lunes, 13 de agosto de 2012

Los ‘niños de la calle’ tienen hogar… ¡Y los explotan!


La explotación laboral infantil, pauta para la drogadicción y abuso sexual de menores 

Alejandro Esquivel C. / alesquivelc@hotmail.com



Aunque parezca inverosímil, muchos de los casos de explotación laboral infantil se generan en el seno familiar y los beneficiarios son sus propios padres o parientes, lo cual deriva en el aumento de ‘niños de la calle’, quienes en lugar de estar en las aulas escolares se mantienen en la vía pública subempleados o pidiendo dinero.
Según un estudio realizado en 2011 por autoridades del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), la mayoría de los ‘niños de la calle’ en realidad tienen casa y familia, a los cuales los explotan debido a las ganancias que generan, pues se dice que llegan a ganar hasta 800 pesos diariamente.
Martín, quien cuenta con nueve años de edad, labora en los alrededores del mercado José María Pino Suárez, “cargando el mandado o llevando en ‘diablito’ diversa mercancía”, como él mismo cuenta. Relata que diariamente llega a ganar hasta 300 pesos, “de los cuales, cuando tengo mucha sed, me compro un refresco y lo demás se lo doy a mi mamá y mi papá”.
Lo delicado no es que Martín trabaje para llevar el sustento diario a su casa, pues dice que tiene cinco hermanos —él es el quinto de seis consanguíneos, de los cuales todos trabajan, a excepción del menor, de seis años—,  sino que al preguntarle en qué labora su papá, comenta que “en nada, se la pasa en la casa y en la tarde que llegamos con el dinero nos lo pide, le da un poco a mi mamá y se va a tomar”.
Es un evidente caso de explotación infantil y lo peor es que las autoridades encargadas de prevenir ese tipo de conducta por parte de padres abusivos no saben a ciencia cierta qué número de menores se encuentran en esa situación, o hacen caso omiso de ello.
Karim Margarita Beer Guttler, directora del DIF estatal, declara que “la mayor parte de los menores son explotados por algún adulto, familiar o persona ajena que está abusando de él, pues la mayor parte de los niños trabaja en la calle, pero regresan a sus hogares a dormir, donde viven con sus familiares”.
Y abunda que se realizaron investigaciones que revelaron que 95 por ciento de 403 niños y adolescentes de la calle encuestados cuentan con familia y casa, lo cual quiere decir que la mayor parte de ellos trabaja en la calle, pero regresan a sus hogares a dormir, a algún espacio.
La funcionaria indica que 75 por ciento de los menores en ‘situación de calle’ dijeron ser nativos de Tabasco y el 25 por ciento restante, de Chiapas, a quienes principalmente se les identifica porque se dedican a vender diversas golosinas en canastas que cargan durante jornadas de hasta 14 horas diarias.
“Una vez que tengamos el censo vamos a ver cuál es la situación real de cada niño y el motivo por el cual están en la calle, para poder implementar un programa, pero por el momento se va a atender a través del Centro de Atención Integral para Menores y Adolescentes”, expone Beer Guttler.

PRESA DE ADICCIONES Y ABUSOS
Desgraciadamente la explotación infantil no es el único mal que padecen los niños en ‘situación de calle’, pues existen otros estudios que revelan que quienes viven esa condición suelen comúnmente ser presa fácil de las adicciones a solventes y otras drogas y, peor aún, de abusos sexuales o explotación sexual infantil.
Según la asociación civil Cuidemos el Futuro, en Villahermosa existen más de 20 colonias donde la drogadicción entre menores ha aumentado en los últimos años. Entre ellas se encuentran: Gaviotas Norte y Sur, Indeco, Miguel Hidalgo, Bosques de Saloya, Atasta de Serra, 18 de Marzo, Guadalupe Borja y Tamulté.
Un estudio realizado por el mismo organismo revela que ocho de cada diez ‘niños de la calle’ en Villahermosa consume algún tipo de droga, ya sea solventes inhalables —lo más utilizado—, tranquilizantes y anfetaminas, sedantes y alucinógenos, marihuana, cocaína y metanfetaminas, o hasta éxtasis y heroína.

EL NARCO GANA LA BATALLA
Así como el desbordamiento de los ríos Grijalva y Carrizal sobre Villahermosa en las inundaciones de 2007, la llegada de la marea de droga que cubre Tabasco desde hace años llegó inmisericorde, una realidad que ni el gobierno estatal ni el federal ha podido combatir: el narcotráfico.
Medios de comunicación dan cuenta que la venta de estupefacientes ha aumentado, sobre todo en los estados fronterizos con Estados Unidos y Guatemala, y es que a menos de 300 kilómetros de la capital del estado comienza el llamado coca-freeway o autopista de la cocaína, que cruza hacia México por la frontera que Tabasco comparte con el país Chapín.

PRESAS DE ABUSOS SEXUALES
Para el sociólogo Braulio Baizabal, “no es ninguna novedad que diariamente se reporten este tipo de casos: niños y adolescentes que están expuestos a ser víctimas de explotación física, sexual, y de maltrato por parte de adultos que se aprovechan de ellos, a cambio de la paga de unos cuantos pesos o el suministro de drogas”.
En 2011, la Comisión Nacional de Población (Conapo) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informaron que en México existían cerca de 30.5 millones de niños y niñas menores de 15 años, de los cuales  51 por ciento eran hombres y 49 por ciento eran mujeres. 
En ese mismo año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que el 20 por ciento de las mujeres y entre el cinco y diez por ciento de los hombres a nivel mundial manifestaron haber padecido abuso sexual.
Al hacer un análisis de estos datos estadísticos se estima que cerca de 4.5 millones de niños y niñas en México estarían siendo objeto de abusos sexuales.
La realidad es que el Sistema Nacional Para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), solamente en el 2010, recibió más de 18 mil denuncias de maltrato infantil, de las cuales alrededor del cinco por ciento únicamente corresponderían a denuncias referentes al abuso sexual infantil, lo que significaría cerca de 900 denuncias al año.
Vale tomar en cuenta que actualmente en México no se conoce con exactitud la prevalencia de niños y niñas abusados sexualmente debido a tres factores: 1) no existe una tipificación exacta del abuso sexual y en muchas ocasiones al haber poca evidencia física es complicado comprobarla; 2) hay gran carencia de información estadística debido a la falta de una denuncia eficaz que muestre las tendencias, la modalidad y la dimensión de esta problemática en específico, y 3) los padres, familiares o cuidadores se siente imposibilitados a denunciar por vergüenza, culpa o temor a sufrir más humillaciones por parte de las autoridades o por las posibles represalias del agresor.
Lo cierto es que todos los niños y niñas tienen derecho a la denuncia, ya que el primer paso para superar el abuso sexual infantil, es hablándolo. Recordemos que todos los niños y niñas de México y el mundo merecen vivir una infancia libre de violencia, manifiesta Braulio Baizabal.  

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