El candidato a la diputación local por el distrito VI se va abriendo camino solo, ganándose a pulso la confianza de los ciudadanos
Antonio Caraveo M. / a_caraveo2011@hotmail.com
“Sólo cuando vienen por otro hueso es que se les vuelve a ver”, le soltó a bocajarro don Arturo “N” al candidato a diputado federal del VI Distrito electoral, Federico Madrazo Rojas.
El abanderado priista trató de resolver el cuestionamiento, pero no tuvo tiempo para ello. El ciudadano le aventó dos preguntas más: ¿Se va a bajar el sueldo como diputado y va a cumplir con sus compromisos?
Era el color al inicio de su caminata. Y en la puerta de la casa de don Arturo se apreciaba una calcomanía de Andrés Manuel López.
Madrazo, el tercero de esa dinastía que busca escalar en esa profesión que califican como “el arte de comer excremento sin hacer gesto”, con su diestra tomó del hombro a don Arturo y soltó:
“Vengo aquí porque me apasiona la política, vengo aquí porque quiero conocer de fondo los problemas de la comunidad, vengo aquí porque quiero cumplir con mis propuestas y mis compromisos.
“Y voy a venir aquí si me da su voto, pues soy como un maestro mecánico que es responsable, pues cuando un mecánico cumple, el cliente regresa de nueva cuenta a ese taller.
“Quiero ser su mecánico, por eso vengo a pedirle a que nos ayude”. Y con respecto a bajarse el sueldo, le aclaró que no va por el sueldo del Congreso local y que va a cumplir con las propuestas que plantea, al igual que va a regresar primero a darle las gracias cuando ganen el 1 de julio y después cuando esté cobrando la dieta a fin de seguir pendiente con la problemática de esa colonia.
Federico Madrazo, con una mirada que buscaba encantar a su interlocutor, quien dijo tener pintado el cuerpo de “amarillo”, jurgó: “¿Nos va a ayudar para que pueda cumplir con mi palabra?”.
El anfitrión vaciló unos segundos y luego afirmó: “muchacho, cuenta con mi apoyo, te veo una mirada sincera, voy a votar por ti”.
IMPACTO EN LAS FÉMINAS
Su caminata inicia a las 10:18 horas, con 18 minutos de retraso, en la calle Ayuntamiento de la 3ª del Águila. La bienvenida la dan un grupo de féminas que no paran de soltarle flores: “Papucho, estás un muñeco... Lo quiero para mí…”.
Cada paso que da, sus gestos, su mirada y su sonrisa expresan, confirman que trae en la vena la política.
No se desespera escuchando reclamos nada suaves, ni las reacciones de los perredistas que visita. Y se arrecian cuando se quejan de que la Comisión Federal de Electricidad desde el jueves 7 del mes en curso no había llegado a componer un desperfecto que tenía sin luz a una buena parte de esa colonia.
Las quejas van desde la inseguridad, la falta de empleo y de oportunidades. No faltan quienes piden medicinas, entre otras cosas.
El “viejerío”, ya sean señoras o jóvenes, disputa tomarse la foto con Madrazo, el tercero. En la cerrada de Lázaro Cárdenas, la señora Fina, de 82 años, lo espera en un lugar semi escondido, sin que esté alguna competencia que quiera saludar al del PRI. Luego del beso en la mejilla, lo apapacha, le dice que “estás papacito” y le repite dos veces que vive sola.
Dejado el saludo atrás, se vuelve al reportero: “¿Te has dado cuenta que la gente está reflexionado el voto? Eso es bueno, porque los candidatos tenemos que ser competitivos, con ideas claras en las propuestas y hablarles con la verdad al ciudadano”.
Madrazo Rojas, describiera Javier Marín Hernández, es un producto vendible. Y en esa ruta ha trazado una campaña de recorrer casa por casa. Desde el 17 de mayo hasta el sábado 9 del mes que circula ha estado interactuado en visitas domiciliarias con cerca de 19 mil personas. Y ese sábado, el sol no da tregua.
Madrazo, el tercero, está sudando la gota gorda. Sabe que el voto de la gente puede sentarlo en la curul local y no por el apellido que trae.
El reto que se impuso es estrechar la mano de mil personas diarias. Por eso emplea 10 horas del día en sus recorridos en dos turnos. Es decir, visita hasta 350 casas diariamente.
Y como dice el magnánimo Serrat: va haciendo camino al andar.
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