lunes, 5 de marzo de 2012

El peor juez


Imagine usted la próxima noche electoral. Será una noche caliente. El ganador o la ganadora estará feliz, pero los dos perdedores difícilmente aceptarán su fatal destino.
José Ureña /
primercirculo@hotmail.com

Uno de ellos será otra vez piedra en el zapato nacional: Andrés López está condenado por las encuestas a no ser presidente de México simplemente porque su pasado lo condena por su intolerancia.
Entonces vendrá el caos.
Pero para nuestro tema de hoy no importa tanto el comportamiento individual del priista Enrique Peña, la panista Josefina Vázquez o el perredista López, sino uno de los seguros factores de ese desorden.
Es el Instituto Federal Electoral (IFE), tan tembloroso en sus decisiones, tan impreciso en sus ordenamientos, tan desprestigiado en su proceder.
Con mucho es peor al de hace seis años, el de Luis Carlos Ugalde.
Aquel sólo tuvo una indefinición, la del 2 de julio del 2006, cuando no se atrevió a dar como ganador a Felipe Calderón porque los primeros datos apenas le concedían 0.57 por ciento de diferencia sobre Andrés López.
Eso sirvió para deshacer un órgano electoral, designar nuevos consejeros y… ¡hundir al IFE en el desprestigio!
Este es el tema del hoy.

LA MISMA INCERTIDUMBRE
El rencor es uno de los peores consejeros.
Lo podemos ver en Andrés López y en otros políticos, cuya única obsesión es destruir o quitar al adversario de enfrente para poder hacer de las suyas.
¿Qué otra cosa es la persecución de priistas, a quienes se les compara como socios principales del narcotráfico o se les acusa de haberse robado al país entero mientras el país está sumido en los peores estándares de pobreza?
En lugar de aplicar la ley se les desprestigia, se les hace campaña, se les lincha públicamente.
De esos odios nació el actual IFE.
Varios actores de 2006, sobre todo la izquierda y el tabasqueño, manifestaron su molestia contra el Instituto y centraron sus críticas en Luis Carlos Ugalde, a quien responsabilizaron de las protestas sintetizadas en la toma de Paseo de la Reforma y un reclamo:
—¡Voto por voto! ¡Casilla por casilla!
En mala hora se le sumaron los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), cuyos votos materializaron en el Congreso la peor reforma electoral y la renovación del Consejo General del IFE.
Esos mismos artífices ponen hoy en duda el profesionalismo y la capacidad de sus propios designados.
¿Para eso los nombraron?

LA MISMA PIEDRA
En 2012, no lo dude usted, estaremos ante la misma disyuntiva.
No se sorprenda cuando eso suceda: todos los partidos pedirán nuevas reglas, nuevos árbitros.
¿Crearán otra burocracia similar para supervisar a la burocracia actual?
Porque, mire usted, ya tenemos órganos de sobra:
—El IFE tan cuestionado.
—El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) tan politizado.
—La Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade), empanizada.
A esas instituciones federales agregue estructuras similares en los 31 estados y el Distrito Federal.
Sólo el IFE tiene más de 13 mil empleados permanentes y dos mil eventuales.
Ah, y salarios de lujo, porque por ley los consejeros electorales deben percibir como los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y todavía se regalan bonos de 400 mil pesos en año de votaciones. ¿Por qué bono, si para eso están?
Así contribuyen a su descrédito.
Instituciones y funcionarios inútiles, escucharemos en julio… ¡oooootra vez!

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