Incertidumbre en el PRI
Rompimiento… ¿histórico?
Tras varios días de intensas negociaciones, el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, bajo la marcada influencia del virtual candidato presidencial Enrique Peña Nieto y la confirmación de lo que ya se sabía, la exigencia de su compadre Benito Neme Sastré para que Jesús Alí de la Torre fuera designado “candidato de unidad” ha desatado una enorme confrontación que amenaza la continuidad de más de ocho décadas de hegemonía priista en la entidad.
Javier Marín Hernández / clip.marin@gmail.com
Javier Marín Hernández / clip.marin@gmail.com
Los antecedentes:
El alcalde con licencia de Centro ha sido, sin lugar a dudas, un hombre afortunado, lo que también cuenta mucho en política, su llegada a la candidatura a la presidencia municipal en 2009 fue todo un dilema, porque nunca encabezó las encuestas de intención del voto, a diferencia de ahora, en donde sí construyó una agresiva campaña que lo llevó a ocupar la primera posición como el preferido entre los priistas para ser el candidato al gobierno. Eso está fuera de discusión.
Mientras el ex secretario de Salud, Luis Felipe Graham Zapata, y el ex secretario de Gobierno, Humberto Mayans Canabal, libraban una auténtica batalla mediática entre ellos, Alí de la Torre, con mucha habilidad literalmente se fue por el Centro y aprovechó la enorme división que estos dos cuadros generaron y se convirtió en la opción para ser el candidato al gobierno del PRI.
Todo eso ocurrió en apenas un año: 2011. Pero esa estrategia no fue tan simple, Alí de la Torre desplegó recursos humanos del ayuntamiento de Centro hacia los 16 municipios de la entidad y que desde luego financió con recursos públicos. Eso también está fuera de discusión, porque hay pruebas contundentes.
Alcanzó el objetivo inicial conformando estructuras en toda la entidad que le permitieran posicionar su nombre, sumando incluso a disidentes del equipo de Graham y de Mayans a quienes se les entrega desde hace tiempo un apoyo económico mensual para tenerlos como operadores leales.
Incertidumbre
Pese a que en un día histórico para los tabasqueños y en particular para los priistas, el 19 de enero, Jesús Alí de la Torre fue “oficialmente” designado candidato al gobierno por el CEN tricolor, lejos de generar la unidad, por el contrario ha fomentado la división, el encono y la confrontación.
El 19 de enero de 1995, el entonces gobernador Roberto Madrazo Pintado entró finalmente a Palacio de Gobierno tras mantenerse 18 días como un mandatario errante por la resistencia civil del PRD y por la amenaza del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León para que entregara el gobierno de Tabasco, lo que desató una rebelión entre priistas tabasqueños quienes se opusieron y al final la decisión de aquel Presidente de la República, el último por cierto de origen priista, y del más interesado en que el tabasqueño renunciara: su secretario de Gobernación, Esteban Moctezuma Barragán, terminó por frustrarse.
Tal ejemplo hizo emerger a un personaje duro (aunque el mérito político no fue propiamente de Madrazo, sino de quienes lo empujaron a la rebelión contra la Federación) al que días después en una asamblea nacional de ese partido los priistas de todo el país aplaudieron de manera unánime.
A partir del 19 de enero de 2012 las cosas lucen muy distintas, no hay un Presidente de la República priista, aunque sí un candidato presidencial muy fuerte, que ha empezado a mostrar signos claros de autoritarismo, dejando afuera la elección de su sucesión en el Estado de México, el resto de las decisiones parecen estar impregnadas de soberbia y de caprichos.
Prevalecen los anhelos de venganza de sus amigos y compadres, quienes arrastran una enorme necesidad de reivindicación social, aunque su pasado familiar esté impregnado de corrupción sin límites, nepotismo y depravación.
