*El viejo PRI vs el nuevo PRI
Difícil la tiene el presidenciable del tricolor Enrique Peña Nieto en la antesala de la conclusión de la contienda electoral, en su lucha por posicionar la imagen del nuevo PRI que asevera mesurado, respetuoso de la pluralidad de ideas que convergen en el país y rechaza toda práctica negativa atribuible al viejo PRI.
Rosa Elvia Bracamontes / rosaelviab@hotmail.com
Titánico el esfuerzo por hacer entender a millones de mexicanos que las prácticas priistas que azotaron el bienestar social durante más de 70 años, y crearon repulsa hacia el concepto “corrupción”, son temas del pasado.
Asombra a muchos que alguien del grupo Atlacomulco, se desmarque de personajes emblemáticos de la vieja guardia priista y afirme que cada quien debe responder por lo que ha hecho, siempre que se encuentre culpable.
Su actitud conciliadora mantiene enardecida a la oposición que lucha por sacarlo de sus casillas. Él no cede, seguro de quien es, lo que hace y el respaldo que tiene en los militantes del partido y simpatizantes.
En contraste, la presión social de los grupos de oposición empieza a apretar en el modo que muchos pronosticaron: movilizaciones enmascaradas y manipuladas. Huele a violencia social.
Hay que derribar al puntero de las encuestas. No importa cómo. El caso Paulette no tuvo éxito. El apellido Salinas de Gortari no produce el terror social deseado. El tema Atenco, muchos no lo comprenden del todo. Hay que encontrar el modo de hacer fuego de cualquier leña.
¿Qué mejor y más ardiente hoguera que la constituida por una masa de jóvenes llenos de ímpetu, ideales, valores y la ignorancia que nos distingue a nivel internacional ante el déficit de aprovechamiento en el tema educativo?
Así y todo, la movilización estudiantil contra el cerco informativo es de enorme trascendencia para el viejo México; representa el contraste con la sociedad indiferente a todo lo que ocurre en los gobiernos, que se conforma con vivir mediocremente, sin saber los muchos derechos que los políticos no conceden, en desacato constitucional. La represión social con ello es tema del pasado.
Peña Nieto pertenece a la generación de políticos que hoy debe hacer concesiones, para que el monstruo de las mil cabezas no los engulla al tiempo. Esta actitud se refleja en la nueva forma de hacer campañas electorales. ¿Cuándo habíamos escuchado a algún presidenciable tocar el tema “Transparencia” entre muchos más inéditos?
Del dicho al hecho, hay mucho trecho, lo sabemos. La dinámica social pujante, demandante y de voz alta, puede lograr eso y más, siempre que no ceda a la decidia, al conformismo y al silencio mortal. Ya no podemos soslayar la enorme responsabilidad que tenemos hacia nuestro bienestar y el de nuestros hijos, nietos, etc.
Con independencia de quien arribe al poder, debemos estar alertas y en nuestros cinco sentidos para vigilar que los beneficios prometidos caigan uno a uno. Ya no se justifica la ineptitud institucional ante el pueblo de México. Hoy todos dicen que pueden.
La partidocracia respeta el atisbo de la nueva era de la sociedad mexicana, pero de nosotros depende la continuidad de dicha actitud. ¡Que nadie se duerma!
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