Hay casi 350 mil has. siniestradas. Y los seguros catastróficos, ¿cuándo empiezan a pagarlos? Todavía hay requerimientos de pago de la inundación de 2010 por 89 mdp
Las condiciones climáticas de los últimos días han hecho menguar la contingencia y la mayoría de los ríos están ya por debajo de sus escalas críticas; la emergencia se va poco a poco, pero queda el desastre del campo y la quiebra económica de los productores que ya empezaron a clamar por el resarcimiento de daños.
La devastación que dejó la contingencia 2011 impactó por lo menos 344 mil 626.5 hectáreas dedicadas principalmente a la ganadería; de éstas se estiman que 10 mil 635 hectáreas corresponden a cultivos de básicos y plantaciones.
Las autoridades apenas comenzaron la evaluación de daños que dejaron estas inundaciones provocadas por exceso de lluvias, desbordamiento de ríos, y las generadas por el desvío de agua hacia el Samaria y por las escotaduras del Grijalva, que destruyeron miles de hectáreas dedicadas a la producción agropecuaria en las zonas de Los Ríos, Chontalpa y Centro.
Entre los productores rurales comienza a cundir la incertidumbre, nadie les ha dicho cuándo empezarán a cubrir los seguros catastróficos.
Ni siquiera se ha definido cuál es la superficie ‘asegurada’, qué cultivos comprende, cuántos serán los productores ‘beneficiados’, y cuál es el monto a pagar.
Y es que el gobierno federal todavía tiene pendiente de pago requerimientos de indemnización —ya validados por las autoridades estatales— de los daños provocados por la inundación de 2010.
Lograr que el gobierno federal aceptara cubrir tales indemnizaciones —las del año pasado— requirió maratónicas reuniones de negociación en mesas de diálogo establecidas en la Secretaría de Gobernación (Segob).
Lo peor del caso es que ya con las afectaciones de otra inundación, los recursos para cubrir los daños del 2010 no han sido liberados por la Secretaría de Hacienda.
El 29 de octubre, en su penúltima visita al estado; la más reciente fue el día 4 del presente, el titular de Segob, Francisco Blake Mora, se comprometió a ‘desatar nudos’ que impiden la entrega de 89 millones de pesos para cubrir indemnizaciones correspondientes a afectaciones de las inundaciones del 2010.
Al no disponerse, en lo inmediato, la cobertura de los seguros agropecuarios para hacer frente a la demanda que harán los afectados por inundaciones, los dirigentes de organizaciones de productores prevén reacciones de sus representados que, dicen, están totalmente descapitalizados.
FALTA DEFINIR SUPERFICIE DAÑADA
Para empezar a cubrir los seguros catastróficos o pagar la ayuda que se disponga —vía recursos del Fonden—, se requiere como punto de partida definir con exactitud la superficie dañada y tener un padrón de damnificados.
Esa tarea apenas empezará en estos días. Y a decir del secretario de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesca, Ignacio Lastra Marín, la cuantificación de daños podría terminarse hasta enero de 2012.
De entrada ya hay un problema. En el momento más álgido de la presente contingencia se hablaba de 378 mil hectáreas afectadas en 16 de los 17 municipios; ahora la cifra se ha reducido a 323 mil en 12 municipios, de las cuales 9 mil 461 hectáreas corresponden a cultivos, entre plátano, maíz, caña de azúcar, sorgo, cacao, y otros.
La gran mayoría de la superficie siniestrada (casi 97 por ciento) son pastizales dedicados a la actividad pecuaria, según el corte más reciente del Sistema Estatal de Protección Civil.
Se estima que son 21 mil 972 productores los que resintieron pérdidas, por cultivos siniestrados, pastizales anegados y la movilización de 242 mil 630 bovinos a zonas seguras.
Apenas el lunes 1 de noviembre, el subdelegado de Agricultura de la Sagarpa, Héctor Limonchi Palacios, daba otras cifras. Reconocía afectaciones en 344 mil 626.5 hectáreas; de ellas, 333 mil corresponden a pastizales y 10 mil 635 a cultivos como maíz, caña de azúcar, cacao, plátano, palma de aceite, frutales y sorgo.
El maíz —que por lo general se siembra para autoconsumo— es el cultivo más dañado en la actual contingencia. En total, 7 mil 601 hectáreas fueron declaradas como pérdida total.
El municipio más dañado es Jonuta, con 107 mil hectáreas de pastizales anegados.
Para el gobernador Andrés Granier los daños al sector agropecuario y a la infraestructura del estado se estiman entre 8 mil y 10 mil millones de pesos. Pero el monto cuantificado puede ser mucho más cuando se evalúe el impacto en las cadenas productivas del campo, acota.