Todo ello ha generado un clima de zozobra entre los diferentes cuadros distinguidos priistas. Luis Felipe Graham Zapata, a quien el líder nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, llegó a considerar en un “empate” con Alí de la Torre en las encuestas, ahora se encuentra indeciso sobre la ruta que debe de seguir, tras la imposición del alcalde con licencia. Pero es el único que piensa así, sus seguidores, empresarios e incluso su propia familia, están convencidos de que no debe aceptar la candidatura del PRI al Centro y por el contrario explorar nuevos derroteros.
El apresuramiento y nerviosismo del CEN del PRI es evidente y notorio, si el aspirante Graham Zapata (empatado con Alí en la intención del voto; Coldwell dixit) no acepta la candidatura del Centro y con ello no reconoce a Jesús Alí y por el contrario desmiente cualquier acuerdo en ese sentido, como sostienen sus principales colaboradores, entonces tendrán un enorme problema de legitimidad, lo que podría afectar no sólo al virtual candidato, sino rebotarle al propio Peña Nieto.
El ex secretario de Salud ya dio su primer esbozo en su discurso del pasado viernes: “Yo siempre he sido un militante leal de mi partido, he estado en las buenas y en las malas con mi partido, pero quiero que quede claro, que también tengo muchos amigos en muchas otras partes”.
Evaristo Hernández Cruz, quien tiene quizá la postura más irreductible de todos los aspirantes que se quedaron al margen de participar, sostiene que a él nunca lo verán postrado, ni de hinojos ante lo que considera abusos del poder y en donde una imposición se consumó desde el CEN, como sucedía en los viejos tiempos del priismo más autoritario.
Jaime Mier y Terán Suárez es otro de los grandes inconformes quien afirma que su lucha no es contra los nombres, sino contra las formas y sobre todo a favor de la legalidad.
Él sabe que es posible que en esta ocasión no alcanzará ninguna posición: “no estoy desesperado, ni ando buscando chamba, pero voy a sentar un precedente en la historia de Tabasco y del PRI, voy a impugnar el proceso ilegal, inequitativo, faccioso, cupular, un acuerdo de un par de personajes, en donde un dedo divino decidió quien nos debe de gobernar a 2 millones 300 mil tabasqueños, sé que tengo muchas posibilidades de ganar el recurso, conozco las múltiples causales que me dan la razón y eso podría dejar sin candidato al PRI”.
Y lo que viene…
El alcalde con licencia de Centro ha sido, sin lugar a dudas, un hombre afortunado, lo que también cuenta mucho en política, su llegada a la candidatura a la presidencia municipal en 2009 fue todo un dilema, porque nunca encabezó las encuestas de intención del voto, a diferencia de ahora, en donde sí construyó una agresiva campaña que lo llevó a ocupar la primera posición como el preferido entre los priistas para ser el candidato al gobierno. Eso está fuera de discusión.
Mientras el ex secretario de Salud, Luis Felipe Graham Zapata, y el ex secretario de Gobierno, Humberto Mayans Canabal, libraban una auténtica batalla mediática entre ellos, Alí de la Torre, con mucha habilidad literalmente se fue por el Centro y aprovechó la enorme división que estos dos cuadros generaron y se convirtió en la opción para ser el candidato al gobierno del PRI.
Todo eso ocurrió en apenas un año: 2011. Pero esa estrategia no fue tan simple, Alí de la Torre desplegó recursos humanos del ayuntamiento de Centro hacia los 16 municipios de la entidad y que desde luego financió con recursos públicos. Eso también está fuera de discusión, porque hay pruebas contundentes.
Alcanzó el objetivo inicial conformando estructuras en toda la entidad que le permitieran posicionar su nombre, sumando incluso a disidentes del equipo de Graham y de Mayans a quienes se les entrega desde hace tiempo un apoyo económico mensual para tenerlos como operadores leales.
Incertidumbre
Pese a que en un día histórico para los tabasqueños y en particular para los priistas, el 19 de enero, Jesús Alí de la Torre fue “oficialmente” designado candidato al gobierno por el CEN tricolor, lejos de generar la unidad, por el contrario ha fomentado la división, el encono y la confrontación.
