Andrés Manuel López se empeñó hasta el cansancio en seducir a Juan Ramón de la Fuente, pero el ex rector de la UNAM se negó. Por ello dio la orden el fin de semana: monitoreen la popularidad de Manuel Camacho.
Lo ve como opción para el Distrito Federal.
Es lo más novedoso para la ciudad de México tras la incorporación de Ricardo Monreal como coordinador de campaña en detrimento de Alejandro Encinas y de Los Chuchos.
¿Por qué medir la popularidad de Camacho?
Porque la candidatura se decidirá por encuestas y las tribus quieren posicionar a los suyos: René Bejarano a Alejandra Barrales y Los Chuchos (Jesús Ortega y Jesús Zambrano) a Carlos Navarrete.
Si respetan su compromiso, no tendrían opción Martí Batres, Miguel Mancera y Mario Delgado.
Si las encuestas son derechas, no debiera haber duda porque Alejandra Barrales es puntera a lo largo y ancho de la demoscopía.
El sondeo más reciente, el de GEA/ISA, le acredita a la líder de la ALDF 26 puntos, lejos de todos los aspirantes a jefes de Gobierno y no se diga del delfín de Marcelo Ebrard, Mario Delgado, quien ayer por fin formalizó su decisión de participar.
Pero como El Peje es mano, la confiabilidad está en entredicho.
Están por cumplirse dos cosas señaladas aquí: Ebrard no le cumpliría a Barrales y López no aceptará por nada del mundo a Delgado.
Es lo más novedoso para la ciudad de México tras la incorporación de Ricardo Monreal como coordinador de campaña en detrimento de Alejandro Encinas y de Los Chuchos.
¿Por qué medir la popularidad de Camacho?
Porque la candidatura se decidirá por encuestas y las tribus quieren posicionar a los suyos: René Bejarano a Alejandra Barrales y Los Chuchos (Jesús Ortega y Jesús Zambrano) a Carlos Navarrete.
Si respetan su compromiso, no tendrían opción Martí Batres, Miguel Mancera y Mario Delgado.
Si las encuestas son derechas, no debiera haber duda porque Alejandra Barrales es puntera a lo largo y ancho de la demoscopía.
El sondeo más reciente, el de GEA/ISA, le acredita a la líder de la ALDF 26 puntos, lejos de todos los aspirantes a jefes de Gobierno y no se diga del delfín de Marcelo Ebrard, Mario Delgado, quien ayer por fin formalizó su decisión de participar.
Pero como El Peje es mano, la confiabilidad está en entredicho.
Están por cumplirse dos cosas señaladas aquí: Ebrard no le cumpliría a Barrales y López no aceptará por nada del mundo a Delgado.
FAUSTO VALLEJO, SIN FELICITACIÓN PRESIDENCIAL
Se cumplieron dos semanas de su triunfo y Fausto Vallejo no ha recibido la felicitación presidencial. Ni una llamada, mucho menos una cita.
De nada le sirvió al priísta haber manifestado su respeto hacia Felipe Calderón, a su gobierno y el compromiso de coordinarse para recuperar por fin la paz en Michoacán.
Argumentos jurídicos no encuentra Vallejo: su victoria ya fue avalada por el Instituto Electoral de Michoacán y recibió la constancia respectiva tras cumplirse los reclamos de recuento solicitados por el reclamo conjunto de panistas y perredistas.
Entre el priísmo corren dos versiones. La primera, más generalizada, es la intención evidente de anular las votaciones, empeño en el cual también van juntos, aunque por cuerdas separadas, azules y amarillos.
Los argumentos son básicamente los mismos y pueden sintetizarse en tres:
1.- Violación de topes de campaña por parte del PRI y de sus candidatos, en especial de Fausto Vallejo.
2.- Actos anticipados de campaña.
Y 3.- influencia del narcotráfico y del crimen organizado el domingo de la votación.
Todo eso lo vieron hasta el final, cuando ya estaban derrotados.
¿De verdad el Trife se va a dejar manipular y a anular la elección michoacana?
La segunda explicación priísta es eminentemente política y la comparten los perredistas:
-A Michoacán le va a ir muy bien -prometió Felipe Calderón en campaña, pero hoy el gobierno estatal del perredista Leonel Godoy está estrangulado vía participaciones federales y ni siquiera tiene para cubrir con puntualidad la nómina de su burocracia.
Sólo el presidente sabrá cuánto han influido los resultados electorales en su estado, pero le han sido adversos en cuantos ha participado directa o indirectamente.
Comenzó en 1995, cuando perdió ante el priísta Víctor Manuel Tinoco Rubí.
En 2001 estaba tentado a contender contra Lázaro Cárdenas.
En 2006 volvió a perder ante la avalancha perredista-cardenista y el señuelo tabasqueño.
En 2009, ya con Calderón de presidente, el panismo fue arrasado.
Y para coronar la serie de derrotas, en 2011, previo a la próxima presidencial, su hermana Luisa María Calderón Hinojosa sucumbió frente al priísta Fausto Vallejo.
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