miércoles, 11 de enero de 2012

Aquelarre del tricolor

No se recuerda juego sucesorio priista tan agitado, temperamental, embarazoso y riesgoso como el que se vive ahora en entidad, que a muchos les robó la Navidad, y desde los primeros días de este 2012 a los tabasqueños los hizo blanco de un bombardeo interminable de impresos de todo tipo, mensajes de celular, cadenas de internet, y la novedad: la contienda en redes sociales.


Es la disputa por la candidatura priista a la gubernatura lo que en este momento acapara la atención de quienes se interesan en los asuntos políticos, aunque por ahí se diga que un PRD —sin reflectores en este momento— le está comiendo el mandado al tricolor.
Georgina Trujillo Zentella, Francisco Herrera León, Luis Felipe Graham Zapata, Evaristo Hernández Cruz y Jesús Alí de la Torre, los cinco aspirantes a la nominación más disputada en la historia del PRI en Tabasco, se jugaron su todo estos últimos días, en que dos encuestas midieron su popularidad para definir al mejor posicionado y, muy probablemente, al que será candidato.
Tabasco ha vivido momentos convulsivos por una serie de eventos propios de lo que se ha dado en llamar guerra sucia —desde la difusión de encuestas falsas y la propagación de infundios, hasta denuncias ante las autoridades— para descarrilar al adversario, aunque también sea compañero de partido. Es el fuego amigo en todo su esplendor.
Los últimos treinta días han ocurrido sucesos en cascada, como para volver loco a cualquiera. Le recuerdo algunos: el ‘presunto’ atentado a Evaristo Hernández; la renuncia de Humberto Mayans Canabal a participar en el proceso interno por su supuesta ‘inelegibilidad’; el cambio de delegado del CEN del PRI: José Antonio González Curi sustituyó a Adrián Alanís, y el súbito rasurado de la lista de aspirantes, a sólo cinco.
Y mientras el CEN acordó con los cinco aspirantes consultar a los tabasqueños —vía encuestas de Mitofsky y Demotecnia— para que definan al de mayor competitividad electoral, la posibilidad de que el PRI pueda sacar un candidato sin divisiones se ve cada vez más lejana, a unas horas de que se conozca el resultado de los sondeos.
Hay nerviosismo en los cuarteles de los llamados cinco fantásticos. Y si ellos están nerviosos, no menos tranquilos están en la cúpula tricolor, desde el jerarca nacional Pedro Joaquín Coldwell, hasta el dirigente estatal, Miguel Alberto Romero Pérez.
Más allá de la guerra sucia, de las encuestas reales y ficticias, no es fácil decidir quién será abanderado a la gubernatura en la única de las siete entidades federativas (Chiapas, DF, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Tabasco y Yucatán) que se renovarán el 1 de julio y que no ha experimentado la alternancia en más de ¡ocho décadas!
Además de la Presidencia de la República, PRI, PAN y PRD buscarán retener los estados que ya tienen. El tricolor hará todo para conservar los gobiernos de Tabasco y Yucatán. El partido del sol azteca —que viene de perder Michoacán— no se dejará despojar del DF, ni de Chiapas. Y el blanquiazul —al que ya están diciéndole adiós en Los Pinos— quiere conservar Jalisco, Guanajuato y Morelos.
Aunque electoralmente no le aporta caudales de votos como otras entidades, Tabasco tiene un simbolismo para el PRI: no puede ganar la Presidencia de México perdiendo su bastión histórico.
No hay que olvidar que, pese a encabezar las preferencias electorales con su precandidato Enrique Peña Nieto, al tricolor no le han extendido aún la constancia de mayoría en la elección presidencial. Muchas cosas pueden suceder de aquí al 1 de julio.
Los adversarios del mexiquense por las fuerzas de izquierda y quien resulte del panismo podrían repuntar una vez que arranquen formalmente las campañas. Será una contienda en que se necesitarán muchos, millones de votos para ganar. Y todos los votos cuentan.
Lo que busca el abanderado priista es ganar holgadamente. Lo planteó muy bien el fin de año en Campeche; allí, en la tierra del delegado González Curi, Peña Nieto llamó a la militancia tricolor a lograr el 1 de julio un triunfo contundente "para evitar que los tribunales se equivoquen y pretendan cambiar el rumbo de la ciudadanía".
Entonces, los votos de Tabasco no pueden desdeñarse. No son poca cosa los 300 mil sufragios que podrían aportar militantes y ciudadanos que simpatizan con el PRI a la causa del ex gobernador del Estado de México.
En ese contexto, Peña Nieto no se pondrá a considerar cómo satisfacer al que se presume como el mejor de sus compadres, sino cómo arrasar en Tabasco al que será su principal adversario, Andrés Manuel López Obrador.
Sabe que éste ya ganó aquí en 2006 de forma abrumadora, por el efecto del paisanaje, y tratará de evitar que la historia se repita. En esa lógica, el PRI debe postular al candidato mejor posicionado y al que le sume más votos a Peña Nieto.
No vaya a ser que el grado de rechazo ciudadano del abanderado a la gubernatura le reste votos al candidato presidencial. ¿Sabe usted con cuál de los cinco que ahora aspiran a la candidatura a la Quinta Grijalva, gana mejor Peña Nieto en Tabasco?
¿Cuál será el desenlace de esta carrera, en que la caballada, a decir del delegado del CEN, "está muy pareja"?
Apostemos por que quienes tienen en sus manos la decisión saben lo que hacen, tienen el control de la situación, y al final decidirán por el candidato que le garantice el reagrupamiento, la suma de ciudadanos sin partidos y de nuevos electores.
Veamos qué tan capaz es el CEN del PRI de sacar un candidato que aglutine al priismo, que tenga la mejor propuesta de gobierno y la capacidad no para derrotar a Arturo Núñez —que parece ser el coco de algunos priistas— sino de ganar limpiamente la elección el 1 de julio, por su simpatía, porque sabe convencer y porque tiene con qué.
Esperemos los días, horas que faltan para el tan esperado momento, para la tan anhelada designación del candidato. ¿Graham Zapata? ¿Alí de la Torre? ¿Hernández Cruz? ¿Trujillo Zentella? ¿Herrera León? ¿Otro? desenlace de esta carrera, en que la caballada, a decir del delegado del CEN, "está muy pareja"?
Apostemos por que quienes tienen en sus manos la decisión saben lo que hacen, tienen el control de la situación, y al final decidirán por el candidato que le garantice el reagrupamiento, la suma de ciudadanos sin partidos y de nuevos electores.
Veamos qué tan capaz es el CEN del PRI de sacar un candidato que aglutine al priismo, que tenga la mejor propuesta de gobierno y la capacidad no para derrotar a Arturo Núñez —que parece ser el coco de algunos priistas— sino de ganar limpiamente la elección el 1 de julio, por su simpatía, porque sabe convencer y porque tiene con qué.
Esperemos los días, horas que faltan para el tan esperado momento, para la tan anhelada designación del candidato. ¿Graham Zapata? ¿Alí de la Torre? ¿Hernández Cruz? ¿Trujillo Zentella? ¿Herrera León? ¿Otro?

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