Para el Movimiento Ecologista Santo Tomás, A.C., el Plan Hídrico Integral de Tabasco (PHIT) no se sabe a ciencia cierta qué es. Lo sí se sabe es que está inconcluso y es confuso, y que las obras que se ejecutan son de ocurrencia, porque no van acompañadas de un proyecto de impacto ambiental, lo que está generando que miles de hectáreas susceptibles para las actividades agropecuarias se pierdan.
El organismo ambientalista precisa que el PHIT marcó como zonas de desastre permanente a los Aztlanes y otras comunidades en el municipio de Centro, y decenas de localidades que pertenecen a Cunduacán, Jalpa de Méndez y Nacajuca —estas últimas golpeadas el río Samaria— que en los últimos años permanecen bajo el agua la mayor parte del año.
Hugo Ireta Guzmán, activista de la agrupación Santo Tomás, sostiene que mientras trasladen agua de un sitio a otro y ésta permanezca en zona baja, inundada todo el tiempo, a esas tierras va a tener que dárseles otro tipo de manejo.
Agrega que a esos suelos que eran aprovechados más tiempo los están inundando con las ventanas de Coronel Traconis, Sabanilla y El Censo; “se les están metiendo grandes cantidades de agua, similares a la que se desfoga por Peñitas”, expresa.
Otro problema, dice Ireta, es el caso de El Tintillo que está metiendo agua del Puxcatán, formando una zona lagunar que en otros tiempos la gente explotaba con mayor tiempo en actividades agropecuarias, lo que ya no harán porque estarán más tiempo inundadas.
INUNDACIONES PROVOCADAS
José Manuel Arias Rodríguez, coordinador de la organización ecologista sostiene que si bien Tabasco es una planicie que se encuentra entre los dos ríos más importantes de México, hasta antes de la construcción de las presas, su población vivía con dos ciclos agrícolas: el de inundaciones, cuando las tierras se volvían fértiles, porque eran procesos naturales, y el de la sequía que era aprovechado para sembrar.
“Ahora hay comunidades de Nacajuca, Centro y Cunduacán que están inundadas desde mayo”, señala.
Dice que los tabasqueños sabían convivir con el agua; “ahora la inundación se da de manera provocada”, como el caso del municipio de Centro, en donde para proteger a la ciudad de Villahermosa se inundan las comunidades y poblaciones circunvecinas.
Ahora —indica— los ciclos se invierten: las tierras pasan mayor tiempo en el agua y es menor el tiempo para ser utilizadas en la actividad agropecuaria.
NO SE SABE QUÉ PASARÁ EN AZTLÁN
Hugo Ireta sostiene que en la zona de los Chilapas, en Centla, los habitantes siempre han sido productores de chile habanero, de maíz y otras hortalizas; para estos momentos los tiempos cambiaron, las tierras permanecerán más tiempo bajo el agua y las temporadas para realizar esos cultivos será más cortas.
Abunda con las obras de control, partiendo de la compuerta de El Macayo, se modifica todo en las comunidades ribereñas del Samaria. “Se están levantando las líneas de ductos de Pemex para que el agua escurra sobre el Samaria, y las consecuencias son críticas para las zonas bajas de esos municipios”.
Añade que el daño abarca hasta Oxiacaque, Nacajuca, que es a donde llega el dren y se extiende a zonas bajas, en la zona de los pozos del campo petrolero Sen, en donde la gente aprovechaba la tierra para uso agropecuario, pero ya no lo podrán hacer porque las aguas permanecerán por mucho tiempo.
Las tierras de los Aztlanes en Centro, y de los municipios de la Chontalpa Chica, serán aptas hasta que se corrija la conducción del agua hasta el Golfo de México, y permanezcan menos tiempo en el agua; aunque —acota— el tiempo es impredecible.
“No se sabe qué cantidad de agua más será tirada a la zona de Aztlán, pues no se está metiendo agua de El Zapote III, que está contenida porque no se ha concluido la obra cerca del Aeropuerto (el vertedor), pero una vez que se abran los canales bajo el puente nuevo, el agua se dirigirá hacia esa zona y la inundación será mayor, advierte el activista.