“Prácticamente está todo devastado y la inquietud de los productores es que luego se avecina una temporada de carencias porque no va a haber nada que producir”, admite el mandatario.
La devastación que dejó la contingencia 2011 impactó por lo menos 344 mil 626.5 hectáreas dedicadas principalmente a la ganadería; de éstas se estiman que 10 mil 635 hectáreas corresponden a cultivos de básicos y plantaciones.
Las autoridades apenas comenzaron la evaluación de daños que dejaron estas inundaciones provocadas por exceso de lluvias, desbordamiento de ríos, y las generadas por el desvío de agua hacia el Samaria y por las escotaduras del Grijalva, que destruyeron miles de hectáreas dedicadas a la producción agropecuaria en las zonas de Los Ríos, Chontalpa y Centro.
Entre los productores rurales comienza a cundir la incertidumbre, nadie les ha dicho cuándo empezarán a cubrir los seguros catastróficos.
Ni siquiera se ha definido cuál es la superficie ‘asegurada’, qué cultivos comprende, cuántos serán los productores ‘beneficiados’, y cuál es el monto a pagar.
Y es que el gobierno federal todavía tiene pendiente de pago requerimientos de indemnización —ya validados por las autoridades estatales— de los daños provocados por la inundación de 2010.
Lograr que el gobierno federal aceptara cubrir tales indemnizaciones —las del año pasado— requirió maratónicas reuniones de negociación en mesas de diálogo establecidas en la Secretaría de Gobernación (Segob).
Lo peor del caso es que ya con las afectaciones de otra inundación, los recursos para cubrir los daños del 2010 no han sido liberados por la Secretaría de Hacienda.
El 29 de octubre, en su penúltima visita al estado; la más reciente fue el día 4 del presente, el titular de Segob, Francisco Blake Mora, se comprometió a ‘desatar nudos’ que impiden la entrega de 89 millones de pesos para cubrir indemnizaciones correspondientes a afectaciones de las inundaciones del 2010.
Al no disponerse, en lo inmediato, la cobertura de los seguros agropecuarios para hacer frente a la demanda que harán los afectados por inundaciones, los dirigentes de organizaciones de productores prevén reacciones de sus representados que, dicen, están totalmente descapitalizados.
FALTA DEFINIR SUPERFICIE DAÑADA
Para empezar a cubrir los seguros catastróficos o pagar la ayuda que se disponga —vía recursos del Fonden—, se requiere como punto de partida definir con exactitud la superficie dañada y tener un padrón de damnificados.
Esa tarea apenas empezará en estos días. Y a decir del secretario de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesca, Ignacio Lastra Marín, la cuantificación de daños podría terminarse hasta enero de 2012.
De entrada ya hay un problema. En el momento más álgido de la presente contingencia se hablaba de 378 mil hectáreas afectadas en 16 de los 17 municipios; ahora la cifra se ha reducido a 323 mil en 12 municipios, de las cuales 9 mil 461 hectáreas corresponden a cultivos, entre plátano, maíz, caña de azúcar, sorgo, cacao, y otros.
La gran mayoría de la superficie siniestrada (casi 97 por ciento) son pastizales dedicados a la actividad pecuaria, según el corte más reciente del Sistema Estatal de Protección Civil.
Se estima que son 21 mil 972 productores los que resintieron pérdidas, por cultivos siniestrados, pastizales anegados y la movilización de 242 mil 630 bovinos a zonas seguras.
Apenas el lunes 1 de noviembre, el subdelegado de Agricultura de la Sagarpa, Héctor Limonchi Palacios, daba otras cifras. Reconocía afectaciones en 344 mil 626.5 hectáreas; de ellas, 333 mil corresponden a pastizales y 10 mil 635 a cultivos como maíz, caña de azúcar, cacao, plátano, palma de aceite, frutales y sorgo.
El maíz —que por lo general se siembra para autoconsumo— es el cultivo más dañado en la actual contingencia. En total, 7 mil 601 hectáreas fueron declaradas como pérdida total.
El municipio más dañado es Jonuta, con 107 mil hectáreas de pastizales anegados.
Para el gobernador Andrés Granier los daños al sector agropecuario y a la infraestructura del estado se estiman entre 8 mil y 10 mil millones de pesos. Pero el monto cuantificado puede ser mucho más cuando se evalúe el impacto en las cadenas productivas del campo, acota.
“Prácticamente está todo devastado y la inquietud de los productores es que luego se avecina una temporada de carencias porque no va a haber nada que producir”, admite el mandatario.
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