Camino a los comicios homologados de 2012, es indudable que el ámbito federal crea una interesante sinergia de influencias en el proceso tabasqueño, dado que el PRI y las izquierdas son las principales fuerzas políticas de la entidad.
En mejorable postura de civilidad política ostentada, pues Enrique Peña Nieto y Andrés López Obrador van consolidando con toda tranquilidad sus aspiraciones para contender por la titularidad del Ejecutivo nacional. Cada quien con su estilo, camina por el país para mantenerse en el gusto de la ciudadanía, en tanto comienzan las campañas electorales.
En nuestra tierra, en la misma postura civilizada y consciente, vemos a una Rosalinda López anunciar su inclusión en la contienda interna de su hermano Adán Augusto, para lograr la candidatura de la izquierda por la gubernatura; él no la tiene fácil, pues Arturo Núñez encabeza las encuestas y sondeos de opinión.
No se puede necear y desatender que la jugada en el amarillo está entre Núñez y López; seguro que Andrés López dará su opinión al respecto, pero la decisión final la debe tener el gusto social; viven un momento histórico nada despreciable, cuyo éxito depende de una decisión con acierto y sin apasionamientos.
Paradójicamente y no obstante que Enrique Peña encabeza las preferencias chocas, el PRI trae un extraño desorden por puja de intereses, que nos plaga de aspirantes a la gubernatura.
15 se conocen a estos tiempos; pocos con tamaños para encarar el reto, pero muchos se suman a la foto para ver que sacan. Se creen listos. No les interesa lo que el partido pierde con ello. El exceso de oferta crea conflictos. Los oportunistas sacan el pie de la fila y muestran poca lealtad partidista. El fin justifica los medios.
Históricamente la sociedad presencia una grave fractura al interior del tricolor de dimensión muy parecida a la ocurrida a nivel federal en la sucesión presidencial del año 2000, que justo es el espacio que necesita la oposición para colarse en sus pretensiones. Huele a desesperación.
Si a esto le aunamos una sociedad desgastada, apunta a cambios importantes en las cúpulas del Estado. Parece que poco les importa tal perspectiva. Aplican: “mío o de nadie”. Demasiada pasión, proporcional a la pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo que han tenido en la consecución de ambiciones infructuosas. Así es esto del folklor.
Lo seguro es que la clase política priista tiene un factor divisor: Humberto Mayans Canabal. Cual mas, cual menos, ven a dicho personaje muy cercano a la candidatura mayor y han arreciado la cargada, sustentando su descalificación.
Dicho actor político ni se inmuta y pone más nervioso a más de uno. No falta mucho para saber si, en efecto, los dados estuvieron cargados y hacia dónde irán los destinos de Tabasco. Corren apuestas.
En nuestra tierra, en la misma postura civilizada y consciente, vemos a una Rosalinda López anunciar su inclusión en la contienda interna de su hermano Adán Augusto, para lograr la candidatura de la izquierda por la gubernatura; él no la tiene fácil, pues Arturo Núñez encabeza las encuestas y sondeos de opinión.
No se puede necear y desatender que la jugada en el amarillo está entre Núñez y López; seguro que Andrés López dará su opinión al respecto, pero la decisión final la debe tener el gusto social; viven un momento histórico nada despreciable, cuyo éxito depende de una decisión con acierto y sin apasionamientos.
Paradójicamente y no obstante que Enrique Peña encabeza las preferencias chocas, el PRI trae un extraño desorden por puja de intereses, que nos plaga de aspirantes a la gubernatura.
15 se conocen a estos tiempos; pocos con tamaños para encarar el reto, pero muchos se suman a la foto para ver que sacan. Se creen listos. No les interesa lo que el partido pierde con ello. El exceso de oferta crea conflictos. Los oportunistas sacan el pie de la fila y muestran poca lealtad partidista. El fin justifica los medios.
Históricamente la sociedad presencia una grave fractura al interior del tricolor de dimensión muy parecida a la ocurrida a nivel federal en la sucesión presidencial del año 2000, que justo es el espacio que necesita la oposición para colarse en sus pretensiones. Huele a desesperación.
Si a esto le aunamos una sociedad desgastada, apunta a cambios importantes en las cúpulas del Estado. Parece que poco les importa tal perspectiva. Aplican: “mío o de nadie”. Demasiada pasión, proporcional a la pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo que han tenido en la consecución de ambiciones infructuosas. Así es esto del folklor.
Lo seguro es que la clase política priista tiene un factor divisor: Humberto Mayans Canabal. Cual mas, cual menos, ven a dicho personaje muy cercano a la candidatura mayor y han arreciado la cargada, sustentando su descalificación.
Dicho actor político ni se inmuta y pone más nervioso a más de uno. No falta mucho para saber si, en efecto, los dados estuvieron cargados y hacia dónde irán los destinos de Tabasco. Corren apuestas.
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