El oftalmólogo Adriano Carpizo reconoce que hace falta concientizar sobre el cuidado de este órgano
La creciente popularidad de aparatos electrónicos como pantallas de computadora, teléfonos celulares, televisiones y tablas digitales, entre otros, está gestando un problema de salud que si no se atiende ahora en el futuro redundará en la pérdida de la vista en un gran número de la población.
Así lo expresa el doctor Adriano J. Carpizo Mena, un joven oftalmólogo que desde hace cuatro años dio sus primeros pasos en esta especialidad en su alma máter, la Universidad Autónoma de Nuevo León, y que al regresar a su tierra natal inició su apostolado dando servicio tanto en el sector público como en el privado.
El facultativo lleva en la sangre el amor a esta rama de la medicina, ya que creció en un ambiente de oftalmólogos. “Mi abuelo y mi padre ejercen la misma profesión y desde muy pequeño, al ver constantemente sus éxitos personales, descubrí que eso quería ser en mi vida; además, deseaba ejercer una carrera donde pudiera contribuir al bienestar de las personas, por eso lograr ayudar a los pacientes a preservar y recuperar su vista es algo que me llena mucho de satisfacción”, comenta.
Carpizo Mena destaca que desde que se estableció aquí ha detectado a muchos tabasqueños con problemas de cataratas que derivan en ceguera reversible, retinopatía diabética —“un padecimiento muy grave debido a que cada día hay más pacientes jóvenes relacionados con diabetes mellitus y obesidad, que son causantes de incapacidad funcional”, detalla— y pterigión (carnosidad) relacionado con la exposición solar, muy común en las zonas tropicales y entre la gente del campo.
Al ser cuestionado sobre las consecuencias del uso excesivo de aparatos electrónicos con pantallas luminosas tan de moda en la población, sobre todo entre los jóvenes, advierte que el uso constante de esos aparatos predispone a los usuarios a tener problemas de resequedad en los ojos.
“Además, la exposición a la luz está muy relacionado con padecimientos como pterigión, catarata y degeneración macular relacionada a la edad; mi recomendación es el uso de lubricantes prescritos por un oftalmólogo y protección solar con lentes obscuros”, agrega.
NO HAY CULTURA DE DONACIÓN DE ÓRGANOS
Desde que se comenzaron a hacer trasplantes de órganos, el de córnea es uno de los más comunes en el mundo; sin embargo, Adriano Carpizo revela que este tipo de operaciones no es tan frecuente en Tabasco, aunque afirma que el estado cuenta con profesionales muy capacitados y equipo de alta tecnología que garantizan procedimientos exitosos.
“Pero nos hace falta un poco más de cultura de donación de órganos, es ahí donde necesitamos hacer conciencia entre la población, esta es una responsabilidad que debemos compartir entre todos e impulsar proyectos de difusión para que la gente pueda tener más oportunidades de recuperar su visión”, sostiene.
Renuente a hablar sobre su labor altruista, el joven oftalmólogo comenta que ejerce su profesión tanto en el sector salud como en el privado, “y en ambos casos si tengo la oportunidad de ayudar a alguien que necesite mis servicios, lo hago con mucho gusto, porque el mayor pago que puedo recibir es que me regalen una mirada y una sonrisa de agradecimiento”.
Omite mencionar que ha realizado diversas operaciones sin costo alguno a quienes están a punto de perder su vista o que necesitan una intervención para recuperarla y carecen de recursos para estos procedimientos, pero entre la población humilde hay muchos testimonios de su noble tarea a favor de la salud de los tabasqueños.
Así lo expresa el doctor Adriano J. Carpizo Mena, un joven oftalmólogo que desde hace cuatro años dio sus primeros pasos en esta especialidad en su alma máter, la Universidad Autónoma de Nuevo León, y que al regresar a su tierra natal inició su apostolado dando servicio tanto en el sector público como en el privado.
El facultativo lleva en la sangre el amor a esta rama de la medicina, ya que creció en un ambiente de oftalmólogos. “Mi abuelo y mi padre ejercen la misma profesión y desde muy pequeño, al ver constantemente sus éxitos personales, descubrí que eso quería ser en mi vida; además, deseaba ejercer una carrera donde pudiera contribuir al bienestar de las personas, por eso lograr ayudar a los pacientes a preservar y recuperar su vista es algo que me llena mucho de satisfacción”, comenta.
Carpizo Mena destaca que desde que se estableció aquí ha detectado a muchos tabasqueños con problemas de cataratas que derivan en ceguera reversible, retinopatía diabética —“un padecimiento muy grave debido a que cada día hay más pacientes jóvenes relacionados con diabetes mellitus y obesidad, que son causantes de incapacidad funcional”, detalla— y pterigión (carnosidad) relacionado con la exposición solar, muy común en las zonas tropicales y entre la gente del campo.
Al ser cuestionado sobre las consecuencias del uso excesivo de aparatos electrónicos con pantallas luminosas tan de moda en la población, sobre todo entre los jóvenes, advierte que el uso constante de esos aparatos predispone a los usuarios a tener problemas de resequedad en los ojos.
“Además, la exposición a la luz está muy relacionado con padecimientos como pterigión, catarata y degeneración macular relacionada a la edad; mi recomendación es el uso de lubricantes prescritos por un oftalmólogo y protección solar con lentes obscuros”, agrega.
NO HAY CULTURA DE DONACIÓN DE ÓRGANOS
Desde que se comenzaron a hacer trasplantes de órganos, el de córnea es uno de los más comunes en el mundo; sin embargo, Adriano Carpizo revela que este tipo de operaciones no es tan frecuente en Tabasco, aunque afirma que el estado cuenta con profesionales muy capacitados y equipo de alta tecnología que garantizan procedimientos exitosos.
“Pero nos hace falta un poco más de cultura de donación de órganos, es ahí donde necesitamos hacer conciencia entre la población, esta es una responsabilidad que debemos compartir entre todos e impulsar proyectos de difusión para que la gente pueda tener más oportunidades de recuperar su visión”, sostiene.
Renuente a hablar sobre su labor altruista, el joven oftalmólogo comenta que ejerce su profesión tanto en el sector salud como en el privado, “y en ambos casos si tengo la oportunidad de ayudar a alguien que necesite mis servicios, lo hago con mucho gusto, porque el mayor pago que puedo recibir es que me regalen una mirada y una sonrisa de agradecimiento”.
Omite mencionar que ha realizado diversas operaciones sin costo alguno a quienes están a punto de perder su vista o que necesitan una intervención para recuperarla y carecen de recursos para estos procedimientos, pero entre la población humilde hay muchos testimonios de su noble tarea a favor de la salud de los tabasqueños.
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