Sostienen que el número de hectáreas que ya no quedará susceptible de aprovecharse en cultivos como el maíz y hortalizas, solo se podrá saber a través de una batimetría o hasta conocer cuál será la nueva cota ahora.
“La verdad —dice—, es que hay modificaciones de manejo agropecuario; los ciclos están cambiados porque están metiendo agua a zonas lagunares en volúmenes mayores a lo que era el escurrimiento natural cada año”.
¿NO CONTEMPLÓ EL PHIT AL CAMPO, O…?
Arias Rodríguez manifiesta que el Plan Integral Contra Inundaciones (PICI) que contemplaba una serie de obras tenía como argumento la protección de zonas agropecuarias, pero el Plan Hídrica Integral de Tabasco (PHIT) no las está contemplando, o se les salió de las manos y se hace todo lo contrario.
Hugo Ireta asegura que con el Plan Hídrico no se sabe lo que se pretende. Todo es ocurrencia. No hay una idea completa, y por lo pronto la intención es salvar a Villahermosa.
El PICI era controlar con El Macayo el agua en San Manuel, Huimanguillo, pero se olvida eso y se entra con la idea de transformar Tabasco con el PHIT, “pero no se resuelve el problema de Tenosique, Jonuta y Macuspana, que son sitios que tienen problemas de inundación”.
En la Chontalpa —abunda— también se tienen problemas por instalaciones petroleras, por carreteras e infraestructuras que se han acomodado; por eso se tienen problemas en los ríos Zanapa-Blasillo que en 2009 derivaron aguas hacia ese sitio y hubo problemas por inundaciones.
Agrega que desde la construcción de la presa de Malpaso se decía que era para el control de aguas que se iban a rescatar las tierras del Plan Chontalpa.
“Se suponía que iban a hacer infraestructura de riego para sustituir la importación de granos, pero documentos señalan que las presas que se construyeron después (Chicoasén, La Angostura y Peñitas), están siendo utilizadas para la generación de energía eléctrica”, expone el activista.
Y EL COLMO: OLVIDARON REFORESTAR
Hugo Ireta asegura que no existe ningún Plan Hídrico Integral, porque además de estar inconcluso, está confuso. No incluye la parte del Usumacinta, la parte de la subcuenca Coatzacoalcos, Zanapa-Blasillo, Chicozapote, como tampoco la del Grijalva.
José Manuel Arias sostiene que en su concepción el PHIT sí comprendía reforestación en la cuenca alta del río Grijalva, pero ha demostrado que no es integral, no es estatal, porque lo que busca es proteger a Villahermosa, y la prueba es que se ha olvidado a la zona de la Chontalpa y desviado agua a zonas de Centro, pero además se les ha olvidado la reforestación.
Señala que Tabasco se encuentra en la parte baja de la cuenca con afectaciones del cambio climático, y las lluvias de 400 milímetros que caen en un día como en Cárdenas se vuelven típicas; de ahí que la que pierde es la sociedad, porque las inundaciones llegaron para quedarse, y “serán el pan de cada día”.
CON TANTAS OMISIONES, NO PUEDE SER ‘INTEGRAL’
Ireta Guzmán asegura que las derivaciones de agua hacia zonas como los Aztlanes, o a las comunidades de la Chontalpa, no se han hecho acompañar de un manifiesto de impacto ambiental, de ahí que no se trata de un plan integral, porque de serlo estaría acompañado del impacto ambiental adecuado.
“¿Cuánta agua se va a desalojar, cuanto será la cota? Si eso no se contempla, no puede ser integral”, subraya.
Arias Rodríguez insiste en que el PICI desaparece por decreto gubernamental, pero no se quiere buscar y fincar responsabilidades en anteriores administraciones, donde de seguro habrían responsabilidades contra autoridades estatales y federales.
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