Eduardo Cota
El de Tabasco se reafirma como uno de los peores sistemas penitenciarios del país debido, entre otros aspectos, a la prevalencia del hacinamiento y al poco conocimiento de la situación jurídica de los reos, sobre todo de los que pertenecen a grupos indígenas, señala el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciario 2011, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Por estas razones, el Sistema Penitenciario de Tabasco ha sido reprobado cinco años consecutivos por la oficina del Ombudsman nacional, Raúl Plascencia: en 2006, 2007, 2008, 2009 y 2010.
En su más reciente reporte, la CNDH reprobó los penales de nueve estados del país, cuyas calificaciones se ubicaron entre 3 y 6, ya que por lo general son internos los que hacen funciones que deberían corresponder a custodios o personal administrativo.
Ya desde 2009, el Programa Estatal de Formación y Capacitación Penitenciaria de Tabasco había reconocido que se tiene una deficiente infraestructura instalada, sobrepoblación, hacinamiento, promiscuidad, y un personal sin perfiles y que desconoce la normatividad penitenciaria federal y estatal, así como la existencia de tratados y convenios internacionales ratificados por nuestro país.
Ese año, también se admitió que se carecía de clasificación criminológica, de trabajo, de tratamiento, de educación, de capacitación, de salud y de instalaciones deportivas, lo cual ha impedido cumplir con la obligación constitucional de reinsertar socialmente a las personas privadas de su libertad, conforme a lo dispuesto por el artículo 18 de la Carta Magna.
CÁRCELES, ‘BOMBAS DE TIEMPO’
Pese a que no se han dado amotinamientos, riñas o fugas los últimos meses, la situación no ha variado mucho, pues prevalecen esas condiciones en la mayoría de las cárceles y penales del estado, y lo peor es que, según el diagnóstico de la CNDH, Tabasco fue de los estados que en esa ocasión retrocedieron en su posición penitenciaria.
Problemas sociales graves como el autogobierno, narcotráfico, venta y consumo de bebidas embriagantes y enervantes, son derivados de la sobrepoblación penitenciaria que existe en el Creset, los Ceresos y cárceles municipales de la entidad, mismos que se encuentran rebasados en su capacidad en más de un 100 por ciento.
Datos de principios de 2012 indican que en cuatro años se duplicó la población de reclusos, pues en comparación con 2008 cuando se tenía un registro de 4 mil 306 internos, para 2011 esa población se incrementó a 10 mil 500 personas que purgan alguna condena, de los cuales alrededor del 83 por ciento se encuentran recluidos en ocho de los 20 centros penitenciarios existentes en la entidad, así como en cárceles locales.
De acuerdo a la evaluación del Sistema Penitenciario de la entidad, los niveles de riesgo son altos y los penales están propensos a fuga o motines, lo cual los convierte en una ‘bomba de tiempo’; es decir, el problema no es si alguno de estos eventos (fugas, motines, disturbios) ocurrirá o no, sino cuándo será el próximo.
Las instalaciones penitenciarias en Tabasco son: el reclusorio federal de mediana seguridad ubicado en Estación Chontalpa (Huimanguillo), el Creset (Villahermosa) y los Ceresos de Cárdenas, Comalcalco, Huimanguillo, Macuspana y Tenosique, que en su mayoría tienen recluidos a reos de alta peligrosidad, así como el Centro de Internamiento para Menores Infractores (CIAT) —cuya seguridad es endeble—, donde pese a su edad, algunos reclusos permanecen ahí por haber cometido delitos graves.
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