lunes, 16 de abril de 2012

Tabasco en un polvorín


Prevén más fugas y derrames en ductos e instalaciones petroleras por falta de personal especializado y de mantenimiento a la infraestructura 

 Samuel L. Soto Giles / gi_les@hotmail.com


Por la falta de personal especializado y de mantenimiento en más del 50% de los ductos de Pemex que atraviesan el territorio tabasqueño, es muy posible que en un futuro cercano se presenten constantemente derrames de aceite y fugas de gas, advierte el investigador Alfredo Hernández Peñaloza.
El ingeniero químico petrolero egresado del Instituto Politécnico Nacional afirma que de tanta compañía que ha entrado con la justificación de una participación empresarial, “en realidad ha sido el desorden en todos los sentidos, pero lo más grave dentro de todo lo grave es el daño patrimonial que le hacen a los yacimientos”.
Señala que por los contratos que Pemex les da a compañías fantasmas se pone en riesgo a Tabasco, lo mantienen en una bomba de tiempo, “esas compañías no le dan mantenimiento ni al 50 por ciento de la red de ductos poniendo en peligro a las comunidades que conviven con más de cien instalaciones petroleras y una red de 8 mil kilómetros de ductos”.

Ola de incidentes
Tan sólo en este año se han reportado fugas de gas en Puerto Ceiba, Paraíso, y de aceite en el Poblado C-27 de Cárdenas y Mantilla, Cunduacán.
El 16 de febrero pasado, los vecinos de Puerto Ceiba, Paraíso, denunciaron una fuga de gas en la línea sur de 24 pulgadas correspondiente a la trampa de diablo del pozo Puerto Ceiba, terminal marítima del Puerto Dos Bocas.
De inmediato la policía municipal, en coordinación con Protección Civil y elementos del Ejército, auxiliaron en la evacuación de las comunidades.
De las comunidades ubicadas a lo largo de la carretera a esa villa se evacuaron a cerca de cuatrocientas personas y a varios trabajadores de Pemex que laboran en el edificio Kan-Ceiba.
En el mismo mes, vecinos del poblado C-27 del Plan Chontalpa reportaron un derrame de derivados de hidrocarburos que inició el jueves 16, afectando a 15 hectáreas cultivadas de caña y llevando la incertidumbre a hasta los habitantes del ingenio Benito Juárez y la colonia Nueva Esperanza.
Pemex informó, mediante un boletín de prensa, que el incidente fue a causa de una toma clandestina del oleoducto de 36 pulgadas.
Después de cerrar las válvulas y sacar de operación a la línea para controlar la fuga se recolectaron diez pipas del producto.
Los vecinos pudieron verificar ductos de siete líneas de diferentes tamaños, corroídos por la falta de mantenimiento.
El pasado 5 de abril se reportó otro derrame de petróleo cerca del poblado Felipe Carrillo Puerto de Cunduacán, contaminando a cerca de tres kilómetros de un arroyo e intoxicado a varias personas.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) informó que los primeros reportes rendidos por Pemex advierten que la fuga obedeció a la corrosión de un ducto de 24 pulgadas de la batería de separación Bellota. 

Falta de personal con experiencia
El investigador del IPN señala que actualmente Petróleos Mexicanos carece de suficiente personal experimentado para supervisar y cumplir con los programas de operación, mantenimiento, optimización, prevención de riesgos industriales o ambientales y en respuesta a emergencias.
Hernández Peñaloza es coordinador de la Comisión Nacional de Estudios de la Energía y fundador del Frente Sindical Campesino Indígena y Social y del Instituto Latinoamericano y del Caribe de los Trabajadores de la Energía.
Insiste que el accidente grave más reciente fue el de Huimango, Cunduacán, “el que nos hizo ver la urgencia del mantenimiento de esos ductos”, dijo el 28 de marzo durante la presentación del libro Cártel negro de la periodista Ana Lilia Pérez.
En junio de 2005 explotó en Huimango, Cunduacán, un gaseoducto de 48 pulgadas de diámetro. El día de la tragedia murieron dos personas y 13 resultaron heridas, después fallecieron cuatro más.
Ocho viviendas quedaron destrozadas, 20 vehículos calcinados y se perdieron una veintena de reses; más de 20 hectáreas de cultivos, árboles y pastizales quemados. 
La explosión destruyó uno de los puentes de la autopista Reforma-Dos Bocas.

