La agresión a jóvenes manifestantes y a la prensa no fue documentada por el personal de logística, sólo la respuesta de éstos a la acción represiva
Redacción / clip.redaccion@gmail.com
En el primer “Encuentro universitario”, la logística del Consejo Directivo Estudiantil Universitario de Tabasco (CDEUT) de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) empañó el foro organizado para que los candidatos a gobernador expusieran sus propuestas al alumnado de esa casa de estudios.
Lo ocurrido el miércoles 30 al término de la exposición del candidato de la coalición Compromiso por Tabasco, Jesús Alí de la Torre, fue producto de las restricciones a la libertad de prensa y de manifestación impuestas, unilateralmente, por Andrés Domínguez, dirigente de esa agrupación estudiantil.
Utilizando la fuerza, el personal de logística desalojó de la puerta principal del Teatro Universitario a los jóvenes opositores al PRI. En esa operación, incluyeron a los reporteros que cubrían el acto. Uno de ellos alcanzó a golpear en la espalda al reportero Luis Enrique Martínez y otro al editor de esta publicación Javier Marín Hernández.
A punto de cumplir 30 años de ejercicio periodístico en la mayoría de los diarios locales, el ganador del Premio Estatal de Periodismo 1997, en el género de crónica, tomó distancia del lugar para sobarse el golpe. Pero al ver que otros reporteros también recibían empellones y golpes, como el caso de Rubén Concepción Góngora, retornó para asestar un puñetazo en el parietal derecho a uno de los agresores.
En las redes sociales aparecen videos editados de lo que ahí titularon “trifulca en la UJAT”. Las imágenes no dan cuenta del golpe al reportero pero sí el momento en que éste ataca al representante del CDEUT. Tampoco hay registro de la patada que en su defensa soltó Javier Marín a la logística estudiantil.
Aunque en los videos sólo es identificado por lo blanco de su cabellera, Luis Enrique Martínez acepta la autoría del golpe al fornido joven identificado, como todos sus compañeros, con una playera de color café. Pero no puede ubicar a su golpeador porque le dieron cobardemente por la espalda y porque la acción fue tan rápida que no tuvo tiempo para ello.
El incidente no es la excepción en actos públicos. Invariablemente, personal de logística de cualquier institución pública y privada suele interponerse en las actividades de los reporteros. A veces por instrucción superior, otras, voluntariamente. La inconformidad de la prensa no pasa del registro informativo. No trascienden a las autoridades civiles.
Lo ocurrido en la UJAT, por tanto, es lamentable. Pero si no aparece la fuerza del personal de logística que rebasó la revisión de bolsas y la auscultación personal, quizá la “trifulca” no fuera hoy motivo de polémica entre opinión pública.
Injustificable la acción del compañero reportero de esta casa editorial pero tampoco se le puede condenar por una respuesta violenta producto de la impotencia en la que ordinariamente queda la prensa ante los llamados cuerpos de logística.
Escatimar la solidaridad del gremio periodístico sería como avalar la fuerza incontrolable del grupo de jóvenes a sueldo del dirigente del CDEUT, Andrés Domínguez.
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