El clima debe ser aliado y no enemigo
de Tabasco, afirma Lastra Marín
Samuel L. Soto Giles / gi_les@hotmail.com
Debemos visualizar como una oportunidad la reconversión productiva de las zonas que registran diferentes niveles de anegamiento y que permitan restablecer los ingresos de los productores, plantea el titular de la Sedafop, Ignacio Lastra Marín.
En un escrito enviado vía correo electrónico a Clip / Reporte semanal, Lastra Marín amplía su editorial expuesto el 30 de noviembre pasado en el noticiero radiofónico Telerreportaje.
Detalla que es necesario impulsar esquemas diferentes a los que se venían realizando en las actividades agropecuarias con propuestas por parte de las instituciones de educación superior e investigación, los productores, los 3 órdenes de gobierno y la sociedad civil.
Argumenta que el reporte de variabilidad climática mundial registra dos factores fundamentales: uno es la elevación de la temperatura en un grado centígrado, y el otro es el incremento en algunas regiones de la precipitación y la disminución en otras.
Señala que en México hay zonas áridas y semiáridas con fuertes períodos de sequías; regiones templadas que registran heladas tempranas y tardías; la zona sur sureste, con incrementos en las precipitaciones pluviales, con mayor concentración en los meses de agosto a diciembre.
Y en Tabasco, de acuerdo a los reportes climatológicos que dispone Conagua, se puede dividir en 3 periodos de precipitaciones de 4 meses cada uno; los de bajas precipitaciones, con periodos en ocasiones secos de enero a abril; el periodo de lluvias de mayo a agosto, con un mes de canicular, que es impredecible y puede ser de altas precipitaciones o de sequía; y de septiembre a diciembre, conocido tradicionalmente periodo de norte, donde se registran precipitaciones por encima de lo tradicional.
Así, Tabasco ha padecido cinco inundaciones que han afectado la economía de los productores del campo, tanto por las altas precipitaciones como el desfogue de las presas del alto Grijalva y en ocasiones por ambas.
“Los lechos de los ríos han acumulado grandes cantidades de tierra, que provienen de los suelos de las zonas de mayor altitud, que ha ocasionado que con mayor rapidez se desborden y aneguen superficies de cultivos agrícolas y pastizales, fundamentales para la actividad pecuaria”, observa Lastra Marín.
En esta nueva perspectiva se tiene que como avance la integración de un grupo interdisciplinario conformado por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Colegio de Posgraduados, Instituto Nacional de Investigaciones Forestales y Agropecuarias, Comisión Nacional del Agua, Sagarpa, los Ayuntamientos de los municipios de Centro, Centla, Cunduacán, Jalapa y Nacajuca, y la Sedafop, con la finalidad de determinar la actividad de negocio que deben realizarse en estas zonas.
“Conagua nos ha entregado los dictámenes de las zonas que mantendrán diferentes grados de anegamiento en los municipios antes indicados, lo cual representa más de 37 mil 600 hectáreas en las zonas intramuros, que corresponde a los terrenos que quedan entre el río Samaria y el dren llamado Bordo Izquierdo, El Censo, El Tintillo y la zona de Tamulté de las Sabanas.
“De acuerdo a los avances del grupo interdisciplinario, en las zonas de anegamiento estacional, se podrían sembrar, dependiendo de los niveles, árboles forestales que resisten altos periodos de inundación como el tinto: buen negocio para la venta de postes y el maculis, para producir madera aserrada.
“En las áreas ganaderas debería haber un ajuste en las zonas de producción. Evitar continuar con ganado de cría, que en tiempos pasados permanecían entre 8 y 9 meses en las zonas de anegamiento, y de tres o cuatro meses pasaban en las zonas altas, rentando pastura los productores. Esto se ha reducido en ocasiones a cinco meses en las zonas bajas, y en otras, como en los municipios de Nacajuca, Jalpa de Méndez y algunas de Centro han permanecido inundadas por periodos de ocho y hasta 14 meses”, propone.
Lastra Marín recomienda que en estas áreas, que permanecen inundadas hasta por 6 meses, el desarrollo de becerros que podrían utilizar pasturas como el zacate Egipto, el azul, pan caliente y alemán, que son excelentes para la engorda y se pueden vender los animales para finalización de 350 kilos, con lo que se evitarían las rentas en zonas altas y en los siguientes 6 meses, se pueden utilizar para el cultivo de la mojarra como la tilapia.
Señala que en estas zonas después del anegamiento queda una gran cantidad de limo que fertiliza el suelo para la siembra de maíz blanco, con ciclos de producción de 110 a 115 días, utilizando el paquete tecnológico generado por el INIFAP y que se ha visto que en aquellas zonas que mantienen anegamientos menores a 40 centímetros es factible la producción de arroz.
“Juntos, productores, los tres órdenes de gobierno, las instituciones de investigación y educación superior, debemos promover la reconversión productiva de estas zonas, que todo indica mantendrán anegamiento estacional por periodos más largos, y continuar con el Plan Hídrico para la recuperación de muchas áreas que antes no sufrían anegamientos y así disminuir el riesgo de las pérdidas económicas”, convoca el titular de la Sedafop.
