La designación de Francisco Herrera como líder priista fue un acuerdo asumido la madrugada del 19 de enero en el CEN; Molina evidencia la alianza Alí-Mayans… Y también se fue González Curi
Fernando Hernández G. / fdohernandezg@hotmail.com
Como se estila en tiempos de contiendas electorales –cuando el candidato a gobernador se erige en líder del partido–, Jesús Alí de la Torre se hizo cargo de la dirigencia priista en Tabasco, colocó a sus piezas en los puestos estratégicos y aterrizó uno de los acuerdos asumidos la madrugada del 19 de enero en el Comité Ejecutivo Nacional que dio pauta a su nominación: que el senador con licencia Francisco Herrera León presidiera el PRI estatal durante la campaña.
En alianza con el mayancismo —que logró incrustar a Juan Molina Becerra en la Secretaría de Acción Electoral del Comité Directivo Estatal— y sin vestigios del granierismo que se acabaron con la salida de la presidencia de Miguel Alberto Romero, Alí de la Torre dispone ya de una dirigencia a modo para preparar el terreno que lo lleve, con la seguridad de que las cosas se harán bien, al triunfo electoral del 1 de julio.
La caída de Romero Pérez se veía venir desde que el PRI estatal fue embestido por un nuevo resolutivo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que le obligó a entregar el padrón de militantes completo a Jaime Mier y Terán y dejó abierta la posibilidad de reponer la convención electiva del candidato a gobernador si éste reúne cuatro mil firmas de militantes.
Maestro en Derecho, el ex consejero jurídico del gobierno estatal recibió dos reveses del órgano jurisdiccional federal; el primero, el 20 de octubre de 2011, cuando la sala regional del TEPJF revocó su designación como presidente del CDE priista, a una querella promovida por el ex dirigente municipal Pedro Gutiérrez. Esto obligó a repetir el procedimiento de elección para que pudiera continuar en la dirigencia.
El segundo golpe jurídico fue el 7 de marzo, cuando la sala superior del Tribunal federal dio la razón a la impugnación presentada por Jaime Mier y Terán. La decisión del CDE —bajo la dirección de Romero Pérez— de proporcionarle información incompleta a quien buscó ser aceptado como precandidato, tiene en jaque al proceso interno de selección del abanderado a la gubernatura.
Elección vía relación
La noche del viernes se hicieron movimientos en el CDE: Francisco Herrera y Liliana Ivette Madrigal fueron designados secretarios de Organización y de Acción Electoral, en lugar de Carlos Manuel Rovirosa Ruiz y Pablo Antonio Prats Murillo, para que al día siguiente, con la renuncia de Miguel Romero y Selene Mollinedo, asumieran —por prelación— la Presidencia y Secretaría General del CDE.
Los movimientos en el CDE sirvieron también para que el dirigente nacional priista, Pedro Joaquín Coldwell, removiera a su delegado en Tabasco: el campechano José Antonio González Curi, que duró menos de tres meses en el cargo, fue sustituido por el sinaloense Rafael Oceguera Ramos.
Las vacantes en Organización y en Acción Electoral se cubrieron con Mario Llergo Latourniere, colaborador cercanísimo al candidato a gobernador Jesús Alí, y Juan Molina Becerra, quien se desempeñaba como subsecretario de Gobierno en la administración estatal.
En alianza con el mayancismo —que logró incrustar a Juan Molina Becerra en la Secretaría de Acción Electoral del Comité Directivo Estatal— y sin vestigios del granierismo que se acabaron con la salida de la presidencia de Miguel Alberto Romero, Alí de la Torre dispone ya de una dirigencia a modo para preparar el terreno que lo lleve, con la seguridad de que las cosas se harán bien, al triunfo electoral del 1 de julio.
La caída de Romero Pérez se veía venir desde que el PRI estatal fue embestido por un nuevo resolutivo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que le obligó a entregar el padrón de militantes completo a Jaime Mier y Terán y dejó abierta la posibilidad de reponer la convención electiva del candidato a gobernador si éste reúne cuatro mil firmas de militantes.
Maestro en Derecho, el ex consejero jurídico del gobierno estatal recibió dos reveses del órgano jurisdiccional federal; el primero, el 20 de octubre de 2011, cuando la sala regional del TEPJF revocó su designación como presidente del CDE priista, a una querella promovida por el ex dirigente municipal Pedro Gutiérrez. Esto obligó a repetir el procedimiento de elección para que pudiera continuar en la dirigencia.
El segundo golpe jurídico fue el 7 de marzo, cuando la sala superior del Tribunal federal dio la razón a la impugnación presentada por Jaime Mier y Terán. La decisión del CDE —bajo la dirección de Romero Pérez— de proporcionarle información incompleta a quien buscó ser aceptado como precandidato, tiene en jaque al proceso interno de selección del abanderado a la gubernatura.
Elección vía relación
La noche del viernes se hicieron movimientos en el CDE: Francisco Herrera y Liliana Ivette Madrigal fueron designados secretarios de Organización y de Acción Electoral, en lugar de Carlos Manuel Rovirosa Ruiz y Pablo Antonio Prats Murillo, para que al día siguiente, con la renuncia de Miguel Romero y Selene Mollinedo, asumieran —por prelación— la Presidencia y Secretaría General del CDE.
Los movimientos en el CDE sirvieron también para que el dirigente nacional priista, Pedro Joaquín Coldwell, removiera a su delegado en Tabasco: el campechano José Antonio González Curi, que duró menos de tres meses en el cargo, fue sustituido por el sinaloense Rafael Oceguera Ramos.
Las vacantes en Organización y en Acción Electoral se cubrieron con Mario Llergo Latourniere, colaborador cercanísimo al candidato a gobernador Jesús Alí, y Juan Molina Becerra, quien se desempeñaba como subsecretario de Gobierno en la administración estatal.
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