El 19 de enero de 1995, el entonces gobernador Roberto Madrazo Pintado entró finalmente a Palacio de Gobierno tras mantenerse 18 días como un mandatario errante por la resistencia civil del PRD y por la amenaza del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León para que entregara el gobierno de Tabasco, lo que desató una rebelión entre priistas tabasqueños quienes se opusieron y al final la decisión de aquel Presidente de la República, el último por cierto de origen priista, y del más interesado en que el tabasqueño renunciara: su secretario de Gobernación, Esteban Moctezuma Barragán, terminó por frustrarse.
Tal ejemplo hizo emerger a un personaje duro (aunque el mérito político no fue propiamente de Madrazo, sino de quienes lo empujaron a la rebelión contra la Federación) al que días después en una asamblea nacional de ese partido los priistas de todo el país aplaudieron de manera unánime.
A partir del 19 de enero de 2012 las cosas lucen muy distintas, no hay un Presidente de la República priista, aunque sí un candidato presidencial muy fuerte, que ha empezado a mostrar signos claros de autoritarismo, dejando afuera la elección de su sucesión en el Estado de México, el resto de las decisiones parecen estar impregnadas de soberbia y de caprichos.
Prevalecen los anhelos de venganza de sus amigos y compadres, quienes arrastran una enorme necesidad de reivindicación social, aunque su pasado familiar esté impregnado de corrupción sin límites, nepotismo y depravación.
Todo ello ha generado un clima de zozobra entre los diferentes cuadros distinguidos priistas. Luis Felipe Graham Zapata, a quien el líder nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, llegó a considerar en un “empate” con Alí de la Torre en las encuestas, ahora se encuentra indeciso sobre la ruta que debe de seguir, tras la imposición del alcalde con licencia. Pero es el único que piensa así, sus seguidores, empresarios e incluso su propia familia, están convencidos de que no debe aceptar la candidatura del PRI al Centro y por el contrario explorar nuevos derroteros.
El apresuramiento y nerviosismo del CEN del PRI es evidente y notorio, si el aspirante Graham Zapata (empatado con Alí en la intención del voto; Coldwell dixit) no acepta la candidatura del Centro y con ello no reconoce a Jesús Alí y por el contrario desmiente cualquier acuerdo en ese sentido, como sostienen sus principales colaboradores, entonces tendrán un enorme problema de legitimidad, lo que podría afectar no sólo al virtual candidato, sino rebotarle al propio Peña Nieto.
El ex secretario de Salud ya dio su primer esbozo en su discurso del pasado viernes: “Yo siempre he sido un militante leal de mi partido, he estado en las buenas y en las malas con mi partido, pero quiero que quede claro, que también tengo muchos amigos en muchas otras partes”.
Evaristo Hernández Cruz, quien tiene quizá la postura más irreductible de todos los aspirantes que se quedaron al margen de participar, sostiene que a él nunca lo verán postrado, ni de hinojos ante lo que considera abusos del poder y en donde una imposición se consumó desde el CEN, como sucedía en los viejos tiempos del priismo más autoritario.
Jaime Mier y Terán Suárez es otro de los grandes inconformes quien afirma que su lucha no es contra los nombres, sino contra las formas y sobre todo a favor de la legalidad.
Él sabe que es posible que en esta ocasión no alcanzará ninguna posición: “no estoy desesperado, ni ando buscando chamba, pero voy a sentar un precedente en la historia de Tabasco y del PRI, voy a impugnar el proceso ilegal, inequitativo, faccioso, cupular, un acuerdo de un par de personajes, en donde un dedo divino decidió quien nos debe de gobernar a 2 millones 300 mil tabasqueños, sé que tengo muchas posibilidades de ganar el recurso, conozco las múltiples causales que me dan la razón y eso podría dejar sin candidato al PRI”.
Y lo que viene…
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