En un escrito enviado vía correo electrónico a Clip / Reporte semanal, Lastra Marín amplía su editorial expuesto el 30 de noviembre pasado en el noticiero radiofónico Telerreportaje.
Detalla que es necesario impulsar esquemas diferentes a los que se venían realizando en las actividades agropecuarias con propuestas por parte de las instituciones de educación superior e investigación, los productores, los 3 órdenes de gobierno y la sociedad civil.
Argumenta que el reporte de variabilidad climática mundial registra dos factores fundamentales: uno es la elevación de la temperatura en un grado centígrado, y el otro es el incremento en algunas regiones de la precipitación y la disminución en otras.
Señala que en México hay zonas áridas y semiáridas con fuertes períodos de sequías; regiones templadas que registran heladas tempranas y tardías; la zona sur sureste, con incrementos en las precipitaciones pluviales, con mayor concentración en los meses de agosto a diciembre.
Y en Tabasco, de acuerdo a los reportes climatológicos que dispone Conagua, se puede dividir en 3 periodos de precipitaciones de 4 meses cada uno; los de bajas precipitaciones, con periodos en ocasiones secos de enero a abril; el periodo de lluvias de mayo a agosto, con un mes de canicular, que es impredecible y puede ser de altas precipitaciones o de sequía; y de septiembre a diciembre, conocido tradicionalmente periodo de norte, donde se registran precipitaciones por encima de lo tradicional.
Así, Tabasco ha padecido cinco inundaciones que han afectado la economía de los productores del campo, tanto por las altas precipitaciones como el desfogue de las presas del alto Grijalva y en ocasiones por ambas.
“Los lechos de los ríos han acumulado grandes cantidades de tierra, que provienen de los suelos de las zonas de mayor altitud, que ha ocasionado que con mayor rapidez se desborden y aneguen superficies de cultivos agrícolas y pastizales, fundamentales para la actividad pecuaria”, observa Lastra Marín.
En esta nueva perspectiva se tiene que como avance la integración de un grupo interdisciplinario conformado por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Colegio de Posgraduados, Instituto Nacional de Investigaciones Forestales y Agropecuarias, Comisión Nacional del Agua, Sagarpa, los Ayuntamientos de los municipios de Centro, Centla, Cunduacán, Jalapa y Nacajuca, y la Sedafop, con la finalidad de determinar la actividad de negocio que deben realizarse en estas zonas.
“Conagua nos ha entregado los dictámenes de las zonas que mantendrán diferentes grados de anegamiento en los municipios antes indicados, lo cual representa más de 37 mil 600 hectáreas en las zonas intramuros, que corresponde a los terrenos que quedan entre el río Samaria y el dren llamado Bordo Izquierdo, El Censo, El Tintillo y la zona de Tamulté de las Sabanas.
“De acuerdo a los avances del grupo interdisciplinario, en las zonas de anegamiento estacional, se podrían sembrar, dependiendo de los niveles, árboles forestales que resisten altos periodos de inundación como el tinto: buen negocio para la venta de postes y el maculis, para producir madera aserrada.
“En las áreas ganaderas debería haber un ajuste en las zonas de producción. Evitar continuar con ganado de cría, que en tiempos pasados permanecían entre 8 y 9 meses en las zonas de anegamiento, y de tres o cuatro meses pasaban en las zonas altas, rentando pastura los productores. Esto se ha reducido en ocasiones a cinco meses en las zonas bajas, y en otras, como en los municipios de Nacajuca, Jalpa de Méndez y algunas de Centro han permanecido inundadas por periodos de ocho y hasta 14 meses”, propone.
Lastra Marín recomienda que en estas áreas, que permanecen inundadas hasta por 6 meses, el desarrollo de becerros que podrían utilizar pasturas como el zacate Egipto, el azul, pan caliente y alemán, que son excelentes para la engorda y se pueden vender los animales para finalización de 350 kilos, con lo que se evitarían las rentas en zonas altas y en los siguientes 6 meses, se pueden utilizar para el cultivo de la mojarra como la tilapia.
Señala que en estas zonas después del anegamiento queda una gran cantidad de limo que fertiliza el suelo para la siembra de maíz blanco, con ciclos de producción de 110 a 115 días, utilizando el paquete tecnológico generado por el INIFAP y que se ha visto que en aquellas zonas que mantienen anegamientos menores a 40 centímetros es factible la producción de arroz.
“Juntos, productores, los tres órdenes de gobierno, las instituciones de investigación y educación superior, debemos promover la reconversión productiva de estas zonas, que todo indica mantendrán anegamiento estacional por periodos más largos, y continuar con el Plan Hídrico para la recuperación de muchas áreas que antes no sufrían anegamientos y así disminuir el riesgo de las pérdidas económicas”, convoca el titular de la Sedafop.
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