Con todo y los achaques que le dejó el proceso para seleccionar a quien lo abanderará en la disputa por la gubernatura —que aún no libra del todo, pues falta resolver las impugnaciones de los inconformes—, el octogenario partido entrará a una nueva fase en Tabasco: la designación de sus candidatos a las presidencias municipales y diputaciones locales. Fernando Hernández Gómez / fdohernandezg@hotmail.com
Aunque no generalizada, la cosa se pondrá de color de hormiga, pues se vislumbran conflictos en diversas demarcaciones donde quienes aspiran a las nominaciones ya están denunciando la pretensión de sacar candidatos de línea.
Para dejar constancia de que no metería las manos en esta puja, el primer priista de la entidad decidió de última hora retirar del juego a dos titulares de dependencias y a un subsecretario que se habían anotado para ir por candidaturas llevando la bendición de la Quinta Grijalva.
Aquiles Domínguez Cerino, Héctor López Peralta y Juan Molina Becerra se quedaron con las ganas de que sus nombres aparecieran en las boletas de las elecciones locales del 1 de julio.
Del gabinete granierista, únicamente Beatriz Luque Greene logró la anuencia para buscar ser candidata a diputada local, aunque otros miembros del gobierno de menor jerarquía —Martha Andrade, José Escayola y Jorge Bates— también fueron invitados por su partido para que sean abanderados.
Los movimientos sirvieron para que saliera del gobierno estatal Jesús Taracena, aunque se decía que su presencia en la Sedeco era menos que figura decorativa.
Por lo que se percibe, esto que sigue será un proceso conducido y bajo responsabilidad de las dirigencias nacional y estatal priista, con la participación de un nuevo jugador que querrá ser mano en algunas designaciones: el candidato electo a gobernador, Jesús Alí de la Torre.
Aunque del grupo cercano al abanderado al gobierno estatal, Adrián Hernández Balboa ya se descartó para buscar la candidatura a la presidencia municipal de la capital, César Rojas Rabelo insiste en que tiene interés por ser diputado y, probablemente, el siguiente coordinador de la fracción priista en el Congreso local.
En los municipios hay ya muchos aspirantes que presumen traer en la frente el sello de Alí o, por lo menos, que aseguran haber amarrado con éste la candidatura a cambio de su apoyo incondicional en su terruño.
No es sólo Centro el municipio en que se prevén dificultades para sacar candidatos a las alcaldías y a las diputaciones locales. Hay otros, sobre todo en los gobernados por priistas —como Huimanguillo, Macuspana y Tacotalpa—, en que los alcaldes pretenden, a como dé lugar y al costo que sea, designar a quien contenderá para sucederlo.
Los intentos de la cúpula tricolor por tratar de dar cauce a estos procesos internos y por consolidar candidaturas de unidad, han sido en vano.
Le salió el tiro por la culata, pues al pretender convencer a los aspirantes a que desistieran a cambio de un pago de favores cuando Alí de la Torre llegue a la gubernatura, en lugar de generar muestras de disciplina alebrestó la gallera y hoy más un aspirante denuncia la pretensión de imponer candidatos desde Villahermosa.
En los municipios el PRI no tiene de otra: o construye candidaturas de unidad —como no se pudo para la de gobernador—, o realiza procesos internos imparciales, parejos.
De lo contrario habrá conflictos, y lo delicado no será ver cómo se apagan, sino el riesgo de que éstos contaminen la campaña del candidato a la gubernatura que necesitará más que de la bendición del abanderado presidencial y del efecto Peña Nieto para ganar.
Se requerirá construir consensos no sólo con los grupos de poder de la capital del estado, sino con la clase política priista de cada municipio, y tendrá que hacerse a partir de verdaderas muestras de inclusión en la integración de las planillas para los ayuntamientos.
Pero aunque se repartan las migajas, la dirigencia tricolor debe tener claro que debe nominar candidatos ganadores, que tengan arraigo y simpatías en sus municipios a fin de que le puedan aportar votos a la causa de su abanderado a gobernador.
Si persisten en imponer políticos impopulares, sin trayectoria y sin experiencia administrativa, el 1 de julio al PRI y a sus candidatos les va a ir… como en feria.
¿Y DÓNDE ESTA EL DELEGADO?
Ni el CEN ni su representante en Tabasco han emitido opinión acerca de la culminación del proceso interno, ni del resultado de la convención de delegados que designó a Alí de la Torre como candidato a la gubernatura.
