Por un frente, el candidato de la izquierda sigue sumando adeptos a su campaña; por otro, trata de mantener a raya inconformidades de quienes no lograron candidaturas locales
Alejandro Esquivel C. / alesquivelc@hotmail.com
Mientras por un frente Arturo Núñez Jiménez sigue sumando adeptos a su proyecto, sobre todo de priistas que se inconformaron con los procedimientos de selección de candidatos en su partido, por el otro el candidato de las izquierdas a la gubernatura trata de evitar desamarres y que su partido, el PRD, se deshaga ante el malestar derivado de la aplicación de encuestas para definir abanderados a alcaldes y diputados locales.
La historia que hoy escribe el PRD en Tabasco tiene similitud con La Odisea, uno de los dos grandes poemas épicos atribuidos a Homero —el otro es La Ilíada—, donde Penélope, esposa de Odiseo, quien se encuentra en la guerra de Troya y se le cree muerto, para evitar un nuevo enlace matrimonial le dice a sus pretendientes que cuando termine de tejer un sudario estará en condiciones de desposarse nuevamente, pero procura deshacer por la noche lo que creó durante el día.
Así, el senador con licencia es una especie de Penélope de día y algunos inconformes perredistas son los Penélopes nocturnos.
Por un lado, la lista de adhesiones a su proyecto se ha incrementado, pues además de haber recibido el apoyo del ala izquierda del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Educación de Tabasco (SITET), sumó también a la Agrupación Política Nacional Popular Socialista —vestigios del PPS—, y al ex secretario de Salud, Jaime Mier y Terán Suárez y a toda su estructura, conformada por actores políticos identificados con los gobiernos de Roberto Madrazo Pintado y Manuel Andrade Díaz.
A todos ellos, Arturo Núñez les expresó que la ‘camiseta de Tabasco’ es la única que nos debe unir por encima de los partidarismos, facciones o grupos.
Jaime Mier y Terán expresó todo su respaldo al candidato de la izquierda tabasqueña, porque “estoy convencido de que representa el mejor proyecto para el estado”, y especificó: “Queremos aportar y contribuir sin un afán protagónico; no buscamos cargos de elección popular ni espacios políticos, sino el bien común de Tabasco”.
Núñez advirtió que la tarea que viene es tan difícil que no la puede desarrollar un solo hombre, sino se requiere de todos quienes estén comprometidos con el cambio verdadero.
Señaló que de llegar a ser gobernador “estaremos por encima de la camiseta partidista, anteponiendo la de Tabasco y administraremos con honorabilidad los recursos, porque “no puede ser que luego de contar con tanto dinero, los tabasqueños tengan una baja calidad de vida”.
Agradeció el apoyo de quienes le ofrecieron su respaldo; sin embargo, indicó que “a ningún político debe dársele nunca más apoyos incondicionales, sino apoyos condicionados a resultados, porque no puede ser que solamente hablemos de mundos paradisíacos en las campañas electorales y pasadas éstas volvamos a la terrible realidad”.
Esta adhesión —que se dio en un restaurante de la capital, horas antes de la llegada al estado del candidato presidencial priista, Enrique Peña Nieto— obligó a Mier y Terán a anunciar que se separará de la Fundación Isabel de la Parra, que preside desde hace un año, “pues esa asociación es apolítica”.
Por el otro frente, el abanderado perredista a la gubernatura debió intervenir para contener la crisis interna que vive su partido, por lo que escuchó las inconformidades de personajes como Nidia Naranjo, Alipio Ovando, Joel Alberto García y Crisanto Salazar —los más representativos de una veintena de cuadros perredistas descontentos—, y aunque se dice que las pláticas van adelantadas, se ignora a qué tipo de acuerdo político llegarán para evitar el resquebrajamiento del PRD que podría afectar su candidatura.
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