lunes, 23 de abril de 2012

Las profecías de Francisco Dagdug Cadenas

En sus publicaciones se ha adelantado a varios acontecimientos y ha planteado propuestas que se han retomado recientemente sin concretarse 

Samuel L. Soto Giles / gi_les@hotmail.com


“Es imposible que el maestro le dé la entrevista para esta semana, impartirá su cátedra de maestría toda la tarde del viernes y la mañana del sábado en la División de Ciencias Sociales y Humanidades”, dijo la secretaria de la Notaría.
Es la tercera semana de abril en que el calor tropical despide los morados macuilís.
Faltando diez minutos para las cinco de la tarde el catedrático Carlos Francisco Cadenas saludó en la segunda planta del edificio B a varios abogados que cursarían un diplomado en derecho notarial.
—Mira —se excusó—, te quedas en este curso o me acompañas. Voy a impartir mi materia en la maestría de Derecho Constitucional.
Con todo el confort del aire acondicionado subió las escaleras con la guayabera pegada a la espalda por el sudor.
—Mis libros son observaciones al Estado mexicano y no a un asunto en particular —puntualizó, cargando su inseparable maletín académico.
Con la voz reflexiva, platicando, desgranó observaciones.
—Siempre lo he dicho, que por muchos conocimientos que se tengan en materia de Derecho, cuando se llega a un cargo de administración donde se manejan programas, recursos públicos, metas y objetivos concretos, tenemos prácticamente un desconocimiento total en el tema.
“Esto no es de ahora, este tema y otros se encuentran en mi libro “Necesidad de ajuste al Sistema, el Estado Mexicano actual y su Constitución política”, publicado en 1987, remitió.
—También publiqué que el zapatismo es la última guerrilla tradicional y la primera mediática, dijo en el descanso de la escalinata.
Al llegar a la tercera planta se detuvo y recordó que en sus publicaciones se ha adelantado a varios acontecimientos y ha planteado propuestas que se han retomado recientemente sin concretarse.
—Ahí, con argumentos, en el libro de 1987 publiqué que era importante recordar que, si bien es cierto, con el abstencionismo no se resuelven los problemas, éste representa la voz del silencio, un clamor popular que exige cambio; es una muestra de repudio palpable, que si no es escuchada a tiempo puede ser el detonante que haga estallar al Estado de Derecho y convertirlo en un caos social.
—Siete años después, en 1994, estalló la guerrilla zapatista.
En cambio, “un auténtico gobierno democrático cuenta con el respaldo de la colectividad para hacer frente a los problemas; crea una conciencia colectiva que permita luchar para superar los obstáculos interiores y presiones exteriores”, dijo.
Para ello —insistió—, el gobierno debe convencer a la ciudadanía con medidas acertadas que devuelvan la fe en sus dirigentes y la lleven de nuevo a participar en los procesos electorales y retomar así el sendero señalado por la auténtica soberanía nacional en la Constitución.

