración de las autoridades. Una gran ventaja para los que vienen, pues antes de este pasaje electoral la paisanada se mantenía letárgica y ecuánime. El horizonte se aprecia positivo y estimulante, es cosa de aprovecharse.