lunes, 5 de marzo de 2012

Elecciones homologadas: dimes y diretes


Nuestra querida tierra choca, bella como pocas, pródiga como muchas en nuestro hermoso país, se cimbra entre el vaivén de la justa electoral que cursa a nivel federal y estatal.
Rosa Elvia Bracamontes /
rosaelviab@hotmail.com

Enrique Peña Nieto como Andrés Manuel López Obrador se dicen autores de sendos libros que sientan las bases de lo que, a su juicio, debe ser un buen sistema de gobierno; con ello le dicen al pueblo: “por aquí es que me voy a ir”, aunque no le dicen como, mismos que pocos o casi nadie han leído. Por lo tanto, se le apuesta más a la denostación, la difamación y la calumnia.
El término “mediático” empezó a filtrarse dentro de los modismos político-electoreros, a partir que el PRI tuvo franca competencia con los partidos de oposición y se aperturó la libertad de expresión y la pluralidad de medios de comunicación ejerció enorme poder sobre la opinión pública, utilizado por todo aquél que detectaba fallas en el sistema.
El problema es que estos ejercicios, merman la confianza social, pues se dice mucho y se acciona poco, prevaleciendo la impunidad en actos de corrupción trascendidos ante la sociedad, lo cual es solapado por la misma ciudadanía, que no se involucra ni reclama para que se actúe de conformidad a Derecho.
Así y todo, existe algo que nadie puede negar y que consiste en lo que comúnmente conocemos como hechos notorios y públicos, por ser eventos de naturaleza grave para los intereses de nuestra sociedad.
Indudable que habiendo permanecido en el poder incólume por espacio de 70 años, el PRI se lleva las palmas en el juicio de reproche; es el partido político que ha sido gestor de muchas escaramuzas sociales que han mantenido al país en vías de desarrollo.
Lamentablemente y para pesar de la alternancia política ocurrida a nivel nacional, ya no podemos hablar de tal status y ahora vivimos la realidad de un país en subdesarrollo, no obstante la enorme riqueza que emana de empresas tan importantes como Petróleos Mexicanos.
Tabasco no se ajena de dicha situación, gracias a las gestiones desafortunadas que ha habido, siendo evidente que necesitamos una transformación urgente en el manejo de la política nacional y local, que no justamente se generará por alternancias.
El problema del problema es que hasta ahora, para donde veamos, quienes han trabajado en todos los niveles de gobierno en la república nos han fallado.
Convivimos con la inseguridad, con la falta de educación, desempleo, con una severa crisis existencial que no ha podido ser combatida en forma eficiente por quienes han tenido el poder de decisión: llámese gobernadores, presidentes municipales, regidores y legisladores. Todos son corresponsables de nuestra suerte.
Nuestro gane como sociedad no está en seguir creyendo en los eternos espejitos colombinos; debemos tener la cabeza bien fría para anotar uno a uno los logros de cada uno de los contendientes, analizar los beneficios que han brindado a la sociedad en cada una de sus gestiones y trayectorias políticas y convencidos de quienes son, por lo positivo que han dado, examinar sus propuestas.
El “cómo” es fundamental y nosotros debemos aplicar inteligencia y matemáticas, nos ayudará bastante para despejar muchas dudas y demagogias rezadas. A trabajar por el bien de todos.

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