Asesores con autoridad para advertir al jerarca
Con cinco minutos antes de la hora y con el material preparado para impartir su cátedra de maestría en Derecho Constitucional, Dagdug Cadenas se permite un receso en las butacas del pasillo.
—Otra de las observaciones publicadas es la de que los asesores sean nombrados si cuentan con experiencia en la administración pública, para que tengan autoridad.
“En la introducción al libro ‘Necesidad de ajuste al sistema’, que subtitulé ‘La voz del silencio’, publiqué que con la finalidad de evitar una excesiva concentración de fuerzas en la persona del presidente de la República y que además las minorías, cuando menos, sean escuchadas para que el Ejecutivo pueda, en un momento determinado, contar con una advertencia o aviso de los errores que pudieran existir en su política, debería asignarse entre los partidos de oposición, de acuerdo con los votos recibidos, un número de secretarios o asesores a los cuales el titular del Poder Ejecutivo tuviese la obligación de escuchar”.
Este mecanismo —expuso— haría más pura la democracia representativa mexicana, pues también serían oídos todos los pensamientos que configuran el mosaico ideológico del país en la ejecución de los actos que pudiera poner en peligro la seguridad y paz pública, así como la administración del Estado mexicano.
Dagdug Cadenas publicó en 1987 que en México la división de poderes prácticamente no ha funcionado en los términos deseados por el constituyente original y por el pueblo en general, lo que ha ocasionado de hecho una concentración del poder en el Ejecutivo, sobre todo en los últimos sexenios, produciéndose contradicciones en la dirección de la política exterior, y en el gobierno interno confusiones y caos económicos.
“Los otros poderes no intervienen y mucho menos los allegados al jerarca para que en forma cabal y leal con él y con la nación hicieran las observaciones pertinentes”, señaló.
Así, sin la seguridad de que el presidente en turno sea capaz de escuchar ocasiona reformas constitucionales que ponen en tela de juicio su validez y corre el riesgo de representar la voluntad del Ejecutivo y no la voluntad popular que es la auténtica soberana.
Ante aquella situación propuso que “era urgente para el bien del Estado mexicano encontrar vías pacíficas de solución que conduzcan a un auténtico equilibrio de poderes con el objeto de conseguir mayor planeación y ejecución en los actos de gobierno que redunden en un mejor control de la hacienda pública, una mejor distribución de los bienes y servicios y en general una estable economía nacional que enfrente cualquier intromisión exterior, proporcionado la seguridad y tranquilidad política-jurídica para el progreso del país.
Dagdug Cadenas recuerda de cuando fue candidato a alcalde de Huimanguillo y su relación con el periodismo con el que ha estado ligado como político e investigador.
—De José Frías Cerino guardo el recuerdo de la mejor entrevista que me han hecho.
—Estaba atendiendo a un grupo de productores del Plan Chontalpa cuando me saludó y le dije: Oye negrito, espérame un momento.
“Me acompañó en la gira y al publicar la entrevista me retrató: además de las propuestas de campaña y del modo de atención a los diferentes grupos escribió que no uso reloj, que era el Dagdug de los pobres y también fue a la réplica: 
—“Oye negrito, me dijo el güero”, publicó.
Con los primeros alumnos, el catedrático se dirigió al aula.

Por fallas administrativas crece la inconformidad
El libro “Necesidad de ajuste al sistema”, publicado hace 25 años, tiene como sustento el análisis de la representatividad de la Cámara de Diputados federal.
“El gobierno del Estado mexicano actual, en especial con la Cámara de Diputados, está integrado con representación sólo de las minorías (del electorado), toda vez que la mayoría ha renunciado a designar representantes protestando en contra de la administración pública”, acotó Carlos Francisco Dagdug.
En efecto —ilustró—, según informes publicados y datos aportados por los partidos contendientes, aproximadamente votó el 75% de los ciudadanos empadronados; de este 75%, el 73% votaron por el PRI, lo que se traduce que solamente el 54% de la totalidad de los empadronados aproximadamente votaron por los candidatos del partido en el poder.
“Ahora bien, si además contamos con las personas que no se empadronaron puede estimarse que la votación recibida por el partido mayoritario en la Cámara de Diputados es de un 45.5% de la totalidad de las personas aptas para decidir quiénes serán sus representantes para que gobiernen según su ideología y necesidades”, revisó.
Dedujo: “es indudable que las presiones externas han influido en la crisis económica–política-administrativa de la nación; aunado a estas causas externas las fallas administrativas, la corrupción y favoritismo en los actos de gobierno para algunos grupos o lugares, en detrimento de los demás, hacen que la inconformidad crezca”. 
Indicó que era el momento de rectificar, de actuar con responsabilidad y no con declaraciones triunfalistas y con la manipulación de la información; es preciso hacer conciencia del destino común.
Es necesario —recalcó— que los gobernantes actúen en los términos de sus facultades sometiéndose al marco constitucional que tiene plasmada la soberanía nacional, pues la situación por la que atraviesa el país no es de leyes, sino de la manera de gobernar de los representantes designados. 
Al año siguiente de esa alerta de Dagdug Cadenas se manifestó la pluralidad partidista con el Frente Democrático Nacional y a los dos sexenios llegó la alternancia en la presidencia de la República.  

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