Concurso desierto
El 16 de marzo de 2011, Petróleos Mexicanos publicó la licitación para contratar los servicios de una empresa que le diera mantenimiento a 706 kilómetros de ductos que transportan gas natural; 35 de gas licuado de petróleo y 44 de petroquímicos básicos.
Pemex explicó que ese concurso formaría parte de un plan de trabajo de dos años, concebido para completar la certificación de los 12 mil 678 kilómetros de ductos de transporte de Pemex Gas, con un monto de inversión estimado de mil 445 millones de pesos.
De acuerdo con las bases de la licitación, los trabajos de mantenimiento integral tendrían que realizarse en siete meses, con fecha de terminación en diciembre de 2011.
El programa de mantenimiento integral de ductos comprendería su inspección interior con equipos instrumentados, para detectar posibles defectos en los mismos; rehabilitación de los deterioros identificados y validación de la integridad mecánica emitida por una compañía certificadora, experta y reconocida a nivel internacional.
El 6 de mayo de 2011, Pemex Gas y Petroquímica Básica informó que para la licitación pública internacional abierta PGPB-ZC-LI-0008/2011 referente al Mantenimiento integral de ductos de gas natural, gas LPG y petroquímicos básicos de diferentes diámetros sin inspección “fue declarado desierta”.

Empresas fantasmas 
El 12 de noviembre de 2009, la filial Pemex Exploración y Producción de la paraestatal petrolera adjudicó un contrato de 264 millones de dólares por el mantenimiento de su sistema de transporte en los estados de Tabasco, Chiapas y Campeche durante 10 años, según el portal de adquisiciones del Gobierno Federal, Compranet.
El denominado sistema 3 incluye 101 ductos en operaciones o temporalmente fuera de servicio con una longitud total de 1.436 km; 8 ductos fuera de servicio de manera permanente con una longitud total de 325 km; y 61.8 km de ductos secundarios, entre otra infraestructura.
Las obras debieran iniciar el 11 de enero de 2011. El número de la licitación era 18575111-003-09.
Pemex adjudicó el primer contrato de mantenimiento por 10 años del ducto a la empresa estadounidense EMS Group y la unidad mexicana de EMS, que presentaron una oferta conjunta de 394 millones de dólares. El contrato correspondía al sistema cuatro, ubicado en los estados de Tabasco, Veracruz, Chiapas y Oaxaca.
El segundo contrato, relacionado al sistema uno, costa afuera de los estados de Tabasco y Campeche, fue adjudicado a la firma local DMGP Servicios de Integridad, propiedad en un 51% del connacional Grupo Diavaz. DMGP presentó una oferta de 1.480 millones de dólares.
Sin embargo, al año siguiente, en noviembre de 2010, la periodista Ana Lilia Pérez, autora del libro Cártel negro, presentado en la UJAT, reportó que el incumplimiento contractual y trabajos deficientes por parte de los consorcios texanos Energy Maintenance Services Group, LLC (EMS), y Mexicana de Servicios Subacuáticos (Mexssub) ponían en riesgo la infraestructura que transporta el crudo de exportación, el 95 por ciento del que se refina en México y el 56 por ciento del gas que abastece las industrias petroquímica y eléctrica.
En realidad ninguna de las empresas trajo maquinaria, infraestructura ni personal especializado, simplemente alquilaron oficinas en la ciudad de México y Tabasco para subcontratar a las mismas compañías que trabajaban para Pemex, pagando precios menores que les dejaran márgenes más amplios de ganancias. Es decir, Pemex transfirió las venas de la industria energética a corporativos de portafolios.
Una vez que se firmó el contrato, EMS alquiló la oficina 1902 en el piso 19 de Rubén Darío 281, colonia Bosque de Chapultepec, en el Distrito Federal, donde despacha sólo una telefonista; y una casa en el número 1727 de una concurrida avenida de la colonia Atasta, en Villahermosa, donde, desde noviembre de 2007, sujetos al nuevo esquema de subcontratación, deambularon los representantes de las mismas compañías que antes suscribían con Pemex sus contratos en las oficinas del Edificio Pirámide.
EMS nunca trajo maquinaria ni equipos para desarrollar la obra; no tenía personal operativo. Según se estipuló en el contrato, mensualmente Pemex le pagaba una iguala. Al parecer, Nesler sacó todo el dinero del país, puesto que no le pagó a los subcontratistas. Estos a su vez comenzaron a recortar sus costos al reducir la calidad de los insumos y los trabajos, lo que impactó directamente en el estado físico de los ductos.
Su obligación consistía en rehabilitar de manera emergente 22 ductos con una longitud de 325 kilómetros y darle mantenimiento preventivo a otros 93 (1 mil 775 kilómetros), así como a las instalaciones de bombeo y almacenamiento de hidrocarburos asociados. Desde enero de 2009, se abandonaron por completo los trabajos.
La Central de Rebombeo Cárdenas, el Centro de Almacenamiento Estratégico Tuzandépetl, el Centro Comercializador de Crudo Palomas, los puntos de medición Castañito, Edén, Tecominoacan, El Plan y La Venta (en Veracruz, Chiapas y Tabasco) son hoy bombas de tiempo. Los centros de venta de Ogarrio, Cuichapa, El Plan, Sánchez Magallanes y Cinco Presidentes exhiben tubos y tanques corroídos, con un alto riesgo de derrames y explosiones. 
Por la falta de “aseguramiento”, operan sin garantía de integridad ni cumplimiento de las normas mínimas de confiabilidad, publicó Ana Lilia Pérez en la revista Contralínea.  

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