En los próximos años la depresión será primera causa de discapacidad y de atención en los centros hospitalarios, alertan suicidólogos
Samuel L. Soto Giles. / gi_les@hotmail.com
Porque la atención a la salud mental ha estado abandonada, la representante en México de la Red Mundial de Suicidólogos, Ángela Beatriz Martínez González, llama a la comunidad política a realizar un ejercicio colectivo de reflexión en el tema: el suicidio y la salud mental.
En el documento entregado a Clip / Reporte Semanal durante una gira de trabajo por Nacajuca, la especialista alerta a los representantes populares y servidores públicos de los distintos niveles de gobierno, sobre la urgencia de poner interés en la atención de la salud mental, toda vez que en los próximos años será la primera causa de discapacidad y de atención en los centros de salud, particularmente la depresión.
“El suicidio es una causa de muerte evitable en la mayoría de los casos y con muy pocos recursos se pueden salvar muchas vidas si se toman sencillas medidas durante la crisis suicida. Por tanto, es tarea de toda la sociedad, de sus instituciones y organizaciones, colaborar entre sí para reducir esta causa de muerte”, señala.
La investigadora indica que en Tabasco el suicidio se ha convertido en un problema de salud pública; los índices estatales se ubican por arriba de los nacionales desde finales de los años setenta.
Por cada suicidio se ejecutan de 10 a 25 intentos de suicidio y el 10 al 15% de quienes han intentado suicidarse terminan logrando su objetivo. Se deduce que el riesgo de muerte en quienes cometen intentos de suicidio es cien veces superior a la población general y que el 2% lo hacen en el año siguiente de su intento frustrado.
Señala que países como México tienen reducidos presupuestos de salud e invierten aún en menor proporción en salud mental, a la que destinan aproximadamente el 0.85% de su presupuesto nacional para el rubro de salubridad, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que este porcentaje sea del 10% por ciento.
“Los jóvenes mexicanos son víctimas de la pobreza, la desigualdad de oportunidades para acceder a una educación de calidad y a un empleo con un salario apropiado, así como a los servicios primordiales de salud. Debido a dichas privaciones viven cada vez enormes problemas para materializar sus proyectos de vida”, puntualiza.
Explica que en este deplorable escenario los jóvenes experimentan el impacto en la transformación de la identidad o la manera como se perciben y se definen hoy, son aspectos que invariablemente se asocian para generar el destino del sufrimiento mental.
Es entonces cuando emerge una serie de emociones, sentimientos, angustia y frustración de las expectativas creadas por las mismas condiciones neoliberales y promueve estrategias y alternativas que conducen a la soledad, la depresión, tristeza, que conllevan en algunos momentos a pensar “si la vida vale o no la pena de ser vivida”, buscar abandonarla por mano propia, el suicidio se convierte en una “salida” a los problemas.
Para muchos jóvenes la educación no tiene sentido, pues no les garantiza acceder a mínimos de bienestar. Siete millones de ellos, conocidos como ‘ninis’ porque ni estudian ni trabajan, son blanco potencial de la ilegalidad.
Ante ese panorama, se ha gestado entre la juventud un fenómeno de desesperanza y frustración, pero también de malestar social, que de acuerdo con expertos ya deja sentir sus efectos.
Los trastornos psíquicos expresan en sus síntomas las condiciones sociales de la vida, locura, marginalidad, exclusión social, pobreza, desamparo, son aspectos que siempre se unen para generar el destino del sufrimiento mental”.
ELABORAR UNA POLÍTICA PÚBLICA
La investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana plantea en el escenario político actual que los protagonistas presenten sus propuestas para atender a la salud de la población.
“El número de suicidas en las sociedades contemporáneas ha crecido en un 60% en los últimos 45 años, en tanto se ha convertido en una gran preocupación debido a que ha descendido marcadamente la edad de un importante número de ellos; en otras palabras, son los jóvenes quienes más se suicidan o lo intentan”, indica.
En 2000, de acuerdo con el informe de la Organización Mundial de la Salud sobre violencia en el mundo, habrían fallecido 815 mil personas por suicidio en todo el mundo (en torno al 14.5 por cien mil habitantes y año).
Ángela Beatriz Martínez destaca que es la decimotercera causa de fallecimiento en el mundo, en aquellos con edades comprendidas entre los 15 y los 44 años, es la cuarta causa de defunción y la sexta causa de incapacidad. Las altas cifras de suicidios han llevado a la OMS a la consideración del suicidio como un problema de salud pública muy significativo, que provoca casi un millón de víctimas al año; las estimaciones realizadas indican que en 2020 las víctimas podrían ascender a 1.5 millones.
“En México durante el período de 1995 al 2002 ocurrieron 21 mil 32 defunciones por suicidio, de las cuales en 1995 se registraron 2 mil 428 con una tasa de 2.6 por cada cien mil habitantes y en el 2002, 3 mil 160 con una tasa de 3.06 por cada cien mil habitantes, presentando un ligero incremento de 0.42”, especifica.
Hace ver que las estadísticas demuestran un incremento continuo de las cifras de suicidio en las últimas décadas y se ha identificado que los estados del centro y norte refieren las tasas más bajas, ubicándose en el estrato medio y bajo en comparación al resto de los estados de estas regiones.
“Es en los estados del sureste como Tabasco, Campeche y Quintana Roo donde se tienen las tasas de mortalidad por suicidio más altas, ocupando los primeros lugares del estrato alto”, concluye Morales González.
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