jueves, 3 de noviembre de 2011

DOSSIER


* El libreto de la confusión
* Discurso para ingenuos

Cual si fuese un libreto literario, la confusión campea en nuestro tiempo y es lo que impera alrededor de la sucesión gubernamental. Las versiones disímbolas una de otra se cuentan por montón, cada quien lo hace a su manera y, por supuesto, en concordancia con sus filias y sus intereses.

¿Qué va a ocurrir? Pues sin duda una resolución apresurada, en donde cualquiera de los que tienen posibilidades podría ser elegible, beneficia desde luego a quienes se mantienen sembrando la incertidumbre en los distintos ámbitos de influencia.
Con Roberto Madrazo en el 2000, sólo por ilustrar una referencia próxima, solo hubo dos precandidatos; Arturo Núñez Jiménez y Manuel Andrade Díaz. Al final se impuso, o impulsaron al exlíder del Congreso de Tabasco.
En el 2001, tras la anulación de la elección constitucional al gobierno de Tabasco, en donde había triunfado Manuel Andrade, la confusión inició con Adán Augusto López Hernández, quien se negó a ir y tomar protesta como gobernador interino. Otra historia se pudo haber escrito. Los cercanos al hoy aspirante a la gubernatura del estado por el PRD y redactores del discurso que esa madrugada pronunciaría una década después aún se lamentan de lo que no ocurrió. Hubieras llorado al escucharlo, aseguran.
El mismo Adán tras renunciar a la coordinación de la campaña de Andrade Díaz, tras el fallo del TRIFE se encargó de impulsar con todos los grupos posibles la candidatura de su suegro, Arcadio León Estrada, en total, incluido Manuel, 13 precandidatos. Era enero del 2001.
Manuel disputó y se impuso como dirigente estatal del PRI. La dirigente nacional, Dulce María Sauri Riancho, para tener la mejor información posible ante lo que se veía venir, ordenó levantar una encuesta por el grupo Alfa y Omega en donde Manuel aparecía en el segundo lugar en la intención del voto para convertirse de nuevo en candidato del tricolor para la elección extraordinaria.
Esa encuesta, divulgada en exclusiva en el noticiero Enfoque de Radio Villa tres días después de la revelación, en un evento alusivo a Agapito Domínguez Canabal en la calle que lleva su nombre, el propio Andrade con una incontrolable ansiedad pedía al reportero le revelara la fuente. “¿Cómo la conseguiste?”. “Simplemente me la hicieron llegar, pero nadie que te imagines”. Y el entonces dirigente priista agregó: “es que le rompiste la… con esa encuesta a todos, de verdad; fue un tremendo golpe para ellos…”. Lo que vino después fue la reproducción de esa encuesta por todas las vías informativas posibles y la declinación del resto de los aspirantes. Más tarde fue elegido candidato nuevamente y luego gobernador por cinco años.
Con Andrade en 2006 hubo cinco aspirantes fuertes, al final sólo quedaron Florizel Medina, Óscar Cantón y Andrés Granier. Todos saben esa historia y el desenlace.
Hoy, Andrés Granier Melo tiene un problema serio: la adversidad que ha enfrentado como gobernador, cinco inundaciones consecutivas, los embates de la delincuencia organizada y muchos otros imponderables, no le han permitido establecer una ruta para la selección del perfil idóneo del candidato de su partido al gobierno. Ha dicho: “no soy suicida y voy a entregar a un militante de mi partido la gubernatura en 2012”, pero conforme transcurre el tiempo la sucesión se complica con 10 aspirantes que se sienten con posibilidades y con el tiempo encima (nunca antes se había presentado en la historia reciente un escenario similar en el PRI), con tantos suspirantes.
En tanto, el cuñado, el diputado, el amigo, la familia y los más conspicuos seguidores del que marchó y declinó, repiten el mismo discurso: es increíble que esté posicionado en los primeros tres lugares, sin hacer campaña, un candidato sin partido. ¡Sí puede! No tiene impedimentos y al final todos tendrán que sumarse con él; va a ser candidato y gobernador. ¿Será… al menos candidato?

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