martes, 25 de octubre de 2011

Ramalazo


Cavilemos. Tengo la sospecha de que la caída de Miguel Alberto Romero de la dirigencia priista en Tabasco, en víspera de la visita presidencial, no fue fruto de la casualidad —y aunque se hayan esgrimido violaciones al derecho partidista en el fallo del Tribunal Electoral federal, que temprano o tarde se iba a dar— sino de un golpe mediático para desviar la atención o, al menos, apaciguar los reclamos de los tabasqueños al presidente Felipe Calderón.

Desde fines de septiembre, en Los Pinos se sopesaban los riesgos de una gira de Calderón Hinojosa por Tabasco. Estuvo aquí el 29 de septiembre cuando ocho de los 17 municipios tenían problemas de anegaciones, pero no preguntó por la situación que prevalecía, porque vino a un evento del Seguro Popular.
Regresó el 20 de octubre y los problemas de inundación ya estaban presentes en los 17 municipios. Los damnificados sumaban, por lo menos, 200 mil personas.
Más de la mitad de las afectaciones eran por el desbordamiento del Usumacinta. La otra mitad, por la falta de terminación o la mala proyección de las obras del Plan Hídrico Integral de Tabasco (PHIT), que no contuvieron los desbordamientos de los ríos Samaria y Viejo Mezcalapa.
Había muchos elementos para encarar al Presidente de la República: el PHIT va al 60 por ciento y no se prevé un avance notable en 2012, cuando se pretende reducir su presupuesto de tres mil millones de pesos a una sexta parte; el número de damnificados supera con creces al del año pasado, y el mal estado de las obras de protección, como el muro de Miguel Hidalgo que se vino abajo el día de la visita de Calderón.
En Los Pinos estaban realmente afligidos. ¿Cómo contener la justificada ira de los tabasqueños? ¿Cómo decirles que no habrá más dinero, que sólo darían 550 millones el año entrante? ¿Cómo evitar que puedan culpar a la Conagua, al gobierno federal, ¡al Presidente! de la inundación en la Chontalpa?
Y es que si a la zona de Los Ríos la inunda un Usumacinta sin obras de control ni protección, la Chontalpa estaba padeciendo una nueva inundación por el desbordamiento del Samaria que, al igual que el Carrizal, está ‘controlado’ por las presas del Alto Grijalva, que se supone fue dragado y bordeado con muros de contención para que sus aguas no derramaran sobre Huimanguillo, Cárdenas, Cunduacán, Nacajuca y Jalpa de Méndez.
¿Cómo justificar que El Macayo está enviando agua en demasía del Carrizal a la Chontalpa, sin que se hubieran concluido las obras de protección de la población ribereña del Samaria?
El teléfono rojo sonó en Bucareli pidiendo algún expediente como el que le destaparon a Humberto Moreira en Coahuila. Nada parecía haber. Tabasco es de los estados menos endeudados del país y sus créditos están avalados por calificadoras internacionales.
—No hay nada… bueno, en una sala del Trife en Xalapa se ventila una impugnación al PRI de Tabasco. Parece que no pasará nada. Pero podría voltearse la tortilla. Lo echamos abajo. Le caerá como cubetazo de agua a los priistas…

–Juega. ¡Suéltala!
Felipe Calderón pudo venir, entonces, a querer dorarnos la píldora.
Mientras en el PRI no salían de su asombro por la invalidación al proceso de elección de su dirigente estatal, celebrado en mayo, el mandatario nacional pudo, quitado de la pena, dar la ‘buena noticia’ que la inundación de ahora no está proviniendo por la cuenca del Grijalva, concretamente del río Carrizal.
Y sin que nadie lo refutara, afirmó: “Creo que eso expresa que tanto el manejo de las presas, como las obras del Plan Hídrico de Tabasco están funcionando; es decir, están funcionando por el lado norponiente de la ciudad de Villahermosa”.
Hasta vino a darnos ‘lecciones de geografía’. Preguntó: ¿Dónde tenemos las inundaciones ahora? Él dio la respuesta: “Claramente, en la zona de los Ríos, en la cuenca del Usumacinta, donde no hay obras de este Plan Hídrico, porque los mayores riesgos que se venían presentando eran, precisamente, por el río Carrizal, el Grijalva y sus afluentes”.
Para el desastre de la Chontalpa tuvo algunas palabras que evidenciaron que no sabía de qué hablaba ni dónde se ubicaba.
“Como hemos escuchado —expresó—, tanto de voz del señor gobernador como del alcalde, también, en la zona de la Chontalpa, concretamente en Cárdenas, ha habido una afectación muy seria. Estamos plenamente conscientes de ello y el motivo de mi visita es, desde luego, el constatar personalmente el estado físico de la región… de los Ríos”. Y nadie le corrigió.
Eso sí... no dejó de resaltar que a pesar de que octubre de este año ha sido el mes de más lluvia en la historia de Tabasco, “hoy la ciudad de Villahermosa se mantiene, por lo menos en su casco urbano más desarrollado, libre de las inundaciones”.
Así, Calderón Hinojosa vino, vio y triunfó. Sin comprometer un peso más para las obras del PHIT en la Chontalpa en 2012. Sin que nadie le reclamara.
Y es que los priistas estaban entretenidos en su desmadre, porque “algo no hicieron bien”, como dice Florizel Medina. Pero independiente de que no hicieron los procedimientos correctamente al renovar su CDE, olvidaron que ahora las instituciones de la República las controla el PAN, partido del Presidente.
¿Olvidaría eso el delegado Adrián Alanís que, sorprendido, acusa a las magistradas del Trife en Xalapa de ser ‘anti-priistas’? ¿Se acuerda cómo eran los magistrados y señores de la ley en la era tricolor?
Lo peor es que Alanís se empeña en volver a entrampar al PRI al tomar, él —delegado del CEN— partido por Miguel Romero, cuando desde ya debe estar mostrando imparcialidad. ¿Y si hay otro aspirante a la dirigencia e impugna?
No cabe duda, los alacranes de Durango ya no son como antes. Y el ramalazo panista fue un golpe certero.

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