Mientras el dirigente estatal del tricolor, Miguel Romero Pérez, decía que Evaristo Hernández Cruz no le contestaba el teléfono —pretextaba que por cansancio—, tras la paliza en la asamblea del 1 de marzo, el delegado nacional José Antonio González Curi se hizo ojo de hormiga.
Para dejar constancia de que no metería las manos en esta puja, el primer priista de la entidad decidió de última hora retirar del juego a dos titulares de dependencias y a un subsecretario que se habían anotado para ir por candidaturas llevando la bendición de la Quinta Grijalva.
Aquiles Domínguez Cerino, Héctor López Peralta y Juan Molina Becerra se quedaron con las ganas de que sus nombres aparecieran en las boletas de las elecciones locales del 1 de julio.
Del gabinete granierista, únicamente Beatriz Luque Greene logró la anuencia para buscar ser candidata a diputada local, aunque otros miembros del gobierno de menor jerarquía —Martha Andrade, José Escayola y Jorge Bates— también fueron invitados por su partido para que sean abanderados.
Los movimientos sirvieron para que saliera del gobierno estatal Jesús Taracena, aunque se decía que su presencia en la Sedeco era menos que figura decorativa.
Por lo que se percibe, esto que sigue será un proceso conducido y bajo responsabilidad de las dirigencias nacional y estatal priista, con la participación de un nuevo jugador que querrá ser mano en algunas designaciones: el candidato electo a gobernador, Jesús Alí de la Torre.
Aunque del grupo cercano al abanderado al gobierno estatal, Adrián Hernández Balboa ya se descartó para buscar la candidatura a la presidencia municipal de la capital, César Rojas Rabelo insiste en que tiene interés por ser diputado y, probablemente, el siguiente coordinador de la fracción priista en el Congreso local.
En los municipios hay ya muchos aspirantes que presumen traer en la frente el sello de Alí o, por lo menos, que aseguran haber amarrado con éste la candidatura a cambio de su apoyo incondicional en su terruño.
No es sólo Centro el municipio en que se prevén dificultades para sacar candidatos a las alcaldías y a las diputaciones locales. Hay otros, sobre todo en los gobernados por priistas —como Huimanguillo, Macuspana y Tacotalpa—, en que los alcaldes pretenden, a como dé lugar y al costo que sea, designar a quien contenderá para sucederlo.
Los intentos de la cúpula tricolor por tratar de dar cauce a estos procesos internos y por consolidar candidaturas de unidad, han sido en vano.
Le salió el tiro por la culata, pues al pretender convencer a los aspirantes a que desistieran a cambio de un pago de favores cuando Alí de la Torre llegue a la gubernatura, en lugar de generar muestras de disciplina alebrestó la gallera y hoy más un aspirante denuncia la pretensión de imponer candidatos desde Villahermosa.
En los municipios el PRI no tiene de otra: o construye candidaturas de unidad —como no se pudo para la de gobernador—, o realiza procesos internos imparciales, parejos.
De lo contrario habrá conflictos, y lo delicado no será ver cómo se apagan, sino el riesgo de que éstos contaminen la campaña del candidato a la gubernatura que necesitará más que de la bendición del abanderado presidencial y del efecto Peña Nieto para ganar.
Se requerirá construir consensos no sólo con los grupos de poder de la capital del estado, sino con la clase política priista de cada municipio, y tendrá que hacerse a partir de verdaderas muestras de inclusión en la integración de las planillas para los ayuntamientos.
Pero aunque se repartan las migajas, la dirigencia tricolor debe tener claro que debe nominar candidatos ganadores, que tengan arraigo y simpatías en sus municipios a fin de que le puedan aportar votos a la causa de su abanderado a gobernador.
Si persisten en imponer políticos impopulares, sin trayectoria y sin experiencia administrativa, el 1 de julio al PRI y a sus candidatos les va a ir… como en feria.
¿Y DÓNDE ESTA EL DELEGADO?
Ni el CEN ni su representante en Tabasco han emitido opinión acerca de la culminación del proceso interno, ni del resultado de la convención de delegados que designó a Alí de la Torre como candidato a la gubernatura.
Mientras el dirigente estatal del tricolor, Miguel Romero Pérez, decía que Evaristo Hernández Cruz no le contestaba el teléfono —pretextaba que por cansancio—, tras la paliza en la asamblea del 1 de marzo, el delegado nacional José Antonio González Curi se hizo ojo de hormiga.
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