lunes, 14 de mayo de 2012

DOSSIER


-Prohibido recordar: Un reencuentro en ruinas 
-Sumas que restan 
-Deslinde ‘oficial’ de Alí. ¿Por qué no vivir en la Quinta?
 

Acudió puntual a la cita con la historia, con su propia historia. En el programa radiofónico de mayor audiencia.

Javier Marín Hernández / clip.marin@gmail.com


Ellos, que siempre buscan el rating, esta vez lo saben, están seguros que Evaristo Hernández Cruz no se los garantiza, por lo que ponen fin a la entrevista con la pregunta más elegante, pero la más terminante: ¿algo más que desees agregar?
El radical, congruente, crítico acérrimo del sistema, el que aseguró que se retiraría antes de sacrificar su dignidad, ahora parece más sometido que nunca. Ha decidido permanecer en el PRI y apoyar a quien llamó traidor al PRI, al entonces candidato en la elección extraordinaria de 2001, Manuel Andrade Díaz. La alusión es muy reciente, apenas en su registro como aspirante a la candidatura de ese partido en la Convención de Delegados hace un par de meses.
Y al igual que en 2003, cuando juraba que no abdicaría en su intención de convertirse en el candidato a la presidencia municipal de Centro del PRI y terminó reconociendo en Florizel Medina al personaje idóneo para la postulación en esa campaña para aceptar una candidatura a la diputación local, volvió a ser congruente consigo mismo…
Hace su arribo con chofer de lujo: el candidato a la gubernatura del PRI al Gobierno de Tabasco, Jesús Alí de la Torre. Son más de las nueve de la mañana.
Antes de subir a la banqueta de acceso al Sanborns de Plaza Olmeca, los flashes de las cámaras fotográficas los detienen.
En el fondo se aprecian escombros, polvo, suciedad y medio centenar de trabajadores que edifican la ampliación del estacionamiento de la plaza para ofrecer más espacios a quienes compran al precio que sea en cualquiera de los negocios; porque de eso sobreviven, de la venta, del comercio, sea justo u oneroso, pero los compradores siempre están a la caza de lo que ellos creen las mejores oportunidades, aunque las adquisiciones duren días, mes y medio o mucho. Al final, el tiempo, el uso y la utilidad del producto terminan definiéndolo.
El primer enunciado lo pronuncia, mascullando entre dientes, pero sin poder evitar que algunos escuchen, Jesús Alí: “Levántame la mano… Evaristo”. Y éste así lo hace, de inmediato.
“Choquemos el puño… abrázame…”.
El candidato le acerca la cabeza y obtiene, a cambio, la cabeza recostada en su hombro izquierdo del ex alcalde de Centro.
“Los súper amigos… besos, besos…”, bromean los reporteros presentes en el lugar para el espectáculo de la política.
Adentro en una mesa, celular en mano, sin levantar la mirada, el candidato del PRI a la alcaldía de Centro, Luis Felipe Graham Zapata, se constriñe a lo que dicta la proxémica y está al lado de José Manuel Cruz Castellanos, quien ha sumado su estructura de “miles” a favor del ex secretario de Salud.
Atrás han quedado las expresiones proferidas por Cruz Castellanos a propósito de la crisis del dengue en 2007 cuando le dijo al reportero en la Nave 1 del Parque Tabasco en un evento de salud: “Pregúntale a ese que va allá (Graham, el entonces secretario de Salud estatal), él es el principal responsable de esto”.
Cuando el otro medio centenar, pero de políticos que han entrado a dirimir sus diferencias por amenazas o por dinero en el restaurante, se escucha el diálogo entre dos trabajadores: “Ahí está tu candidato Evaristo, te lo dije: son la misma m…”.
Prohibido recordar…
Y se ha equivocado tan genial frase. Al final en Tabasco todo puede ocurrir. “A veces cuando pierdes, en realidad ganas, a veces cuando ganas, en realidad pierdes y a veces cuando ni ganas, ni pierdes, en realidad empatas”. Sumas que restan…

EL DESLINDE
Jesús Alí está dispuesto a romper con el gobierno, sostienen sus cercanos, pero uno de sus principales operadores se encuentra de manera furtiva con el que comunica oficialmente.
Reconoce que el respaldo de la actual administración en lugar de bendición es maldición, pero sucumbe ante los apoyos oficiales. El registro se lo recuerda: es fotográfico, videograbado, testimonial y nunca será abstracto, porque está a la vista de todos y es tangible e irrefutable.
Pero él insiste: “no viviré en la Quinta”.
Las razones:
No será gobernador.
Es demasiado oneroso vivir ahí.
Pero, fundamentalmente, porque el mito o la realidad asegura que ahí mueren candidatos.
Pagar a un catador de comidas las recetas y platillos del cocinero responsable sí que resultaría demasiado costoso, incluso a costa de la suerte y de la vida de quien aceptara tan difícil trabajo.
Y en eso sí que tiene razón. La historia es eso, historia…  

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